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«Me quieren matar», gritó: su padrastro quiso ahogarlo instigado por su madre

La pareja enfrenta una grave acusación por intento de homicidio calificado. El juez imputó al hombre por sumergirle la cabeza al niño, de 9 años, en la pileta mientras la mujer lo arengaba. Ella fue sindicada como instigadora y él como autor material. Quedaron detenidos preventivamente

Un hombre de 34 años y su pareja de 31 fueron imputados de intentar ahogar al hijo de la mujer, de 9 años, en la humilde vivienda que comparten en Avellaneda al 4500. Fue en la tarde del 6 de enero último cuando los gritos del niño alertaron a un vecino, que se asomó y pudo ver a través de las chapas que separan ambas casas cómo el padrastro sumergía a Antonio en la pileta inflable mientras la madre, lejos de interceder, gritaba “ahogalo, ahogalo”. Los llamados del vecino hicieron que el agresor soltara a su pequeña víctima, que aprovechó para salir de la pileta y meterse corriendo a la casa con la nariz ensangrentada. La secuencia se desprende del relato del testigo, que repitió la fiscal en la audiencia de este jueves.

La fiscalía imputó a los dos integrantes de la pareja por tentativa de homicidio calificado por el vínculo, para ella en carácter de instigadora y a él como autor material. El juez Gonzalo López Quintana los dejó detenidos preventivamente por un máximo de dos años mientras avanza la investigación. Habilitó, además, la declaración de la víctima en cámara Gesell –habitación acondicionada para tomar el testimonio de menores por parte de profesionales idóneos– como anticipo jurisdiccional de prueba para evitar su revictimización con varias declaraciones en un juicio que, si el caso llega hasta esa instancia, se realizará en dos o tres años.

Eran cerca de las 17 cuando un vecino de la casa ubicada en la zona de Avellaneda 4530 recibió un llamado a su celular y salió a responderlo en al patio de su vivienda. En ese momento, escuchó los gritos de un niño. “No me pegues”, repitió las palabras del pequeño. También, dijo, oyó a la madre del pequeño incitar: “Ahogalo, ahogalo”. Alarmado, se asomó entre las chapas que dividen ambas propiedades y pudo ver a su vecino dentro de la pileta plástica manteniendo bajo el agua a su hijastro de 9 años. “¿Qué haces, loco de mierda?, soltalo”, contó que le gritó. Entonces, de acuerdo al relato referido en la audiencia, el niño logró zafarse y escapar a la carrera. Su madre, en paralelo, le dijo al testigo de la secuencia que no se metiera y se metiera en su casa. El niño tenía la nariz ensangrentada, contó.

La prima del testigo salió entonces al patio, le preguntó qué pasaba y le contó que el hombre de al lado intentaba ahogar a su hijastro, tras lo cual le pasó el celular para que llamara a la Policía. Personal de la fuerza llegó al lugar poco después. Desde la casa donde estuvo a punto de cometerse el crimen salió el niño corriendo y apuró las palabras para ratificar que el ahora imputado lo había intentado ahogar a él y a su hermanito de dos años. “Me quieren matar”, les dijo a los policías.

El testigo ocular relató parte del contexto: que la madre y sus hijos vivían hace unos pocos meses en la casa del padrastro, que comparten con la madre del hombre. Agregó que por las noches suele escuchar cómo lloran los pequeños, que la pareja los maltrata y los deja solos. Hasta admitió que varias veces les acercaba algo de comer a los niños para que no sintieran hambre.

El médico del Hospital de Niños que atendió a la víctima aportó que el chico le dijo que le pegaban, que lo hacía regularmente el padrastro pero que era la primera vez que lo agredía su madre. Ante el profesional, el niño repitió que lo metieron a la pileta y el imputado le metió la cabeza debajo del agua, a partir de lo que ya no no recordaba más.

El pequeño fue entrevistado por una psicóloga del MPA y del equipo interdisciplinario de la Dirección de Niñez, a quienes les reiteró el relato del intento de ahogo y los golpes.

Los médicos constataron lesiones varias, un hematoma en la cabeza, escoriaciones y marcas de golpes en el ojo, cuello y espalda. También, lesiones compatibles con sarna y petequias, pequeños derrames vasculares que se producen, entre otras cosas, por una prolongada contención del aire debajo del agua.

La fiscal Marisol Fabbro imputó a la pareja por tentativa de homicidio calificado por el vínculo. A Anahí Soledad B., en calidad de instigadora, y a Miguel Ángel P. como autor material.

La fiscal pidió la prisión preventiva por el plazo de ley. Argumentó que no era la primera vez que los mayores sometían al niño a similar tipo de tormentos o castigos y que en este último episodio no llegaron a un punto de no retorno porque medió la intervención del vecino.

El niño, siguió la funcionaria judicial, era víctima constante de malos tratos. La Dirección de Niñez intervino y aplicó una medida excepcional: el niño no quiere volver a ver a su madre y su padrastro, por lo que quedó en guarda provisoria a cargo de su tío y padrino. Su hermano de dos años se fue con su abuela materna.

La defensa pública intentó mitigar el estado procesal de la pareja, pero el juez Gonzalo López Quintana evaluó la evidencia y consideró que era suficiente para admitir la imputación fiscal. Consideró que se actuó con dolo y que lo referido por los testigos coincide con el relato del niño en el hospital y ante personal de Niñez. El magistrado interpretó que introducir la cabeza de un niño debajo del agua excede por su gravedad lo que puede encuadrarse como un conflicto intrafamiliar, como planteó la defensa. Por lo anterior, dictó la prisión preventiva de la pareja por el plazo de ley (dos años).

 

 

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