Por agencia Télam / Analía Páez
La sexualidad en tiempos de redes sociales, cómo abordar el tema en las distintas etapas de la vida, cuáles son las variables del sexo en parejas establecidas y la diversidad de géneros de la actualidad son algunos de los temas del libro Alessandra te lo cuenta todo, de la mediática sexóloga Alessandra Rampolla.
Desde su Puerto Rico natal Rampolla accedió a una entrevista telefónica donde cuenta cómo surgió la idea de publicar un nuevo texto en el que aborda viejos temas y agrega algunos otros que acompañan el ritmo de la vida actual.
“El cuerpo», «Placeres varios», «Juegos y juguetes sexuales», «Métodos anticonceptivos», «Los comienzos en la juventud, la adultez y en la vejez», «Tríos», «Swingers», «Infidelidad» y «Maternidad» son algunos de los temas que desarrolla en su libro editado por Sudamericana.
—¿Qué lugar ocupa este libro en tu obra?
—Es como una culminación de todos mis libros. Hacía cuatro años que no publicaba, porque estaba con otros proyectos, así que tuve que revisarlos porque quería escribir algo nuevo y me di cuenta que estaban desactualizados y le faltaban cosas. Había hablado de los chicos pero no de los adolescentes, ni de los swingers, los tríos o las negociaciones en las parejas. Son cosas que me consultan diariamente y que están en boca de todos.
—¿Cuáles son las consultas más recurrentes?
—Los hombres siempre preguntan por el tamaño del pene y sobre el control eyuaculatorio, y las mujeres preguntan sobre orgasmos y el bajo deseo sexual. Lo del orgasmo tiene que ver con el desconocimiento y la expectativa y lo del deseo… se viene hablando mucho desde que salió al a venta la famosa pastillita azul, pero la pastilla femenina nunca la fabricaron. Lo que está pasando ahora es que las mujeres de 30, 40, 50 que están asentadas en su sexualidad tienen mucho deseo sexual y sus parejas no, cuando históricamente el tema era al revés. Es interesante ver cómo se va dando la tendencia que no me extraña que tenga que ver con todos los cambios sociales que se están viendo.
—A pesar de que lo repetís hace mucho tiempo la gente aún se sorprende cuando asegurás que «el cuerpo es un gran lienzo para el goce», dejando de lado la parte genital.
—Sí, es cierto. De pies a cabeza, la piel es el órgano sexual más grande del cuerpo. Una caricia en el cuero cabelludo te puede encender todo el cuerpo, lo mismo que una chupadita de dedos de los pies. El sexo no es sólo la parte genital, no es todo tan limitado como pasa en las películas porno, que están ligadas a lo comercial donde se rinde culto al falo.
—También hablás de la insensibilidad de la vagina, y que el tan afamado punto G no es la fuente principal de placer en el cuerpo femenino…
—Incluso para mí también fue un gran descubrimiento en su momento, pero son temas que la gente no termina de comprender y tiene que ver con que tenemos una definición errada del sexo. Es impresionante cómo se habla mucho más de sexo ahora que hace diez años, pero la gente sigue pensando que el sexo es penetración pene-vagina. Cuando los investigadores descubrieron el punto G dijeron: «Debe ser por aquí», pero no. Sigue siendo un hermoso plan B, una linda alternativa si funciona, pero no es la que va a funcionar siempre. La que nunca falla es la del clítoris.
La sexóloga describe en el capítulo Sexo y Género varios tipos de géneros: agénero (personas que no se identifican con ninguno), bigénero (personas que pueden cambiar el comportamiento de acuerdo con el contexto en el que estén), género fluido (que se definen de una manera, pero no se limitan a una identidad sexual y que implica una mezcla dinámica, entre masculino y femenino) y los neutros (que se sienten identificados con un género neutro).
También, según Rampolla, existen las personas birrománticas, con interés romántico y puede que no sexual por una personal de cualquier sexo; la gente bisexual, atraída por ambos sexos; cisgénero, en el que hay congruencia entre género y genitales; transgénero, personas no congruentes con el sexo de nacimiento; pansexuales, que aman todas las posibilidades de vincularse con otro de cualquier orientación y transexual, personas que no concuerda su genitalidad con su identidad sexual.
—¿Es mucho más complejo hablar de sexualidad con la variedad de géneros presentes en esta época?
Desde cierto punto es más fácil. Salvando las diferencias biológicas específicas que son claras y definitivas, el resto es más bien una experiencia sexual humana. Si logramos hacer el click y vivimos con el sello que nos toca a cada uno y comenzamos a mirar desde el lado más equitativo, es mucho más sencillo. Siempre hay diferencias entre hombre y mujer, hasta en los sueldos, y cuando esas cosas comiencen a alivianarse recién ahí se podrán impulsar los verdaderos cambios de vernos como pares.
—¿Cómo se vive la sexualidad en tiempos de redes sociales?
—Es raro… porque las redes son herramientas que ayudan y facilitan, pero terminan en muchas ocasiones alejando. El sexo, la fantasía es muy cerebral, y en ese tema las redes y el sexting (mensajes eróticos) van a ayudar porque activan la cabeza y te invitan a seducir desde tu fantasía. El problema es cuando se queda ahí.
—¿Hay un antes y después a nivel sexual con la explosión de la literatura erótica que comenzó con Cincuenta sombras de Grey?
Sí. Con el libro muchas mujeres de la generación X se dieron cuenta la potencia que tiene la literatura erótica. Leyeron un librito y se calentaron en todas las partes del mundo, se lo recomendaban a sus amigas… Ese tipo de textos cumple un cometido, porque es descriptivo en un contexto de enamoramiento y en un tema que es súper tabú, como el sadomasoquismo. Todo ese mix de descripción detallada de parte de ese «príncipe ideal» es la fantasía que engancha a las mujeres. A partir de ahí, hubo todo un despertar del bondaje dominance and sado masochism (BDSM). Cuando salió el libro de E. L. James estaba grabando un programa en un sex shop de Inglaterra y la gente de esa tienda me tiró unos números que me dejaron anonadada: las ventas de esos artículos crecieron un 400 por ciento, pero eso lo gente no lo cuenta aunque las ventas lo demuestran.