Desde las nueve de la noche del sábado hasta bien entrada la madrugada de ayer, un nutrido grupo de vecinos de barrio Acindar se juntó a festejar como suele hacer todos los fines de semana. Desde el patio de una casa salía la música y varios muchachos se habían agrupado en la vereda para compartir charlas y tragos. El problema surgió cuando se sumaron pibes del Alvear, un barrio aledaño: cerca de las cinco, se desató una riña que terminó con la vida de un joven de 18 años que fue apuñalado en el abdomen, mientras que un disparo le perforó la oreja a otro muchacho de 23.
“Empezamos a llamar a la Policía a las dos de la mañana, porque había como cien personas y llegaron pibes de otro barrio. Pero acá, hasta que no matan a alguien, nadie nos escucha”, se quejó una vecina que vive en la misma esquina del homicidio, en Mosconi y Cipolletti, en la zona sudoeste de la ciudad.
En ese lugar cayó malherido Elías Fernández, de 18 años, mientras que otro joven al que los vecinos atribuyen tener solo 16 y un arma de fuego comenzó a disparar a mansalva hasta que Tito, un paraguayo de 23 años que vive a metros del lugar, se le tiró encima para evitar consecuencias peores. Y lo logró, aunque su intervención le costó que uno de los plomos le atraviese la oreja y le roce el cuero cabelludo, según contó a El Ciudadano su mujer, Érica, de 29 años y con quien tiene tres hijas pequeñas.
“Yo agradezco a Dios que mi marido la sacó barata, porque por poco el tiro lo podría haber matado. Pero si no se le tiraba encima quién te dice que no se llevaba dos o tres vidas más”, dijo la mujer tras lamentar la muerte del joven de 18 años que recibió una puñalada en el tórax.
Según vecinos del lugar, el muchacho se llamaba Elías Fernández y vivía en barrio Alvear, en inmediaciones de avenida Francia y las vías. Pese a las distintas especulaciones, coincidieron en que los desmanes comenzaron por una discusión que podría parecer trivial, aunque entre los adolescentes del sudoeste se trata de una cuestión de identidad: la rivalidad entre los residentes en Acindar y los de Alvear, dos barrios vecinos y postergados en los que el consumo de drogas acentúa las diferencias.
“Aunque nadie se anime a hablar, el problema más grave acá es el consumo de drogas. Todos sabemos que hay mucha en el barrio, se venden pastillas, marihuana y cocaína en todos lados”, explicó una señora tras señalar un lugar de venta (ubicado en Mosconi al 3800, entre Avellaneda y Cipolletti, frente al lugar del crimen) que –aseguró– fue allanado hace pocas semanas y volvió a funcionar en sólo 24 horas.
“Acá no hay vida, porque el chico que sacó el fierro (por el arma de fuego) tenía sólo 16 años. ¿Qué hace una criatura, porque es un niño, con un fierro en la cintura?”, se preguntó sobre el pibe otro vecino tras lamentar los estragos producidos por las adicciones.
Otros adolescentes que participaron de la fiesta relataron por su parte que “el problema es que vino gente que no era del barrio”. Y agregaron: “Si vinieron armados es porque venían con mala intención, porque a alguno vas a sacudir y ya tenés la bronca”. Al respecto, explicaron que cerca de las cinco de la mañana se empezó a escuchar que “Alvear tiene bronca con Acindar” y después sonaron los tiros. “Esto era una joda común y corriente. Desde esa casa se abrió el portón, que da a un patio, y se puso música. Pero el quilombo empezó y terminó en la vereda”, afirmaron.
El crimen ocurrió en jurisdicción de la seccional 18ª, y es investigado por la fiscalía de homicidios dolosos a cargo de Adrián Spelta.