Un hombre de 51 años fue asesinado anteanoche en su casa, ubicada en el barrio Cabín 9, durante un intento de robo en el que estuvieron involucrados al menos tres hombres. Fuentes del caso sospechan que los autores del crimen fueron a buscar dinero y pertenencias de la víctima, creyendo que su hijo –integrante de la Policía santafesina– estaba trabajando. El agente, de 30 años, en realidad había llegado a la vivienda un rato antes, por lo que se produjo un intercambio de disparos en el que el dueño de casa recibió dos tiros de los ladrones, uno en el pecho y otro en el abdomen, y murió poco después de ingresar en un centro asistencial de la zona. Por el hecho fueron detenidos un joven y dos hombres en inmediaciones del lugar del crimen y además, hay una persona internada en grave estado en el Heca con una herida de arma de fuego, que podría estar involucrada en el hecho.
Carlos Alberto Cirera tenía 51 años y vivía con su mujer y ocho de sus nueve hijos en una casa de material ubicada en El Chajá 589, en el barrio Cabín 9, en la vecina ciudad de Pérez. Cirera y su familia se habían instalado en el predio que hoy ocupa la vivienda hace casi 30 años. “Antes tenían una casillita en el fondo del terreno, y fueron levantando la casa de a poco”, comentó un vecino de la zona a El Ciudadano.
Habitantes de la zona mencionaron a Cirera como un hombre trabajador, al igual que todos sus hijos, a quienes les inculcó el amor por la vida. Algunos indicaron que durante algún tiempo trabajó en seguridad privada, hecho que fue descartado por voceros de la pesquisa, quienes lo señalaron como “un jornalero”.
Cerca de las 21 de anteayer, Cirera estaba en el comedor de su casa junto a uno de sus hijos. Otro deambulaba por la casa, mientras que un tercero, que es policía y presta servicio desde hace poco más de dos años en el Comando Radioeléctrico de Pérez, había llegado de trabajar poco antes y, después de quitarse parte del uniforme, se había acostado en su habitación, refirieron voceros del caso.
De acuerdo con los pesquisas, fue en ese momento cuando al menos tres personas armadas y a cara descubierta ingresaron en la vivienda. Según la Policía, la puerta había quedado cerrada pero sin llave, por lo que los intrusos no tuvieron mayores inconvenientes para ganar el interior de la casa de los Cirera.
“Buscaban plata, puede que hayan tenido un mal dato o que hayan caído ahí como pudieron caer en cualquier otro lado”, consideró una fuente.
Los uniformados explicaron que los asaltantes exigían dinero a Cirera y a sus dos hijos. Fueron los gritos que provenían del comedor los que despertaron al hijo policía de la víctima. “Mi hermano al principio pensó que estábamos jodiendo, pero después de dio cuenta y salió de la pieza con su arma, con la mitad del uniforme puesto”, explicó un hermano del agente.
Según las fuentes, cuando los ladrones se percataron de la presencia del joven uniformado que portaba el arma, abrieron fuego. Un plomo impactó en el pecho de Cirera, y mientras caía al piso otro le atravesaba el abdomen.
El agente repelió la agresión a los tiros y, según los investigadores, habría herido a uno de los atacantes, que se fue de la casa rengueando, junto con sus cómplices.
Carlos Alberto Cirera fue trasladado por sus familiares al centro asistencial Gurí, de la localidad de Pérez, donde falleció a poco de ingresar. Fuentes policiales señalaron que, tras el homicidio, las víctimas señalaron a un muchacho que vive en Cabín 9 como uno de los atacantes.
Tras una serie de patrullajes en la zona, el sindicado ladrón –que tenía la remera manchada de sangre– fue detenido junto a otras dos personas en la esquina de Perito Moreno y El Chajá. Los apresados fueron identificados como Gabriel O., de 34 años; Mauricio G., de 18; y Sergio R., de 36; quienes quedaron alojados en comisarías de la zona oeste de Rosario y en la mañana de hoy prestarán declaración ante el juez de Instrucción 8ª, Juan José Pazos.
En tanto, poco después del episodio, la Policía recibió una comunicación del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), en la que indicaban que había ingresado un muchacho herido de bala.
Se trata de José Julián B., de 30 años, quien al cierre de esta edición se encontraba internado en la sala de terapia intensiva, conectado a un respirador, a causa de la gravedad de la herida de bala que presentaba en el abdomen.
Según los uniformados, esta persona podría haber participado del hecho, y sería quien salió rengueando de la casa de los Cirera, por lo que se montó en el lugar una pequeña guardia policial.