Martín Bettati / Bianca Lombardi
En la madrugada del viernes, Estados Unidos (EE.UU.) llevó adelante ataques aéreos en el aeropuerto internacional de Bagdad en los cuales resultaron asesinados Qasseim Soleimani, comandante de las Fuerzas Quds de Irán y Abu Mahdi al-Muhandis, segundo en la línea de comando de las Fuerzas de Movilización Populares (FMP) de Irak, quienes viajaban en dos vehículos. Otros individuos también habrían perdido la vida.
El ataque fue realizado, de acuerdo a la Casa Blanca y el Pentágono, bajo las órdenes de Donald Trump con el objetivo de “disuadir futuros ataques orquestados por Irán”. Desde el Pentágono se confirmó que “el general Soleimani estaba desarrollando activamente planes para atacar a diplomáticos y miembros del servicio estadounidense en Irak y en toda la región”.
¿Por qué sucedió?
El viernes 27 de diciembre, cerca de la ciudad de Kirkuk, un civil estadounidense fue asesinado en un ataque y algunos soldados heridos. EE.UU. responsabilizó por el atentado a las brigadas Kata’ib Hizbullah, una de las milicias que conforman las FMP.
El domingo 29, EE.UU. decidió, en respuesta, bombardear instalaciones de Kata’ib Hizbullah, en donde murieron, al menos, 25 personas y hubo otras tantas heridas.
El martes 31, producto de los bombardeos sobre las FMP, cientos de manifestantes iraquíes y simpatizantes de las FMP atacaron la embajada de EE.UU. en Bagdad. La misma se ubica en la famosa Green Zone, un área fuertemente fortificada. Sin embargo, las defensas no pudieron contener a los manifestantes, quienes realizaron grandes daños a las instalaciones antes de ser dispersados. Trump tuiteó que hacía responsable a Irán de los hechos y amenazó con represalias. Ya en mayo y septiembre pasado hubo ataques a la embajada de EE.UU. en los que Washington acusó a las FMP y a Irán.
El jueves 2 de enero, horas antes del ataque, el Secretario de Defensa de EE.UU. había comentado que Washington tenía la autoridad de llevar adelante ataques preventivos para proteger sus soldados y diplomáticos en Irak.
¿Quién era el general muerto?
Qasseim Soleimani era el líder de las Fuerzas Quds, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) encargada de llevar adelante operaciones fuera de Irán. El general era considerado uno de los grandes arquitectos de la estructura de seguridad iraní en el Líbano, Siria, Irak y Yemen. A través de las Fuerzas Quds, Irán organizó, entrenó y pertrechó a distintas milicias, denominadas proxies, de la región. Por estas razones, Soleimani constituía un objetivo estratégico de alto valor para EE.UU. así como para Israel.
¿Qué son las FMP?
Las Fuerzas de Movilización Populares, también conocidas como Hashd al-Shaa’bi –por su denominación en árabe-, constituyen un paraguas de milicias iraquíes que contabilizan aproximadamente 100 mil efectivos. Las FMP comienzan a operar, con la ayuda de Irán, tras la invasión de EE.UU. a Irak en 2003 y cobran una gran importancia en la lucha contra Estado Islámico, ganando así prestigio entre la población iraquí. Si bien los integrantes de las FMP son nacionales iraquíes, éstos tienen una estrecha relación con las Fuerzas Quds iraníes.
¿Cuál es el contexto?
Los antecedentes de esta situación deben buscarse en las críticas de Trump al Acuerdo Nuclear y en su deseo de conseguir uno nuevo que contemple la influencia iraní en la región y el programa balístico iraní. En mayo de 2018 Trump anunció la retirada de EE.UU. del Acuerdo Nuclear y la restauración de sanciones. Más recientemente, las tensiones se intensificaron a mediados de abril cuando EE.UU. designó como terroristas a los CGRI. Además, en junio, Irán derribó un dron estratégico norteamericano y en septiembre se sucedieron ataques a las instalaciones de la petrolera saudita Aramco por los Houtíes –grupo que se lo asocia con Irán-. Estos dos hechos dejaron un gusto amargo en EE.UU.
¿Qué esperar en lo inmediato?
Las acciones tomadas por Washington representan una clara escalada del conflicto. Por su parte, Khamenei, líder supremo de Irán, ya prometió “una venganza vigorosa”. La respuesta puede tomar diversas formas, fuentes militares de EE.UU. comentaron que esperan acciones asimétricas de Irán contra sus tropas en Irak, pero también en el Líbano, Qatar y Arabia Saudita. Por lo que EE.UU. ya comenzó a reforzar su presencia militar en Irak trayendo personal desde Kuwait.
EE.UU. está en Irak por invitación del gobierno de Bagdad con el objetivo de luchar contra el Estado Islámico, lo que significa que estas acciones exceden ampliamente el marco en el que se desenvuelve. Irak se encuentra en una posición muy delicada en la que busca evitar que su territorio se vuelva un campo de batalla entre EE.UU. e Irán. Ya en mayo comenzó sus tareas de mediación para reducir las tensiones entre ambos.
Resulta de gran importancia resaltar el papel que juega Israel en este enfrentamiento. Siendo uno de los mayores aliados de EE.UU. en la región, y uno de los principales rivales de Irán, no resulta sorprendente que Netanyahu haya enviado un mensaje de máxima alerta a sus tropas. Además, el primer ministro israelí declaró que “el presidente Trump merece todo el crédito por actuar con rapidez, fuerza y decisión”, eliminando toda duda en cuanto a su apoyo a Washington. A su vez, acotó que “Israel apoya a EE.UU. en su justa lucha por la paz, la seguridad y la defensa propia”.
Los europeos son otro actor a tener en cuenta, si bien mantienen estrechas relaciones con EE.UU, ha hecho grandes esfuerzos por intentar reducir la inestabilidad en Medio Oriente, especialmente desde la firma del Plan Integral de Acción Conjunta en 2015. Tras el asesinato de Soleimani, Reino Unido y Francia instaron a las partes a priorizar una reducción de las tensiones.
¿Se avecina una nueva guerra?
El ataque perpetrado por la Casa Blanca, indiscutiblemente provocará un aumento de la belicosidad y del conflicto entre EE.UU. y la República Islámica. Sin embargo, mencionar la posibilidad de una guerra en Medio Oriente resulta un tanto precipitado.
Ambos actores dejaron en claro, en múltiples oportunidades, que ninguno de los dos quisiera llegar a tales circunstancias. Si bien el Ayatollah afirmó que tomará “duras represalias”, aún se desconoce la magnitud de las mismas y la reacción que tendrán terceros países. Los escenarios que pueden suscitarse son múltiples y resulta muy pronto para realizar tan drásticas afirmaciones; resta, entonces, estar atentos al desenvolvimiento de los hechos.
Estudiantes avanzados de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Investigadores en el Instituto Rosario de Estudios del Mundo Árabe e Islámico – Grupo de Estudios de Medio Oriente (Iremai-Gemo) UNR.