El precandidato a presidente del Frente Renovador, Sergio Massa, encabezó hoy el lanzamiento formal de su postulación a las Paso de agosto próximo y dijo que así como fue «un límite en 2013» quiere ser «el puente para el desarrollo en el siglo XXI», además de cuestionar sin nombrar a sus principales rivales, Daniel Scioli y Mauricio Macri.
«Pusimos un límite en 2013, luego frenamos esa locura de Código Penal que defendía a los delincuentes y desprotegía a las víctimas. Así como fuimos el límite, hoy queremos ser el puente al siglo XXI para ponerlo al país en la senda del desarrollo», sostuvo al comenzar su discurso.
Massa convocó a los jóvenes y los calificó como «protagonistas de la Argentina que viene» y prometió luchar «contra la corrupción»: «Los voy a meter presos, yo no los tengo miedo», dijo subiendo el tono.
«Nos quieren vender que la Argentina está dividida en dos veredas, la de seguir como si nada pasara, que está todo bien y ponen un candidato servil que recita lo que le dictan, y si no, nos quieren convencer de que la otra vereda, es la del pasado, volver al ajuste, al helicóptero y los fracasos, porque no hay acuerdos de gobernabilidad sino amontonamientos de dirigentes», enfatizó.
El tigrense reiteró que existe «esa ancha avenida abierta para recibir a todos aquellos que no quieran discutir más el pasado y que tengan ganas de discutir el futuro de la Argentina».
«La Argentina que viene tiene impuestos fuertes a la renta financiera y para los dueños del juego. No me importa quiénes sean los dueños de los bancos o del juego», añadió.
Además, reiteró que en caso de triunfar impulsará un plan de créditos para viviendas destinados a 1,2 millón de familias, y que no quiere «que se condene a los trabajadores para ser inquilinos», y también que «no habrá más impuesto a las Ganancias, porque el salario no es ganancia».
El ex intendente de Tigre arremetió contra lo que denomina como «jueces sacapresos» y que «en la Argentina que viene se termina con la fiesta de las excarcelaciones», mientras que reclamó «no tener miedo de voltear los aviones de narcotraficantes» con una ley de derribo.
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El diputado convocó «a cada dirigente, por una vez, nos saquemos la camiseta de los partidos y nos pongamos la de los argentinos» y que se acerquen «aquellos que sueñen con que la Argentina no está condenada a seguir como está o a volver para atrás», y aseveró que «el cambio justo está en marcha».
En un estadio casi repleto, Massa pretendió realizar una demostración de fuerza luego de un mes en el que los resultados electorales en distintos distritos beneficiaron más a sus rivales presidenciales, y con el que buscó contrastar las versiones de que su postulación estaba en duda.
En ese sentido se manifestó el precandidato a gobernador, Francisco De Narváez, al afirmar que el espacio hizo «este acto para demostrarle al país que Sergio Massa tiene capacidad de convocar» y calificó de «muy potente» la primaria anunciada con José Manuel De la Sota.
«Vemos en la calle y especialmente en la provincia (de Buenos Aires), que la conozco bien, que hay una enorme vocación por votar al Frente Renovador», agregó.
El diputado Felipe Solá, por su parte, dijo que en este acto se quiso «terminar con la obra que dice que Massa se bajó» y cuestionó a «los que buscan la polarización, no sólo algunos dirigentes sino fuerzas empresariales que hace tiempo asentaron que Macri ya ganó».
Toda la plana mayor del Frente Renovador, entre intendentes, diputados nacionales, legisladores provinciales, concejales y precandidatos, estaban sentados en las gradas montadas sobre el escenario, a cuyos costados había dos pantallas gigantes, que junto a las luces y la música le dieron un estilo cinematográfico a la salida de Massa, que fue segundos antes de las 20.
En el estadio de Vélez, el cual comenzó a llenarse bien entrada la tarde y estaba rodeado por ómnibus, se vieron militantes de todos los sectores del FR, especialmente de los intendentes aliados del conurbano bonaerense, que cantaron en varias oportunidades la marcha peronista y el himno nacional.
