El cineasta Diego Lerman, junto al actor Daniel Aráoz, pasó ayer por Rosario para presentar, en el marco de una rueda de prensa en el hotel Savoy, Una especie de familia, quinto largometraje de un recorrido que comenzó con la recordada Tan de repente.
Definida por el director como “un thriller moral”, y que viene de tener su premiere mundial en el Festival Internacional de Toronto, se prepara, tras el estreno en el país, para competir en la inminente 65ª edición del Festival de San Sebastián, que comienza la semana próxima. Protagonizada por la española Bárbara Lennie, Una especie de familia es, a juicio de Lerman, el espejo invertido de su film anterior, Refugiado, que relata los obstáculos y las decisiones que debe tomar una mujer empeñada en adoptar un niño, que viaja a Misiones en un procedimiento que aun bajo un manto de legalidad oculta una serie de tramas que bordean lo ilícito.
“Esta película se construye como una antítesis de Refugiado, que era un viaje entre un hijo y una madre, pero que hablaba de la disolución de una familia. Acá trabajo otra vez el tema del núcleo familiar, pero de manera opuesta; la posibilidad de pensar la construcción familiar de manera súbita, a través de una adopción”, dijo Lerman a la agencia de noticias Télam.
Rodada a lo largo de cinco semanas en las pequeñas poblaciones misioneras de Alba Posse y Santa Rita en la frontera entre Argentina y Brasil, bajo el tórrido y húmedo clima selvático, acompañan a Lennie Claudio Tolcachir como su marido, Daniel Aráoz como el médico del hospital misionero y la no actriz Yanina Ávila, quien en su primer papel cinematográfico compone a Marcela, el reverso exacto de Malena (Lennie), una mujer agobiada por la maternidad y la pobreza.
“Lo que más me interesó de la película es que se trata de una construcción cinematográfica en un presente muy vivo, donde se van tomando decisiones a cada momento y que van modificando el derrotero posterior de toda la acción”, completó el director.