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Mataron a un adolescente

Fue a la salida del after Newton, un lugar que fue clausurado en muchas oportunidades y sin embargo sigue abriendo sus puertas. En el mismo lugar fue herido otro joven de 24 años, pero se recuperaba en el Heca.

Los vecinos que desayunaban el domingo en el bar Roma, en la esquina de Mendoza y Avellaneda, se asustaron cuando vieron a un chico ensangrentado desplomarse frente a la parada de colectivo. Tras él, un rastro de sangre daba la vuelta a la manzana por la calle Río de Janeiro y doblaba por la cortada Marcos Paz, donde se detenía al lado del cordón cuneta. A poco más de media cuadra, un after clandestino ubicado en Avellaneda al 1100 y denunciado en reiteradas ocasiones por los habitantes de Echesortu, había sido el escenario y el principio de la mañana sangrienta en la que Daniel Pedro Gonza, de 17 años, fue ultimado de un disparo. Otro joven, de 24, resultó herido en una de sus piernas.

En la zona de Avellaneda al 1100 están acostumbrados a que Newton abra a pesar de no estar habilitado. “Vos pasás a las cuatro y está todo cerrado. A las cinco ya empiezan a llegar los autos y las motos y se llena de gente. Dicen que desde los boliches se van avisando por handy y pasan la data por Facebook y por Whatsapp de que el after va a abrir”.

Newton está sobre la avenida Avellaneda, a pocos metros de la cortada Marcos Paz. Pintado de azul, tiene un pequeño cartel con su nombre y persianas blancas bajas, con una puertita en el medio. Adentro, un espacio de unos cincuenta metros cuadrados, varias sillas apiladas, una escalera al fondo y vasos con restos de cerveza por todos lados.

El comercio no está habilitado. Ni siquiera tiene medidor de luz en su exterior. Sin embargo, todos los fines de semana los vecinos llaman durante la madrugada a la Municipalidad para denunciar que abrió sus puertas. “La semana pasada vinieron y lo clausuraron, pero este fin de semana abrió viernes, sábado y domingo, y ni aparecieron. Pareciera que los controles dependen de quién está de turno”, dijo un vecino.

A las cinco de ayer los llamados se repitieron. La música estaba al palo y se escuchaban disparos. Cuatro horas después, alrededor de las nueve, los madrugadores que desayunaban en la esquina de Avellaneda y Mendoza vieron a un chico llegar corriendo desde la calle Río de Janeiro. El joven se desplomó frente a la parada de colectivo. Estaba herido y sangraba mucho. Un grupo de chicas que lo conocía llegó a socorrerlo y pidió agua al bar. Cuando la ambulancia llegó, Daniel Pedro Gonza, de 17 años, ya había muerto por un disparo en el muslo, que le tocó la arteria femoral.

Fuentes judiciales sostuvieron que Daniel y Diego Adrían M., de 24, fueron baleados a la salida del after por una o dos personas con las que se habían peleado en el interior del boliche. Al parecer, los jóvenes discutieron en la cortada Marcos Paz, donde se produjeron los disparos. Daniel corrió herido hasta caer frente a la parada de colectivo, mientras que Diego se escapó y llegó por sus propios medios al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Tenía una herida de arma de fuego en la pierna y quedó internado fuera de peligro. Lo que no quedó claro es si Diego y Daniel se conocían entre sí y si ambos eran el blanco de las balas.

Los after en la mira

Sin dudas, la muerte de Gerardo “Pichón” Escobar, en agosto pasado, puso en la mira a los after y al accionar policial y estatal en la habilitación de este tipo de establecimientos nocturnos. Según un informe publicado por la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana de la Municipalidad, el after de Avellaneda casi Marcos Paz fue clausurado a comienzos del año pasado y permaneció más de diez meses cerrado por haber perdido su habilitación. En enero, un nuevo titular reabrió el lugar, el cual fue clausurado nuevamente tres meses después. A pesar de no tener habilitación, el lugar siguió abriendo de manera ilegal, lo que produjo varios operativos de la GUM.

Según fuentes de la investigación, el actual dueño es un hombre de unos 35 años apodado “Pataleta” y, al parecer, tiene un largo historial en la administración de locales comerciales de la noche rosarina. “Algunos dicen que está relacionado con un narco, otros que el boliche lo maneja con la Policía. También dicen que va a abrir otro a una cuadra, también por Avellaneda. Lo cierto es que el barrio se puso muy pesado desde que está Newton. Muchas veces, salen de ahí y mean la vereda, les pedimos por favor que no lo hagan y nos amenazan con robarnos o rompernos el auto. Y siempre que abre, se escuchan tiros”, contaron en la zona.

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