Por Javier Hernández
Todos los conciertos de Los Nocheros tienen su sensibilidad pero el que darán en Rosario esta noche tendrá su plus ya que uno de sus históricos integrantes, Kike Teruel, se despedirá de los escenarios antes de emprender algo así como un año sabático. “Estoy cansado, mi cabeza y espíritu no pueden más: cuando la cabeza se empieza a desgastar, el alma y el corazón lo sienten; y en esta profesión hay que poner las dos cosas, si no, no funciona”, se desahogó el músico en diálogo con El Ciudadano. Y destacó: “Por lo pronto quiero tomar distancia y volver para lo que me quede, que serán diez, quince o un año”.
A seis meses de su última visita a la ciudad, donde llegó para presentar su disco Zafiro, el popular grupo se dará cita en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza) para, desde las 21.30, mostrar un show íntimo, rico en nostalgia, para revivir los recuerdos y grandes éxitos de más de 25 años de carrera.
Antes, en comunicación telefónica con este medio, Kike Teruel habló de todo: del presente con Los Nocheros, sus nuevas pulsiones íntimas, los motivos que desataron su alejamiento transitorio del grupo, y su visión de la música popular en la actualidad.
—¿Por qué decidiste tomarte un año sabático?
—Porque estoy cansado, mi cabeza y espíritu no pueden más. Cuando la cabeza se empieza a desgastar, el alma y el corazón lo sienten; y en esta profesión hay que poner las dos cosas, si no, no funciona. Por lo pronto quiero tomar distancia y volver para lo que me quede, que serán diez, quince o un año.
—Cuando un artista toma la decisión que tomaste siempre nacen polémicas. En tu caso, se dijo que había una búsqueda de independencia a nivel artístico. ¿Existe algo así?
—Ese rumor debe ser porque alguna vez se fue uno (Jorge Rojas) que tenía esa necesidad, yo no. Y mis hermanos son mis hermanos: de la ruta, del camino, de la vida. Somos una familia. Nunca les diría una cosa y haría otra: nunca le diría que me voy a descansar para ir por mi vida profesional. En esta decisión no hay nada artístico ni profesional, tampoco problemas con los chicos. Tal es así que me voy y ellos tres se quedan cantando. Y cuando vuelva en diciembre me reintegraré como si nada hubiera pasado. No tengo ningún tipo de ambición personal, mi vida va a ser siempre Los Nocheros porque nací a la música con ellos. Me voy a España a no hacer nada, quiero conocer el significado de “no hacer nada”.
—¿Por qué elegiste España como destino?
—Porque hablo español. Me voy a buscar mi tiempo de relajación y tranquilidad. Otro idioma que no sea éste me pone nervioso e incómodo. Allá se come, se vive y gusta el fútbol como acá y, además, me encanta su música. Seguramente me rodearé de músicos populares y, si sale algo, surgirá una canción, un disco o nada, mi cabeza está preparada para no hacer nada. Hace muchos años que vengo pensando en los discos, los shows del fin de semana, en qué es lo que vamos a hacer y ahora quiero relajarme. Y la forma de hacerlo es irme porque estando en el país es seguir presenciando el mismo panorama.
—Sos el guitarrista y una de las voces de Los Nocheros. A nivel musical, ¿cómo creés que afectará tu ausencia?
—No creo que afecte porque Mario (Teruel) y Rubén (Ehizaguirre), sobre todo, tienen varios años y saben bien lo que tienen que hacer. Estoy seguro que Los Nocheros van a sonar buenísimo. Mi problema es que no suenen mejor (risas). Estoy seguro que a la gente le va a gustar mucho lo que hagan. En el Teatro Ópera (de Buenos Aires) lo vamos a mostrar y quizá en Rosario los chicos hagan un tema a tres voces.
—Los Nocheros son una institución dentro de la música popular. Desde ese lugar, ¿cómo analizás lo que pasa dentro del género en la actualidad con fenómenos como el de Abel Pintos, por ejemplo, que también hace un corrimiento hacia sonoridades más pop?
—Arrimarse al pop está bien, es lo que hay que hacer me parece a mí, pero Abel no es un fenómeno. Él tiene treinta años y canta desde los doce. Está confirmando su momento espectacular. Cuando un artista hace una o dos canciones éxito por disco es seguro que en algún momento va a ser exitoso. Hace unos cinco años grabamos (la canción) “Sin principio ni final”, que Abel hizo para nosotros. Ya en esa época decíamos que era el compositor del momento. Lo de Abel es una consecuencia. Fenómeno es quien aparece de golpe; este chico hace años que es un capo y tiene la canción justa que los jóvenes hoy quieren escuchar; como la tuvimos nosotros hace un tiempo, como la tuvo la Sole. Él es el folclore hoy.
—El folclore fue emergente de una forma social; ¿cómo crees que se vive hoy?
—La música popular tiene una forma de vivir en todo el interior que las grandes capitales no la tienen incorporada. Los festivales viven hace años, con polémicas y sin polémicas, con Nocheros y sin nosotros, con Pintos y Soledad o sin ellos. Los festivales son únicos; la música popular está en el sentir de la gente, en el corazón y el alma de los pueblos del interior. Nosotros somos una consecuencia, somos emergentes sociales, y de ahí después se ve quién queda para la historia de la música popular. El folclore nunca se perdió y hay muchos artistas que buscan llegarle a la gente, por eso nunca jamás dejará de existir.