Al filo de la medianoche catorce balazos rompieron la calma en Santa Lucía Viejo, la barriada ubicada a la vera norte del viaducto Che Guevara, hacia el final de avenida Pellegrini. El blanco de los tiros fue un joven que, apoyado en el capó de un Renault 12, aprovechaba el fresco en la vereda de su casa. Los tiros partieron de un auto y cuando el pibe adivinó las intenciones, logró esquivar la mayoría de los plomos. Pero uno le alcanzó el cuello y le provocó la muerte minutos después. Tenía 18 años, se llamaba Luciano Hernán Saucedo. Hace un mes, contaron vecinos, fue víctima de un ataque similar, del que salió ileso.
Según el dato de fuentes policiales y judiciales, Saucedo pernoctaba con un amigo en la esquina de Chaparro y Chubut (Montevideo al 7800), donde hay estacionado un viejo Renault 12.
En ese límite del municipio, hacia el oeste, empiezan a despuntar los terrenos descampados. Y las edificaciones, la mayoría informales, van raleando. Con ese telón de fondo, a las 23.40 un Chevrolet apareció en escena y desde el interior partió una ráfaga de balas calibre 9 milímetros. Prácticamente vaciaron un cargador: un proyectil alcanzó a Luciano, quien se desplomó malherido. Por la madrugada, el personal de Criminalística de PDI recolectó 14 vainas servidas calibre 9 milímetros.
Un vecino que desde su casa escuchó las detonaciones y venció el miedo cargó a Saucedo en su auto y lo trasladó hasta el Policlínico San Martín, distante unas siete cuadras. La rápida reacción no alcanzó y el joven murió en la guardia. La Policía debió intervenir por la desesperada reacción de los familiares de la víctima, relató una fuente.
Saucedo vivía en Chaparro al 1500, la misma cuadra del barrio Santa Lucía Viejo donde lo mataron. Según voceros del caso, no tenía antecedentes.
Una de las medidas del fiscal de Homicidios Adrián Spelta fue ordenar un dermotest en las manos de Saucedo, ante la presunción de un intercambio de disparos. Ocurre que, según contaron vecinos al móvil de Canal 5, la víctima había sufrido una emboscada similar hace un mes, del que logró zafar. Por lo que no sería descabellado que la víctima haya estado en guardia.
La hipótesis del crimen que manejan los investigadores apunta a que Saucedo mantenía un conflicto con un grupo dedicado al narcomenudeo que opera en la misma barriada, a sólo unas cuadras. “Hay medidas de investigación sobre el auto en que se trasladaban los autores”, confió una fuente judicial.