Política

CANDIDATOS EN LA REDACCIÓN

“Massa va a ser un presidente con toda la tradición nacional y popular, con su propia impronta”

El candidato a vicepresidente de Unión por la Patria Agustín Rossi propuso mirar "lo que hizo Massa en este tiempo como ministro de Economía, como se paró, por ejemplo, con respecto al Fondo". Sobre la oposición alertó: "Van contra los derechos de los trabajadores y los derechos de las mujeres"


Agustín Rossi es el primer santafesino en integrar una fórmula presidencial del peronismo desde la vuelta de la democracia. Más de 40 años de militancia y una coherencia discursiva y práctica le valieron ese lugar, que toma con “agradecimiento y responsabilidad”. Defiende a Sergio Massa de las objeciones de los sectores más críticos del kirchnerismo y propone considerar las medidas adoptadas por el ahora ministro de Economía para imaginar cuáles serían sus decisiones como presidente. “Massa va a ser un presidente con toda la tradición nacional y popular”, promete a los que presentan dudas. Sobre lo que no duda es acerca de la oposición: “Van contra los derechos de los trabajadores, contra los derechos de las mujeres y contra los derechos de las diversidades”. No le escapa al debate sobre la inflación, pero alerta que “los planes de estabilización siempre fracasaron”.

—¿Cómo procesaste en lo personal el hecho de que tu historia política y tu larga militancia resultaran una clave en la conformación de una fórmula de unidad del peronismo y sus aliados?

—Para mí, que empecé a militar a los 19, 20 años y que tengo 40 y pico de años de vida política, de militancia, que transité todos los escalones de esa vida política, pintando paredes, pegando afiches cuando se pegaban con engrudo, preparando el engrudo, fui concejal muy joven en esta ciudad a los 27 años, llegar a ser candidato a vicepresidente, representar a tu movimiento, tu partido, desde ese lugar, es un motivo de orgullo y de responsabilidad al mismo tiempo. Y muy agradecido, porque el peronismo es una cosa que tiene una cantidad de valores, y uno de sus valores son sus militantes. Y cada vez que me toca desempeñar un rol desde estos lugares, digamos ser ministro, diputado, jefe de Gabinete, ahora candidato a vicepresidente, siempre pienso que hay cientos de miles de militantes anónimos que en algún momento de su vida le quitaron tiempo a su familia, al esparcimiento, al descanso, al trabajo, para dedicarle horas de tiempo de su vida a la militancia política. Así que también estoy agradecido, orgulloso, con responsabilidad también porque bueno, es una gran responsabilidad tener que ser candidato a vicepresidente de tu espacio y agradecido a toda esta militancia.

—Esta fórmula de unidad generó diferentes comentarios dentro del mundo peronista y kirchnerista. Hay un sector que ve a Massa con cierto recelo por parte de su pasado, por algunas declaraciones. ¿Por qué hay que votar a Massa hoy, independientemente de todos los candidatos opositores?

—Primero me parece que hay que hacer un poquito de historia, ¿no? Porque en el 2019 Massa era precandidato a presidente por su Frente Renovador y terminó integrando al Frente de Todos encabezando la lista de diputados por la provincia de Buenos Aires y apoyando la candidatura de Alberto y Cristina. Cuando eso sucedió, yo sentí que una parte de las diferencias que habíamos tenido en el pasado se habían metabolizado. Bueno, ahora sentí que estaban completamente metabolizadas el día que asumió como ministro de Economía con el apoyo de todos los sectores del espacio político. Entonces, que aparezcan dudas ahora que puede ser candidato a presidente es como medio injusto. Digamos, para hacerte cargo en palabras de Cristina “de la papa caliente” que era la economía argentina no había ninguna duda y estábamos todos apoyando. Y ahora empiezan a aparecer algún tipo de dudas o aparecen las dudas del pasado. La verdad es que me parece hasta injusto, porque nosotros no hicimos una coalición con Massa, con los gobernadores, con Alberto en su momento, poniendo vetos. No le dijimos “podés venir, pero nunca podés ser candidato presidente”. Y Massa nunca escondió que quería ser en algún momento candidato a presidente.

Después miraría lo que hizo Massa en este tiempo como ministro de Economía. Como se paró, por ejemplo, con respecto al Fondo. Hoy nosotros tenemos gasoducto Néstor Kirchner porque Massa y Alberto Fernández le dijeron que no al Fondo, porque el Fondo había sugerido no hacer esa obra porque la inversión podía comprometer las metas de superávit o de déficit fiscal con el Fondo. Hay moratoria previsional porque también no tomamos el consejo del Fondo Monetario Internacional que decía que había un descalce financiero. Massa ha dicho claramente que el Fondo es un problema a la hora de gestionar la economía argentina y que en los próximos años va a hacer todo lo posible para ir acumulando reservas para poder pagarle el 100% de la deuda y decirle “chau Fondo” y que no se ponga como auditor. Es compleja la relación con el Fondo, te traba, te tensiona en una cantidad de cuestiones. La Argentina ha sido el primer país que ha pagado deuda deuda con el Fondo con yuanes, utilizando el swap que tenemos con China. Me parece que ha tomado una cantidad de decisiones durante todo este tiempo que lo enmarcan claramente en lo que va a hacer. Massa va a ser un presidente con toda la tradición nacional y popular, siendo amplio con toda la tradición peronista, con su propia impronta. Y su propia impronta será la que lleve adelante la gestión. Pero no va a ser alguien que tome decisiones que vayan en sentido contrario a nuestro ideario. Tendrá más acento, más puntualizaciones en algún sentido, pero nada nada que signifique ninguna otra cosa. Pero por sobre todas las cosas lo que yo digo es no es que fuimos a buscar a alguien que estaba afuera de nuestro espacio político y lo pusimos de candidato a presidente. Fue un compañero nuestro durante estos cuatro años, fue presidente de la Cámara.

—Se habló mucho todo este tiempo, incluso Cristina insistió en este punto, sobre la necesidad de un plan de gobierno. ¿Cómo está esa discusión?

—Eso se va a ir conociendo, y Massa va a ir dando a conocer ideas. Y se está gestionando en ese sentido. El gasoducto Néstor Kirchner no está pensado para la elección del domingo 13 de agosto. Está pensado para el desarrollo de la Argentina. Un programa de desendeudamiento con el Fondo Monetario tiene que ver con eso. Massa lo dice claramente: crecimiento de las exportaciones para acumulación de reservas, para desendeudarnos y garantizar los niveles de crecimiento económico de la Argentina. Estuvimos en la CGT y dijo que la prioridad de los próximos cuatro años es devolverle poder adquisitivo al salario.

—Volviendo al día de la elección, se habla de fórmula de unidad, pero también es cierto que hay un candidato que va por fuera de esa fórmula, que es Juan Grabois. Para fortalecer la candidatura de Massa de cara a una elección general, la candidatura de Grabois, ¿suma o desparrama?

—Suma, suma. La participación en el proceso de Juan es una participación positiva, a mi criterio, en términos generales. Me parece que está bueno lo que hizo Juan de pasar de ser un dirigente social a ser un dirigente político y está claro que suma. No tengo ninguna duda, me parece que la Paso ha sido más que amigable hacia el interior de nuestro espacio político, sobre todo mirando hacia hacia el costado, y que Massa se va a poder contener el 100% de los votos de Juan sin ningún tipo de problemas. Lo vivo con tranquilidad, nosotros tenemos que sacar la mayor cantidad de votos. Obviamente que aspiramos a que la fórmula que integro, que encabeza Sergio, sea la que saque la mayor cantidad de votos, pero tampoco es menor el hecho de que si Juan junta una cantidad de votos importantes la suma termina siendo una suma que nos dé cabeza a cabeza o un poco más que lo que termine sacando la suma de Juntos por el Cambio. Porque eso también se va a estar mirando, así que en términos generales yo diría que está bueno la participación de Juan y me parece que está bueno tener espacio un espacio político dentro de nuestro espacio que sea capaz de interpelar, en el buen sentido digamos.

—Nombraste a la oposición y hay distintas interpretaciones sobre cómo funciona ese espacio. Incluso dentro del oficialismo algunos dicen “bueno, son todos lo mismo”, otros dicen “Milei representa un extremo, Larreta sería el bueno de la película”. ¿Distinguirías esos espacios o sos de los que piensan que es todo lo mismo?

—Decir que son todo lo mismo es negar la realidad. Obviamente que son distintos. Ahora lo que está claro desde hace un tiempo hasta ahora, no ahora en el proceso electoral, sino diría que hace un año, un año y medio, que el ritmo de la oposición lo marcan los sectores más duros, los sectores más críticos, ¿no? Bueno, Espert es el candidato a senador de Larreta y está “meta bala, meta bala”, para cualquier cosa, ¿no? Entonces tengo la obligación de reconocer que hay matices, que hay diferencias, pero también tengo la obligación de analizarlo como un conjunto. Y en el fondo más o menos están diciendo lo mismo, porque todos están hablando de quitarles derechos a los trabajadores, todos coinciden con eliminar el Ministerio de las Mujeres y las Diversidades. Eso también es así, creo que van contra los derechos de los trabajadores, contra los derechos de las mujeres y contra los derechos de las diversidades. Han hablado de eliminar los convenios colectivos de trabajo, han hablado de eliminar las indemnizaciones, en algún momento también la cuestión de las vacaciones pagas. Bueno, entonces es un es un combo que tiene una mirada, que es atentar contra el mundo del trabajo y contra los derechos laborales de Argentina. Por algo los tres aplaudieron el discurso del presidente de la Rural, quieren una Argentina preperonista, una Argentina sin sindicatos.

Macri fue a Qatar y dijo “acá todo funciona bien porque no hay sindicatos”. Entonces claramente me parece que allí hay una mirada que los unifica a todos. Y algunos con la fórmula de la dolarización, otros con otras, y demás, los tres plantean más o menos lo mismo: devaluación abrupta, apenas asuman el gobierno, para sostener la devaluación abrupta tienen que endeudarse más, que es lo que dijo Bulrich brutalmente con el blindaje -porque además Bullrich tiene un problema, no sabe un pepino de economía, no entiende de economía-, para sostener el endeudamiento tienen que privatizar las empresas públicas y para privatizar las empresas públicas tienen que precarizar las relaciones laborales. A, B, C, D, ultraliberales. Pero lo vivimos, no es que estamos diciendo que va a venir, ya lo vivimos. Lo vivimos en los 90, lo vivimos en los cuatro años del macrismo, donde aplicaron alguna de estas cosas.

—Frente a eso, ¿el esquema de Unión por la Patria cuál es?

—Nosotros creemos que la Argentina tiene una oportunidad enorme en los próximos años. Claramente éste hubiese sido un buen año si no hubiésemos tenido la mala suerte de la sequía. El año pasado nosotros tuvimos un récord de exportaciones de 88.000 millones de dólares, este año la sequía nos quitó 22.000 millones de dólares, 1.100 barcos menos salieron por la Hidrovía, de los puertos de acá, ¡1.100 barcos menos! Que te saquen 22.000 millones de dólares te significa que te sacan casi el 25% de los ingresos. Entonces vos tenías programado un país así y tuviste que empezar a ver cómo hacías sacando ese 25% de los ingresos, ¿qué te significa que tengas 25% menos de ingresos? Debilidad de reservas. Que tengas debilidad de reservas te genera una expectativa de devaluación que fue lo que pasó en la segunda quincena de enero. Ustedes se acuerdan que el año pasado, en el último trimestre, había empezado a dibujarse un sendero descendente para la inflación. Los primeros 15 días de enero siguieron ese sendero, en la segunda quincena se dispara la inflación, ¿qué es lo que pasa? La economía asume que la sequía iba a tener efectos económicos más importantes de los que se preveía, eso es lo monetiza, son 22.000 millones de dólares, dicen “no los tienen y si no los tienen, tienen que devaluar” y entonces se anticipan a la devaluación.

A partir de ahí empezó a crecer claramente la inflación o una velocidad más alta y nosotros tuvimos que hacer todo un manejo o una gestión muy severa, muy minuciosa de lo que significa el comercio exterior. Entonces generamos medidas para fortalecer reservas: dólar soja uno, dólar soja dos, acordamos con los chinos la utilización de yuanes para importaciones chinas, para no utilizar reservas, estamos negociando con Brasil para hacer lo mismo con Brasil, le dijimos a las empresas que estaban endeudada en dólares que el 40% se lo dábamos al dólar oficial y el otro 60% “o pateás para adelante el vencimiento o utilizás dólares propios”, y lo mismo le pedimos a las provincias. Bueno, esto es lo que hicimos. Y a pesar de eso, la cantidad de importaciones de este primer semestre del año son mayores a las que tuvimos en el 2019. Y con Macri nadie decía que había cepo a las importaciones.

Lo que hicimos fue una administración certera, precisa, de lo que ha sido de lo que ha sido el tipo de cambio. Bueno, entonces esto lo que nos ha pasado este año. Ahora, el año que viene no vas a tener eso. Vas a tener además un ahorro enorme en la importación de energía por el gasoducto Néstor Kirchner. Nosotros creemos que el año que viene terminamos de equilibrar la balanza energética y vamos a tener algún tipo de superávit que nos permita tener en todo ese complejo hidrocarburífico mayores niveles de superávit. Si tenés reservas en el Banco Central fijás el tipo de cambio, si fijas el tipo de cambio baja la inflación, si baja la inflación aumenta el poder adquisitivo del salario, si aumenta el poder adquisitivo del salario te empieza a aumentar la rueda del consumo y ahí tenés los dos motores de una economía virtuosa, que son el crecimiento del consumo y de las exportaciones.

—Es decir que la mejora en la economía no se daría por un plan de estabilización sino por la mejora en las condiciones económicas del próximo año.

—Sí, exacto, los planes de estabilización siempre fracasaron. Con el Plan Austral yo me compré una videocasetera. Y con la convertibilidad terminamos con el 20% de desocupación. Los piquetes los conocimos en la convertibilidad, las ollas populares también, la pérdida de empleo… Con nosotros, aún en mayo de este año, aumentó un 0,7% el empleo registrado. Llevamos 34 meses consecutivos de crecimiento del empleo registrado. Y las dos locomotoras son la construcción y la hotelería y gastronomía. Durante los cuatro años de gestión de Macri se perdieron 255.000 puestos de trabajo. Se cerraron no sé cuántas pequeñas y medianas empresas. Es imposible que la economía argentina sobreviva a estos ciclos de que vengan gobiernos neoliberales que te destruyen todo el tejido productivo. Me faltó decir en todo este panorama la apertura de importaciones, y agarrate Catalina.

—Hoy el problema es que los ingresos, aun en trabajos registrados, no alcanzan para llegar a fin de mes. Vos me decís que con las nuevas realidades del año próximo eso va a cambiar.

—Sí, y además tenemos que aumentar el poder adquisitivo del salario, porque hubo un 20% de pérdida durante la gestión de Macri que nosotros no pudimos recuperar. No se aumentó esa pérdida, pero no se recuperó. Creamos empleos, porque bajamos la desocupación del 12 al 6%, pero tenemos este problema. Después tenés otra historia: de 10 trabajadores en Argentina entre cinco y seis, ponele cinco para hacer números redondos, son trabajadores registrados en relación de dependencia: convenio colectivo de trabajo, paritaria, vacaciones pagas, aguinaldo, licencia por enfermedad, pero tenés los otros cinco trabajadores que se dividen en cuentapropistas, monotributistas autónomos e informales. Ninguno de estos derechos que están en el empleo registrado están en este otro lado.

—Hablamos mucho de economía y quiero que toquemos un poco el tema seguridad. El gobernador Perotti dice que faltó apoyo de la Nación. ¿Eso es así?

—Yo cuando asumí de jefe de Gabinete asumí un momento singular de la cuestión de la seguridad en Rosario, porque además venía en una discusión muy fuerte entre el ministro y el gobernador, a los pocos días sucedió lo de la balacera en el supermercado de la familia Roccuzzo. Yo tomé un temperamento que es el que voy a seguir manteniendo: no voy a entrar en un debate de si alguien puso más puso menos porque me parece que es ofensivo para la sociedad en su conjunto. Si nosotros somos dos dirigentes políticos o de un partido, o del mismo partido, y nos empezamos a pelear, el que mira y que fue víctima de un hecho de inseguridad dice “pero encima me tengo que bancar que todo tipo estén peleando”. No me parece que sea ese el camino.

Sí lo que digo es lo que yo hice desde que soy jefe de Gabinete. Nosotros inmediatamente aumentamos la dotación de personal federal con 400 efectivos, tenemos fuerzas federales de distinto de distintos lugares del país que cuando la situación así lo amerita se trasladan a Rosario y están transitoriamente, van y vienen, pero claramente que eso lo hacemos y lo llevamos adelante. Además de lo que tenemos permanente: hay más de 5.000 efectivos de todas las fuerzas federales en la provincia de Santa Fe. Tenemos un Comando Conjunto de las fuerzas federales. Había una crítica sobre el anterior comandante, lo cambiamos en forma conjunta. Pusimos un responsable político que es el jefe de Gabinete del ministro de Seguridad, que todos los lunes viene a reunirse a la provincia de Santa Fe, a la ciudad Rosario, y se reúne con funcionarios municipales y con el ministro de Seguridad de la provincia, con el cual diagraman absolutamente todos los operativos que se realizan acá en la ciudad de Rosario. Cambiamos la modalidad de operativos, no solamente tenemos operativos programados sino que tenemos operativos sorpresa. Creamos la delegación de la UIF en Rosario, que es el organismo que lucha contra el lavado de activos, cuyo delito precedente más importante es el del narcotráfico.

Tenemos una nueva localización de la Policía Federal Argentina y le aumentamos la cantidad de equipamiento tecnológico, sobre todo balístico, para que cada vez que tengas que seguir una trazabilidad de una bala no tengas que mandarlo a Buenos Aires, sino que lo tengas acá. Aprobamos en un trabajo conjunto con nuestros diputados, pero con un fuerte impulso desde la Jefatura de Gabinete, para la ley de fortalecimiento de la Justicia Federal penal en Rosario, designamos una cantidad de jueces y fiscales federales que estaban sin designar y que se le dio acuerdo en el Senado. Tenemos otros que cuando la oposición diga que sesiona vamos a poder dar el acuerdo. Estamos permanentemente arriba del tema.

Tenemos buenas semanas, hay semanas que no son tan buenas. Claramente no es un problema que se va a resolver un día para el otro. Yo no voy a ponerme a echar culpas a nadie, sino simplemente le relato a todos los rosarinos qué es lo que hice yo desde que estoy en la jefatura de Gabinete que pude intervenir más que adecuadamente en este escenario. El gobernador lo sabe, me ha llamado todas las veces que consideró necesario, el intendente también lo sabe. Bueno, estamos trabajando.

—Si vos pudieras viajar en el tiempo para modificar un hecho político o a un hecho cualquiera, pero que tenga implicancia política, ¿a qué parte de la historia irías?

—Al día del fallecimiento de Néstor Kirchner. Hoy tendría 73 años y podría seguir aportándole muchísimo a la vida política e institucional de la Argentina. Cuando yo me miro a mí mismo, tengo 63 años, y digo este tipo se murió con 60. ¡Qué lástima! Fue una gran pérdida, para Cristina, para Máximo, para Florencia, para nosotros como espacio político también, pero para la Argentina. Era una cabeza privilegiada. De las cosas que poco se saben: en el año 2004 creó un programa que se llama Sinvica (Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial), por el cual entre otras cosas contrató a Invap para que fabrique los radares que tenemos en la frontera norte para cuidar el espacio aéreo. Siempre comprábamos los radares importados, ahora los radares se fabrican en la Argentina, en una empresa en Bariloche. Este año, después de casi 20 años de esa situación, exportamos los primeros radares a Nigeria. Veinte años. Las decisiones de Estado en un país llevan tiempo, no se solucionan de un día para el otro. Y eso lo pensó este tipo, cuando había solamente 4 o 5 aeropuertos con radares en la Argentina. Si pudiera modificar algo sería que Néstor siga vivo.

Comentarios

10