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Mató a su esposa y se suicidó

Un policía de 50 años asesinó de dos disparos a su mujer en su casa y se quitó la vida de un tiro en la boca que le salió por la nuca, según la principal hipótesis del caso. Sus hijos dormían en la planta alta pero no escucharon detonaciones.

Con idas y vueltas, llevaban adelante a su familia. Ella era ama de casa y él, policía.

Ayudaban a sus hijos y colaboraban en la crianza de su nieta. Nunca tenían problemas con los vecinos, ni les conocían hechos de violencia familiar, aunque estuvieron separados algunas veces; pero ayer por la madrugada la situación entre Pedro y Graciela explotó. Tenían problemas de pareja y, de acuerdo con los primeros datos presentados por los investigadores, él le puso fin de la peor manera, sin darle opción a decidir sobre su futuro: la mató mientras dormía y se suicidó. Nadie escuchó nada y sus familiares se dieron cuenta cuando los fueron a despertar, porque no salían de la cama. Ayer al mediodía sus allegados de barrio Belgrano no lo podían creer y sus parientes lloraban en la puerta del domicilio donde tuvo lugar el femicidio, el mismo que compartían con sus hijos.

Graciela Mena tenía 49 años y Pedro Díaz, su marido, 50. Vivían en Nicaragua 1500, de barrio Belgrano, desde hace más de una década. En una casa simple, de una planta, a la que le habían construido una pieza con ladrillos huecos en la terraza, para que tres de sus cuatro hijos y su nieta estuvieran cómodos.

Él trabajaba como efectivo de la Unidad Regional II y se preparaba para jubilarse. Ella era ama de casa. Juntos colaboraban con la crianza de su nieta, a quien trataban como a una hija más. “Ella estaba siempre pendiente de los pibes y la nenita, que tiene 8 o 9 años. Él laburaba en la (Policía) Montada y siempre lo veíamos en los operativos en la cancha de Central. Eran gente muy agradable”, contó un amigo de ambos.

Eran una pareja intermitente. Se habían separado y vuelto a juntar varias veces. “Hacía un tiempo que andaban juntos de nuevo. Incluso ella y los hijos le organizaron un cumpleaños sorpresa a Pedro, para los 50. Pero parece que las cosas andaban complicadas de nuevo”, expuso a El Ciudadano un comerciante de la zona.

De acuerdo con allegados a la pareja, la relación entre ambos se había roto: planeaban separarse una vez más y esto pudo haber sido una de las motivaciones para la brutal determinación de Pedro.

Un vecino de la familia Díaz, que vive enfrente al lugar de los hechos, escuchó unos ruidos y supuso que eran tiros, a eso de las 3.30 de ayer. “Pero siempre tenés la duda si son disparos o la descarga de un escape de una moto”, señaló el hombre, para explicar por qué no fue a ver qué pasaba. El resto de la familia, que dormía en la planta alta del lugar, ni siquiera se despertó. Por eso recién los hijos se percataron de lo que había ocurrido a las 7 de la mañana, cuando los fueron a despertar.

Cuando el hijo mayor de la pareja entró a la habitación matrimonial se encontró con su mamá recostada en la cama, como si estuviera durmiendo, con dos tiros en la cabeza; y a su papá con un orificio de bala en la nuca, que, de acuerdo con las primeras hipótesis de los investigadores, se había disparado por la boca.

Hasta anoche se esperaban los resultados de la prueba de dermotest y las autopsias de los fallecidos para terminar de confirmar lo que había ocurrido. Pero, para los pesquisas encabezados por el fiscal de Homicidios Dolosos Rafael Coria, todas las piezas indican que se trató de un femicidio seguido de suicidio.

“Compran los test psicológicos”

Una ONG dedicada a género y diversidad denunció que policías “compran los test psicológicos” para poder ejercer sus funciones, luego de conocerse el femicidio y posterior suicidio de un efectivo que, según una versión, tenía licencia por carpeta médica.

“Nosotras tenemos conocimiento de que en algunos casos los test psicológicos que la gente de la fuerza necesita son comprados”, advirtió Nora Giacometto, de la ONG Ampliando Derechos, en declaraciones a LT8.

La militante social dijo que esta situación “preocupa porque vemos continuamente casos de gatillo fácil y violencia de género por parte de integrantes de la fuerza”.

Giacometto resaltó además que “preocupa que la fuerza no cuente con estadísticas respecto de lo que pasa con la violencia de género entre sus propios integrantes”. Durante el año pasado, en la provincia se cometieron 31 femicidios, de los cuales 16 se produjeron en el departamento Rosario.

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