La palabra y la comunicación en medio de una multiplicidad de formas tiñen en la actualidad de manera transversal la carrera del periodista rosarino Mauro Aguilar que en su vasto recorrido de poco más de dos décadas en el oficio (actualmente se desempeña como referente local del diario Clarín) eligió probar eso otro que la mayoría, en general por miedo o prejuicio, no se anima a experimentar. Y entonces, en los últimos años, su carrera como periodista y comunicador empezó a convivir con su singular interés por el stand up, pero también con sus incursiones en la música y la fotografía.
De todos modos fue lo escénico lo que parece haber ganado esa pequeña pulseada interna y, por fuera del periodismo, Aguilar es hoy un standupero conocido en una ciudad como Rosario donde la estética proliferó de manera exponencial.
De forma individual o colectiva, dado que también forma parte del grupo Soltá la Banana integrado por ocho comediantes que suelen compartir los escenarios, el trabajo de Aguilar tiene entre sus principales motores esa vaga pero desafiante idea de ir, precisamente, por eso que los demás suponen que no se puede ir.
“Mi hijo me preguntó qué es lo más más lindo que me pasó haciendo stand up. Son muchas cosas. Pero hay una que identifico claramente; que un montón de gente que conozco hace mucho tiempo me dijera: «Si hay alguien al que no imaginaba haciendo esto, ése eras vos». Errar es humano, sorprender es divino. Intentalo con lo que sea y vas a ver…”, escribió hace un tiempo en su muro de la red social Facebook en tono esperanzador quien este fin de semana está de regreso en los escenarios locales con su unipersonal A grito pelado, donde conviven lo cotidiano con el absurdo, la política y algunas momentos donde aparece la denuncia.
“Puedo pensar que lo que hago ahora es algo que siempre tuve cercano porque siempre me gustó el humor, tanto en la gráfica como en la televisión y en la radio; de todos modos atreverse a escribir algo y subirse a un escenario para contarlo y hacer reír es otra cosa”, sostiene el periodista-comediante luego de algunos años de experiencia escénica.
Hay territorios cercanos o parecidos en el trabajo de Aguilar quien asegura: “Todo es comunicar; la fotografía, el periodismo, el stand up, la música”. Y agrega: “Todo eso convive, más allá de lo difícil que resulta hacer humor frente a ciertos actores de la realidad que hacen un humor de alto vuelo, por pensarlo desde la ironía, y con lo que es complejo competir. Yo utilizo mucho la realidad en mis redes sociales y algo también en el espectáculo. Hablo de la inseguridad, de la corrupción policial, de los casos de pedofilia en la Iglesia, critico las malas artes que tenemos en el periodismo y hablo de algunas cuestiones de la política; siento que pueden ser pequeños espacios para denunciar algunas cosas”.
Territorio profuso
“El género stand up, en estos últimos años empezó a darse un debate que se ve primero en Buenos Aires, donde hay aún más oferta, y eso de alguna manera también se replicó acá; tiene que ver con ir incorporando herramientas para que el escenario no quede tan desnudo y para que de algún modo eso redunde en un mayor interés de parte del público”, evaluó Aguilar en diálogo con El Ciudadano acerca de una estética que en poco tiempo copó los escenarios de bares y lugares alternativos de la ciudad.
“En A grito pelado utilizo algún recurso más allá de mi presencia en el escenario frente al micrófono, que es lo habitual en el género. Por ejemplo audios, unos carteles que tienen que ver con el periodismo, también una lista de objetivos y algo que naturalmente se va a dar y que no lo pude implementar para este espectáculo, que es la incorporación del piano, ya que sé tocar algo y puedo aprovecharlo; la gente valora esas cositas extra que pueden aparecer en un show y que en definitiva son también valiosas para el artista porque permiten cambiar el ritmo, marcar una diferencia”, expresó acerca de su manera de entender el género.
“Para mí es muy placentero recorrer los dos caminos, en solitario o en grupo, porque van en paralelo. Un poco tiene que ver con probar la fórmula, el método para sostenerte en el escenario durante 15 o 20 minutos cuando compartís con dos o tres comediantes el escenario; eso se puede extender hasta poder hacer un unipersonal como éste, esa es un poco la apuesta, y también es parte de un crecimiento y un recorrido natural y de un objetivo que todos nos planteamos”, evaluó.
Ir por la sorpresa
“Me genera mucha satisfacción sorprender a ese gente que conozco hace mucho tiempo y que no puede creer que esté haciendo esto; en principio es algo que veo como esa cuestión de cuando éramos chicos y te decían: «Vos no vas a poder hacer esto o aquello», y entonces era enfrentarse a un desafío porque te tocaban el orgullo y buscabas poder demostrarle a esos otros que vos podías, y lograrlo te generaba una alegría enorme; siento que es un poco eso: me gusta sorprender a los demás en un hábitat donde no me pensaban. Eso me genera orgullo y satisfacción porque noto en los otros una especie de admiración por atreverme a hacer algo distinto”, sostuvo Aguilar acerca de cómo el medio y su entorno reaccionan ante lo que suponen es una especie de “osadía” que un periodista incursione en el mundo del espectáculo, más allá de que existen otros casos.
“Por otro lado –continuó– hay una cuestión más profunda y filosófica que tiene que ver con el hacer y mucho más con explorar un territorio desconocido, como es en mi caso subirme a un escenario, porque de alguna manera estás enfrentando a la muerte, la estás desafiando más allá de que al final nos va a terminar ganando, porque siempre gana ella (risas). Pero es animarse a salir de un lugar cómodo, es no quedarte a esperar la muerte mansamente. Si lo pienso en términos futboleros es como que le hiciste partido hasta el final más allá de que conocés el resultado. Y cuando me dicen que no me imaginaban haciendo stand up siento que, al menos, pegué un tiro en el palo contra la muerte y hasta casi le hago un gol; me gusta descolocar al que me quiere encasillar”.
De qué reírse
“Hay una tensión permanente entre lo que me hace reír a mí y lo que hace reír a la gente; yo me río con el humor absurdo pero también con lo cotidiano. Un ejemplo de eso es el Negro Fontanarrosa que podía unir esos dos mundos. Me interesa ese humor que puede decir algo como al pasar y que se convierte en un estiletazo. De todos modos veo que la gente disfruta más de esas pequeñas tragedias cotidianas, hay una mayor identificación. Convivo en esa tensión de hacer el humor que más me gusta y llevar la comedia a ese territorio en el que la gente se siente más cómoda. El desafío final, el de los grande cómicos pasa por llevar al público a su territorio y que al mismo tiempo se sienta cómodo”.
Para agendar
A grito pelado, el espectáculo de stand up del periodista y comediante rosarino Mauro Aguilar, se presenta este sábado, a partir de las 22, en Blackmore, de Sarmiento 384, donde también se venden las entradas