Matías Giroldi es el arquero titular en el campeonato de la Primera C de Central Córdoba, club al que llegó en 2013. Pero ese no es su único trabajo. El “1” del Charrúa pasa todas las tardes en el “Taller Integral MG”, el negocio de chapería, pintura y mecánica que tiene su papá Miguel y donde labura con otra de sus pasiones: los autos.
En el taller, ubicado en la zona oeste de la ciudad (más precisamente en Campbell 1648), Mati recibe a El Hincha y con mates de por medio, cuenta cómo es su jornada laboral, el esfuerzo que requiere ser profesional y a la vez trabajar de otra cosa; la historia del negocio familiar, su titularidad en el arco del Matador de barrio Tablada, la chance de pelear por conseguir otro título con el Charrúa y el particular momento que vivió al atajar dos partidos en menos de veinticuatro horas.
—Estamos en el taller, ¿qué trabajo hacen específicamente?
—Es de chapería y pintura, pero también tenemos la parte mecánica, que contamos con un empleado, que desarrolla esa labor puntualmente. También hay una cabina presurizada, trabajamos con compañías de seguros.
—Y teniendo en cuenta que entrenas, ¿cómo son tus horarios acá?
—Vengo todos los días a trabajar con mi viejo, más precisamente de lunes a viernes. Él abre a las 8 y cierra a las 18, y yo cuando termino de entrenar me llego. Así que estoy desde el mediodía hasta las 19 más o menos.
—¿Y podés acomodarte con los horarios siendo algo familiar?
—Sí, y aunque es complejo, uno le pone lo mejor, no solamente para uno, sino también para la familia. Lo importante es que puedo trabajar con mi viejo, que siempre me apoyó mucho, y poder devolvérselo laburando con él es algo muy lindo.
—¿Cómo lo vive él? ¿Cuánto hace qué tiene el taller?
—Desde los quince años que se dedica a esto y en esta zona hace más de veinticinco que está. Es más, siempre me acuerdo que yo era chico y le ayudaba a traer los ladrillos cuando lo construyó. Soy feliz de estar acá, porque además de hacerlo con él, a mí también me gusta mucho el tema de los autos, así que no solamente juego a la pelota, sino que trabajo en el taller.
—¿Cuándo estabas en las inferiores de Central era diferente o más exigente ahora a partir de ser profesional?
—Claro, hoy es más complicado aún porque la obligación que tengo es de rendir siempre al máximo. Por ahí el beneficio de trabajar con mi papá es que al ser tuyo, por ahí hay días que uno está más cansado, no puede venir, se habla y se compensa viniendo otra vez más horas. O a veces si jugamos un sábado, hablo con él y el viernes vengo menos para llegar descansado al partido.
—Te tocó vivir algo poco habitual el fin de semana: jugar dos partidos en menos de 24 horas. ¿Cómo lo viviste vos? ¿Ya te había pasado alguna vez antes?
—En inferiores sí, más que nada porque a lo mejor jugabas un día para tu categoría y al otro eras suplente en una categoría siguiente. O a lo mejor, sí de ser suplente en primera y a después atajar en la local para tener ritmo de competencia. Pero a nivel profesional, es la primera vez que me pasa. Cuando terminó el partido con Luján hace unas semanas, el técnico (Daniel Teglia) ya me había dicho que seguramente ataje los cuatro partidos (dos por Copa Santa Fe ante Timbuense y frente a Lamadrid y Dock Sud por la C). Yo siempre digo lo mismo: uno es empleado del club y sí ellos deciden que tengo que estar, así será. Por suerte pude jugar, me tocó rendir, no me sentí afectado en lo físico y siempre poniendo lo mejor para el Charrúa.
—Imagino que más que satisfecho por lograr esa continuidad que venís buscando hace tiempo en el club.
—Sí, contento porque hacía mucho que no tenía una seguidilla de partidos como las de este torneo, donde tuve la chance de ser titular y bueno, esperemos que se siga dando por mucho tiempo más.
—¿Tenés mucha bronca por no haber podido alcanzar el objetivo de clasificar al reducido?
—Era lo que nos habíamos planteado a principio de año, entrar en el octogonal por el tercer ascenso y lamentablemente no se pudo dar, aunque tampoco estuvimos tan lejos. Ahora apuntamos todo a la Copa Santa Fe, que es un certamen importante, no solamente para el fútbol provincial sino también para el club. Vamos a poner lo mejor que tenemos e ir paso a paso.
—Ganaste el Torneo Ivancich 2018 de la Rosarina con la Local de Central Córdoba, ¿cuánto significó eso para vos?
—Mucho. Fue una alegría inmensa dejar a Córdoba en lo más alto. Fue maravilloso. La verdad que ese equipo de jóvenes se lo merecía por todo el sacrificio que hizo durante el año y coronarlo con el título fue un premio al esfuerzo. Además, se valoró más porque hacía mucho tiempo que el club no lograba un campeonato.
—¿Te ilusionas con repetir en la Copa Santa Fe con la Primera División?
—Seguro. Confío en este grupo que tenemos, porque hay una buena mezcla de juveniles del club con jugadores de experiencia. Sabemos que va a ser muy duro todo, pero tenemos con qué pelear. Ahora apuntamos con todo a esta serie con Timbuense y después se verá.
—Los clubes de ascenso le dan la importancia a la Copa que no hacen los de Primera División.
—Sí, porque no solamente los jugadores pueden dar un salto sino que a los clubes les sirve desde el aspecto económico, ya que por participar e ir avanzando hay un ingreso de dinero importante. Para nosotros, al ya estar fuera del reducido, esto pasa a ser el máximo objetivo que tenemos, así que nos enfocaremos en ir partido a partido. Siempre que la jugamos, nos propusimos llegar lo más lejos posible y esperemos que esta vez se nos dé.
—¿Piensan en que si avanzan en la próxima ronda los espera Central o ahora solamente está Timbuense en su cabeza?
—A mí me pasó la edición anterior, cuando nos enfrentamos con Pablo VI en nuestra primera ronda y si pasábamos nos esperaba Newell’s en el Coloso y uno siempre pensaba en eso. Pero hoy tenemos que pensar en la revancha del domingo, porque ellos son un rival difícil, ya lo demostraron en el partido de ida. Primero pensamos en Timbuense y si se da el pase de ronda, apuntaremos a llegar de la mejor manera a lo que venga.
—¿Sienten los equipos de categorías superiores la presión de tener que avanzar ante rivales de divisiones menores?
—Y sí, más cuando nos toca ir en condición de visitante porque no muchas veces los equipos de AFA van a jugar a las canchas de la Liga. La verdad que eso nos pone como “favoritos”, pero como esto es fútbol, puede pasar cualquier cosa por eso más que nunca tenemos que estar concentrados y dar lo mejor en el Gabino.
—Siempre se habla de que el puesto del arquero es el más ingrato, porque cuando se equivoca generalmente lo termina pagando con un gol en contra. ¿Pensas que es así?
—La verdad que sí. Me lo he dado cuenta en este último tiempo, que se le achaca mucho cuando tiene un error porque son escasas las veces que un palo, el travesaño o un defensor te salvan, pero hay que seguir. Creo que de los errores se aprenden, todo tiene que servir de experiencia y que esas fallas que hoy se tienen, la próxima vez no los haces. Debo trabajar día a día para mejorar lo que uno ve que está haciendo mal y poder contribuir a que el equipo tenga la confianza necesaria para salir a buscar la victoria, para dejar a la institución lo más alto posible.
—La pregunta del final, ¿qué es más difícil: arreglar un auto o tapar un mano a mano?
—No, lo más complicado es el mano a mano, porque si fallas en esa definición, la pelota termina adentro. Pero igual uno siempre trata de disfrutar tanto lo que es el tema deportivo como en el trabajo día a día del taller.