Ambas intérpretes llegarán a la ceremonia que se llevará a cabo en el Teatro Dolby de los Ángeles con buenas expectativas para hacerse con la estatuilla de este año, luego de transformarse en las ganadoras de los principales galardones de esta temporada de premios.
En ese sentido, Chastain aparece quizás como la más favorecida entre los votantes, luego de alzarse con este reconocimiento en los últimos Critics’ Choice Awards y en los lauros que entrega el Sindicato de Actores estadounidense, cuyos resultados son conocidos por verse usualmente reflejados en los de la Academia de Hollywood.
De triunfar en la terna, la actriz se haría con el primer Oscar de su carrera por su labor en Los ojos de Tammy Faye, drama dirigido por Michael Showalter que narra el ascenso y la caída en desgracia de esa popular presentadora evangelista de la tevé de Estados Unidos.
Para el film, Chastain se transformó físicamente y adoptó los gestos y tonos característicos del personaje real, vista en la pantalla como una mujer entregada a la fe que aun así se permitía hablar libremente sobre su apoyo a las demandas del colectivo homosexual y sobre educación sexual.
El posible galardón le llegaría tras las dos nominaciones en los premios de la Academia que la intérprete cosechó durante su trayectoria, primero en 2011 como actriz de reparto por Historias cruzadas, y un año más tarde, por su rol principal en La noche más oscura.
Detrás le sigue la australiana-estadounidense Nicole Kidman, candidateada en esta ocasión por su versión de Lucille Ball en Being the Ricardos, el film de Aaron Sorkin que repasa los momentos clave de la vida profesional y personal de la comediante que la llevaron al éxito con Yo amo a Lucy, la memorable sitcom que protagonizó junto a su marido, Desi Arnaz.
Con gran destreza actoral, Kidman se puso en la piel de esa importante estrella de los 50 con una exigente precisión a la hora de encarnar el humor físico e histriónico que Ball ejecutaba frente a las cámaras, además de darle vida a una personalidad desafiante y firme que se presenta como el mayor atractivo de la película.
Si triunfara este domingo, Kidman sumaría un segundo Oscar en su haber, tras obtenerlo en 2002 por su trabajo en Las Horas, del británico Stephen Daldry, donde llevó a la pantalla gran a la escritora Virginia Woolf.
Otra de las figuras que dice presente este año con el aval del público y de la crítica es Olivia Colman, que viene de recibir un lauro de la Academia en 2019 por su trabajo en La Favorita, de Yorgos Lanthimos, y de aspirar al de mejor actriz de reparto el año pasado por la conmovedora El Padre.
La actriz resultó nominada por su protagónico en La hija oscura, donde interpreta a una mujer que durante unas vacaciones conoce a una madre joven y su pequeña hija, formando un vínculo que la llevará a recordar la relación con sus dos hijas durante sus infancias.
Con un tono de aflicción y nostalgia por un pasado que cuestiona y revive con mucha sensibilidad, Colman ofrece otra vez una muestra de su versatilidad e invita a reflexionar sobre la maternidad y la culpa. La inglesa logró posicionarse en la lista y aguarda para saber si se convertirá en una doble premiada por la Academia.
En tanto, la joven Kristen Stewart también dice presente en la categoría de mejor actriz gracias a su rol en Spencer, film del chileno Pablo Larraín en el que presenta una versión onírica y cargada de oscuridad de la malograda Lady Di durante los últimos días que compartió junto a la familia real británica.
Esta es la primera ocasión en que la Academia le otorga una nominación a Stewart, más conocida en la cultura popular por su no tan bien recibido trabajo en la saga cinematográfica juvenil Crepúsculo, aunque el reconocimiento le llega tras años de cultivar una madurez interpretativa que incluye títulos como El otro lado del éxito (2014) y Ciertas mujeres (2016).
En Spencer, la protagonista puede jactarse de sostener con solidez las casi dos horas de metraje mediante este retrato de la llamada Princesa del Pueblo que le permitió explorar con un interesante balance entre la suavidad y lo provocativo los momentos de mayor hartazgo e inestabilidad emocional del personaje, enmarcado por una celebración de Navidad que la reina Isabel II auspicia en su casona de Sandringham.
Por último, Penélope Cruz llega con una nominación por su papel principal en Madres paralelas, de Pedro Almodóvar, película en la que da vida a Janis, una mujer atravesada por traumas personales y político-históricos, que le valió la Copa Volpi del Festival de Venecia.
Cruz, la única intérprete española que resultó candidata alguna vez a los Oscar, ya se llevó la estatuilla a mejor actriz de reparto por Vicky Cristina Barcelona (2008), y también fue nominada por Volver (2006) y Nine (2009).
Esta vez, la actriz se hizo un lugar gracias a la performance llena de matices de la madrileña Janisuna, fotógrafa que encara el nacimiento de su primer hijo como madre soltera mientras impulsa la exhumación de una fosa común en su pueblo donde cree que fue enterrado su bisabuelo tras ser asesinado durante la Guerra Civil Española.