Una mujer de 44 años fue hallada asesinada de un profundo corte en el cuello el último lunes por la tarde en el interior de su vivienda, donde también hallaron agonizante a su madre, de 80 años. En el departamento de pasillo de Laprida 1461 los policías también encontraron al concubino de la mujer asesinada, en aparente estado de shock. Desde un primer momento, los pesquisas establecieron que la escena fue preparada para parecer un robo. Por ese detalle y un testimonio, el hombre quedó detenido ese día como autor del doble femicidio. El hombre fue imputado este viernes y de ser condenado recibirá prisión perpetua. En la audiencia se develó un detalle escabroso: los ataques a madre e hija ocurrieron entre las 3.05 y las 7.18 del lunes y recién las hallaron a las 19. Es decir, el hombre estuvo doce horas al lado del cadáver de su pareja y de su suegra agonizante. La anciana fue internada en el Heca y falleció en los primeros minutos del martes.
La audiencia imputativa contra Andrés Rojas, de 44 años, comenzó este viernes a las 15 y estuvo presidida por el juez José Luis Suárez. El fiscal Miguel Moreno comenzó la acusación con la descripción de todas las pruebas recabadas en la escena que sirvieron para reconstruir el doble femicidio de Isabel Terrone y su madre, Rosa Domínguez.
Para la Fiscalía la hipótesis es que el homicidio de Isabel se cometió en un contexto de violencia de género. Moreno explicó que los testigos dieron cuenta de una relación conflictiva, donde hubo agresiones previas de ambas partes. Además, dijo que la línea investigativa determinó que Rojas asesinó a Rosa con el claro objetivo de lograr la impunidad.
La reconstrucción
El fiscal detalló que con los indicios recabados por los investigadores lograron reconstruir que días previos al doble femicidio Rojas se había distanciado de Isabel por «problema económicos insolubles».
El domingo pasado, Isabel regresó de un viaje con amigas y Rojas le mandó un mensaje de Whatsapp para encontrarse. A las 21.15, el hombre envió otro mensaje a Isabel donde le decía que le abriera la puerta, que estaba afuera, dijo el investigador.
“Entre ese horario y las 7.15 del lunes no hay mensaje entre estos teléfonos, lo cual hace entender que es el horario en el que ocurrió la muerte”, dijo Moreno para agregar que esta información coincide con el examen preliminar del médico policial, ya que los resultados de las pericias dieron cuenta que el ataque sobre madre e hija ocurrió entre las 2.25 y las 8.25 de la mañana.
El fiscal no sólo presentó esta línea temporal sino que también dio mayor precisión cuando detalló que la última vez que la víctima accedió a Whatsapp fue a las 3.05 y por eso tomó que el homicidio se cometió entre esa hora y las 7.18. “Colocamos al imputado en la escena a través de este último mensaje de las 21.15, donde pidió que le abrieran la puerta y de un testimonio que lo ubicó a las 9.10, cuando lo vieron en la puerta de su casa, incluso ingresar al domicilio”, detalló Moreno, el cual explicó que el móvil hasta el momento puede estar relacionado con un problema de dinero debido a que era el tema central de las disputas de la pareja.
Estos datos revelaron detalles perversos: el homicida estuvo en la vivienda por casi 12 horas hasta que a las 19 unas vecinas llamaron al 911 para alertar sobre el homicidio de Isabel. También dan cuenta que Rosa resistió malherida todo ese tiempo e inmovilizada en su cama hasta que fue socorrida por los policías.
Rojas quiso hablar en la audiencia y sostuvo que era inocente, aunque el fiscal opinó que su declaración fue “insustancial ya que no puede desbaratar la solidez que tiene la evidencia reunida hasta el momento”.
Para la acusación, Rojas asesinó a su suegra con el objetivo de lograr impunidad. “Rosa sabía que Rojas estaba en su casa, incluso si la mujer no hubiera escuchado los ruidos de la pelea que condujo al homicidio de Isabel, sabía que estaba en el domicilio y no iba a tardar en apuntarlo por la muerte de su hija”, siguió Moreno y fue contundente: “La pena es una sola, perpetua”.
Con respecto a la hipótesis del robo, el investigador explicó que antes de que arribara a la escena la posibilidad de un doble homicidio en el marco de un asalto fue descartada. “Había elementos muy valiosos a simple vista, pero que habían sido movidos. También había una puerta corrediza de vidrio que da a un patio. Una de sus hojas estaba rota y había un ladrillo cerca; lo evidente es que para ingresar a ese patio la persona tendría que haber bajado por un tapial y la pared no presentaba huellas de zapatillas o alguna otra evidencia que haga pensar de esto”, describió el fiscal para indicar que la escena había sido montada para despistar a los investigadores.
Tras escuchar a las partes, el magistrado Suárez aceptó la acusación de la Fiscalía e imputó a Andrés Rojas, de 44 años, por homicidio calificado por mantener una relación de pareja y por haber mediado un contexto de violencia de género y por homicidio calificado por ser cometido para procurar su impunidad en relación con Rosa. Además, el juez dictó la prisión preventiva por el plazo de ley.