Emotivo hasta exprimir la última lagrima. Impactante desde donde se lo mire. La despedida de Maxi Rodríguez pasó de ser un partido informal entre amigos a un acontecimiento que será recordado por siempre. Con imágenes que se retendrán en la retina para los 40 mil presentes en el Coloso. Y que serán tema principal en cada charla futbolera rosarina.
La magnitud de las figuras presentes impide poner valoración a cada una. Armar podios suena injusto porque lo sentimental puede superar cualquier antecedente. Y eso que en el césped del Coloso sobraban estrellas de todo tipo, campeones del mundo inclusive.
Pero hay hechos de tanta relevancia futbolera que es imposible no detenerse en ellos, analizarlos, elogiarlos o simplemente disfrutarlos. O acaso no había dudas previas de cómo sería recibido Ángel Di María en el Coloso, en una ciudad donde el folclore confunde prioridades y vive caminando en la cornisa. “Fideoooo… Fideooo”, fue la reacción de los hinchas cuando Angelito apareció en las pantallas en la previa.
Sí, un referente canalla fue ovacionado en el Parque Independencia, cobijado por su reciente estrella mundialista y un público que entendió la fiesta y reconoció a un crack que tuvo el coraje de desafiar a aquellos que vaticinaban alguna reprobación que nunca llegó. Por si Fideo no había sentido el respeto de los leprosos, segundos antes del inicio del partido, el público coreó su nombre y el delantero respondió con los brazos en altos, con Maxi aplaudiendo el gesto de la gente. «No me lo esperaba, estoy muy agradecido», confesó Di María.
Si el acto de adultez tribunera emocionó, es imposible describir lo que se vivió en el estadio cuando se conoció que Lionel Messi estaba en el vestuario. Su presencia fue un misterio, aunque se había anunciado que estaría. Llega en un helicóptero y se baja en el Hipódromo; no viene para no robarle protagonismo a Maxi en su fiesta; viene un rato pero no juega; sale por video en vivo. Las versiones sobraban, aunque no verlo bajar del micro donde llegaron los protagonistas preocupó a muchos. Hasta que apareció en el playón, botín en mano, con perfil bajo y ganas de disfrutar su regreso al Coloso.
“Y un día volvió a su casa, esta vez como campeón del mundo…”, fue la presentación, la última antes de que saliera Maxi, dejando el suspenso hasta el final, haciendo explotar al estadio, que lo esperaba lleno de amor y ansiedad. “Messi tiene lepraa… Messi tiene lepraaa…”, fue el hit que acompañó la salida del túnel del mejor jugador de la historia.
La sonrisa de Messi fue reveladora. Disfrutó del momento, del cariño de su gente, esos que hoy están donde él estuvo cuando venía a alentar a Newell’s. Esos que todavía sueñan con verlo con la Rojinegra alguna vez, aunque por cuestiones contractuales no pudieron darse ese gusto ni siquiera en un amistoso de despedida. Messi en el Coloso, ni más ni menos. Imagen proyectada como un recuerdo imborrable.
En medio de tanta emoción, la gente no escatimó aplausos. Aunque tuvo sus preferidos entre tantos preferidos. El Tata Martino, el Burrito Ortega, Marito Zanabria, Nacho Scocco, Justo Villar, Gabriel Heinze, Gabriel Batistuta, Ever Banega y Pomelo Mateo encabezaron el ranking de pasado rojinegro. Lionel Scaloni, por robo, se llevó los honores como DT campeón del mundo.
Y estuvo la Fiera, obvio. El protagonista principal, aunque con tanto actor de reparto de primer nivel tuvo que sacar chapa de ídolo para ser el más ovacionado. “Este es el famoso Maxi que volvió a la Lepra para ser campeón…” o el clásico “Maxiiii… Maxiiii…”, acompañaron su ingreso con el rostro bañado de lágrimas.
Hubo fútbol también. Informal, entre amigos. Messi jugó un rato en serio y metió tres, y tal vez a escondidas se llevó la pelota como trofeo. Maxi anotó con ambas camisetas, replicando lo que pasó en su exitosa carrera. Y si quedaban algunos pañuelos sin lágrimas, en el segundo tiempo entraron a jugar Alma y Aitana, las hijas, y Benja Agüero acompañado por Claudia Maradona hicieron estar presente a Dios y le regalaron a la Fiera uns camiseta de Diego cuando jugó para Newell’s.
El mejor jugador entre los hinchas, el más hincha entre los jugadores. Tal vez no haya definición más certera de lo que significa la Fiera en el mundo Newell’s. Y quedó demostrado con una fiesta única.