Por Ian Werbin / Télam
Un hombre que asesinó de 11 puñaladas a su pareja en septiembre de 2020 en la localidad bonaerense de Isidro Casanova fue declarado inimputable por un Tribunal Oral de La Matanza, que decidió enviarlo a su domicilio bajo la sugerencia de realizar un tratamiento psiquiátrico, a pesar de que para el fiscal del caso representa un «riesgo para terceros» y la familia de la víctima denunció que nunca fue notificada de la liberación del acusado y teme que pueda regresar para atacarlos.
«Estamos aterradas. Tenemos mucha angustia y desesperación. Él está libre y sabe exactamente dónde vivimos. Después de lo que hizo, no sabemos qué esperar de un tipo así», expresó angustiada en diálogo con Télam Karina Juncos, hermana de la víctima, que dijo que «no recibió ni una sola explicación de la Justicia» sobre la liberación de Ramón Hermes Acuña (78).
El hombre fue considerado «inimputable» por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de La Matanza el pasado 22 de febrero, a pesar de que estaba acusado de ser el autor del «homicidio agravado por el vínculo de pareja existente con la víctima y por haberse perpetrado contra una mujer por un hombre, mediando violencia de género» en perjuicio de su pareja, María Dolores Juncos.
Tal medida fue adoptada por los jueces Alfredo Drocchi, Matías Rouco y Andrea Schiebeler, que basaron su fallo en una pericia psiquiátrica realizada por profesionales del Gabinete Psiquiátrico Forense, dependiente de la Dirección de Salud Mental de la Dirección Provincial de Salud Penitenciaria.
La misma determinó que «el acusado no estaba en condiciones de ser juzgado» y que «no presenta riesgo cierto e inminente en la actualidad», por lo que los magistrados ordenaron su inmediata excarcelación y solamente le «sugirieron» a Hermes Acuña «la continuación de un tratamiento psicológico – psiquiátrico».
Nueve meses antes, en otra pericia, psiquiatras de la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia bonaerense habían hecho un diagnóstico similar, al aducir que Hermes «no obró con voluntad ni libertad de conciencia dado que su accionar estuvo condicionado por síndrome delirante celotípico montado en personalidad premórbida de tipo narcisista».
Sin embargo, dicho informe decía que el hombre de 78 años presentaba «alteraciones morbosas de sus facultades mentales con ideación de perjuicio de terceros y rasgos paranoides, que son pasibles de desencadenarse toda vez que se pongan en riesgo sus intereses», por lo que recomendaron que el hombre «sea internado en un establecimiento psiquiátrico».
«Nunca vi que en nueve meses se cambie tan radicalmente el diagnóstico de una persona», señaló a Télam una fuente judicial con acceso al expediente.
Por su parte, el fiscal de la causa, Alfredo Luppino, apeló el fallo de los magistrados y pidió que se «revoque el sobreseimiento» y que «se haga nula la excarcelación», con el fin de que Hermes Acuña quede bajo la custodia de un hospital neuropsiquiátrico.
En tanto, la familia Juncos denunció que el femicida vive actualmente «con total normalidad» en la casa donde María Dolores fue asesinada.
«Nos acostumbramos a vivir con miedo gracias a la justicia de mierda que tenemos. No cabe en ninguna cabeza dejar en libertad a un tipo así», remarcó Karina, hermana de la víctima, a la vez que añadió: «Nos enteramos que el tipo se fue de vacaciones a Corrientes después de que lo liberaron, es como si no hubiera pasado nada».
Tras la muerte de María Dolores, Karina, junto a su hermana Virginia y su madre, se hicieron cargo de la custodia de las tres hijas de la víctima.
«Al principio las nenas estaban muy mal. Tenían miedo de dormir a la noche. No se dormían hasta que era de día. Todavía nos cuesta aceptar la realidad. Ellas están con psicóloga. Si a mí me duele y me angustia, imaginate a ellas», relató Karina sobre las hijas de la víctima, todas ellas menores de edad.
En tanto, la familia contó con el acompañamiento de la organización Atravesados por el femicidio desde «el primer momento», la cual calificó el fallo del TOC 1 de La Matanza como «horroroso».
«Muchas veces la justicia nos pone piedras en el camino. Es muy complicado. Sobre todo cuando la familia no tiene dinero para pagar un abogado», opinó Marcela Morera, referente de la organización.
Al respecto, la familia Juncos denunció que su abogado Walter Fidalgo, un letrado designado por el Estado para actuar como querellantes, «nunca tuvo tiempo» para atenderlos y que finalmente renunció al caso.
«Con nuestro abogado nunca tuvimos ninguna relación. Él abandonó el caso. Jamás tuvo un minuto para atendernos. Nunca lo vi en persona. No le conozco la cara. Es lamentable», sentenció Karina.
Por otro lado, la mujer detalló que su hermana mantuvo «una relación de 8 meses» con su homicida Hermes Acuña y que ambos se habían conocido a través de una amiga en común.
«Jamás nos esperábamos esto de él, aunque tenía reacciones violentas, tenía malas formas de contestar. Esas reacciones no nos gustaban», rememoró.
A su vez, Karina recordó el último diálogo que tuvo con su hermana: «La noche del 14 de septiembre le dije que me prometa que no iba a ir más a la casa de Hermes. Ella me decía que estaba muy cansada y que no aguantaba más. Yo le insistí para que no le atienda el teléfono. Pero al otro día me enteré que se había ido a lo de él y jamás la volví a ver».
El día siguiente, el 15 de septiembre del 2020, cerca de las 11 de la mañana una empleada de limpieza que trabajaba en el inmueble de Acuña escuchó gritos y junto con la hija del hombre encontraron a María Dolores fallecida en la cama.
A su lado, se encontraba con heridas en la garganta Hermes Acuña, quien intentó suicidarse tras asesinar a su pareja.
Cuando efectivos de la comisaría de San Alberto oeste 4ta. arribaron al lugar, constataron que la mujer había fallecido a causa de 11 heridas de arma blanca, mientras que Acuña fue trasladado de urgencia al hospital Paroissien, donde se recuperó y fue trasladado a la Unidad Penal de Melchor Romero hasta que fue liberado el 22 de febrero pasado.
«Después de que dejan en libertad a una persona que apuñaló a otra de 11 puñaladas, no sé qué más puedo esperar. Una pierde la fe con todo lo que pasó», concluyó Karina Juncos.