Dejó su huella en el Mundo Central. Con poco más de tres temporadas en Arroyito, Mauricio Caranta se ganó el respeto y el afecto del hincha canalla. Pieza clave en el equipo de Miguel Russo que consiguió el ascenso en 2013, respaldado por su experiencia y su capacidad, el cordobés mostró alta eficiencia para ocupar el arco auriazul.
Hoy, a un par de meses de cumplir los 42 años, Caranta cumple cada mañana con las rutinas físicas que propone el profe de Talleres de Córdoba, su actual club. Como la mayoría de sus compañeros, el arquero se adapta a los entrenamientos hogareños que obliga la cuarentena. “Trabajamos cada mañana conectados por la plataforma zoom con el acompañamiento de todo el cuerpo técnico, algo que a esta altura de los acontecimientos considero muy importante”, contó Mauricio sobre como sobrelleva las prácticas en su casa.
En diálogo con La Banda Futbolera, programa deportivo que se emite diariamente en los mediodías de Radio Super Rosario, por FM 105.5, Caranta recordó cuestiones ligadas a su paso por Rosario Central, que calíficó como inolvidable. Los Clásicos y las finales de Copa Argentina también fueron tema de charla en a jugosa entrevista radial.
—Te iniciaste en Instituto de Córdoba, pero no tuviste problemas para aceptar una propuesta que te llegó de Talleres. Teniendo en cuenta tu pasado en Central, ¿aceptarías un ofrecimiento de Darío Kudelka, que ya te dirigió en Córdoba, para ser refuerzo de Newell’s?
—Si me llama Darío (Kudelka), obvio que lo atiendo (se ríe). Pero en Rosario no jugaría en otro club que no sea Central. Lo que me tocó vivir en Rosario no lo viví en ninguna otra parte, y no creo que lo vuelva a vivir en el resto de mi carrera.
—Pero también te tocó jugar en Boca, y ser campeón de Libertadores, jugaste en México, ¿por qué fue especial lo de Central?
—Rosario, en el fútbol, es un mundo aparte. Tuve la suerte de jugar Clásicos importantes, Boca – River, o los de Córdoba, por ejemplo. Pero, la idiosincrasia del hincha de fútbol rosarino y el amor que tienen por sus clubes, es único. A mí me tocó vivirlo de una vereda. Pero me imagino que el de Newell´s debe vivirlo igual. Esa historia que hay atrás de los Clásicos lo hace distinto.
—En los Clásicos, ¿a veces se confunde folklore con situaciones de violencia?
—Creo que nosotros los jugadores hemos ayudado a que en algún momento se hayan dado situaciones violentas. Por suerte, hoy el mensaje que estamos dando los jugadores en ese sentido, es otro muy diferente. Somo rivales, no enemigos. La rivalidad es hermosa, jugar el Clásico en cancha de Newell’s o de Central es hermoso. Ojalá que vuelvan los hinchas visitantes, pero para eso tenemos que ayudar nosotros los jugadores.
—Llegaste a Central en un momento difícil, cuando armaban el equipo para buscar el ascenso en el torneo 2012/13 tras dos frustraciones.
—Si, llegué con Miguel Russo como entrenador. En la primera parte del torneo de la B Nacional no nos iba bien, era una pesadilla. Había críticas para todos y él tampoco la pasaba bien. Y recuerdo que nos reunió a todos los jugadores en una pieza. No voy a contar los detalles, pero después de esa charla la cosa empezó a cambiar. Él no se movió nunca del proyecto que tenía, ni siquiera cuando las cosas no salían. Fue el líder de ese grupo y gran responsable de sacar las cosas adelante.
—Fuiste pieza clave en el equipo de Miguel Russo que consiguió la vuelta a primera en 2013. Y un año después estuviste a punto de ser campeón con Central jugando una final de Copa Argentina ante Huracán, un partido en el que eran favoritos y se les escapó.
—Creo que la Copa Argentina es un torneo en el que se emparejan muchas cosas. En ciertos momentos, todos estamos igualados. Y en esa final pasó algo de eso. No pudimos hacer diferencia en los 90, no hicimos más méritos que Huracán para quedarnos con la Copa, y se escapó en los penales.No pude convertir el que ejecuté en la definición, y eso de alguna manera me dejó marcado. Soy de esas personas que no dudan en reconocer sus errores.
—No les tocó ser campeones ese año. Y tampoco al siguiente, con un equipo que alcanzó muy buen nivel de la mano de Eduardo Coudet como entrenador.
—Salir campeón es muy difícil. El equipo del Chacho (Coudet) jugaba muy bien, y no pudo. Y fue un equipo que armó él, porque los jugadores que llegaron a Central para conformar ese equipo lo hicieron porque estaba él como entrenador, los llevó él.
—¿Cómo viviste el arbitraje de Diego Ceballos en la final de Copa Argentina con Boca en 2015?
—Cometió un error (NdR. en referencia al penal que Ceballos cobró por una falta cometida por Paulo Ferrari fuera del área) que cambió la historia de Central y del propio árbitro. Con el tiempo lo entendés como un error del árbitro, que también pagó cara esa equivocación. Nadie sabe si hubo algo raro. Es fácil hablar, pero si alguien tiene pruebas, que vaya a la justicia. El árbitro tuvo que tomar una decisión, y se equivocó. Ese error tuvo consecuencias. Si hubo algo más, yo no lo sé.
—Te fuiste de Central a fines de 2015. ¿Te hubiera gustado jugar un tiempo más en Arroyito?
—Me tocó vivir cosas muy lindas. Y fue doloroso tomar la decisión de irme de Rosario porque mi familia, mis hijas, estaban muy identificadas con la ciudad. Estabamos disfrutando mucho de ese momento, muy arraigados en la ciudad. Pero cuando uno toma decisiones no alcanza a poner todas las cosas en la balanza.