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Megafraude: condenaron al Gordo Alonso, la cara visible de la firma Dimare

Tres años por una asociación ilícita que emitió 77 cheques sin fondo. Hay otros cuatro imputados que transitan el proceso en libertad.

El principal involucrado en la millonaria estafa que realizó la empresa Dimare SRL fue condenado a tres años de prisión por el delito de conformar una asociación ilícita que emitió 77 cheques sin fondo como pago a medio centenar de proveedores de mercaderías, materiales y servicios. En la causa que lleva adelante la Unidad de Delitos Económicos y Complejos, a cargo del fiscal Sebastián Narvaja, hay otros cinco imputados, aunque los voceros judiciales aclararon que la investigación continúa y no descartan que haya nuevos involucrados.

El 10 de agosto de 2015 se creó la firma Dimare SRL. Su objetivo fue la compraventa de todo tipo der artículos que iban desde bazar hasta materiales para construcción. Una de las caras visibles de Dimare se hacía llamar Jonathan Fabián Mena –su verdadera identidad es Sebastián “Gordo” Alonso–, quien comenzó con las estafas desde la fundación de la empresa: para instalar la firma contactó a una empresa que alquila contenedores acondicionados como oficinas. Alonso se aseguró de que la dueña de la empresa aceptara cheques a término, pidió dos containers y armó la empresa fantasma en Presidente Quintana 2450. La propietaria no sólo se quedó con los cheques sin fondos también se quedó sin los contenedores porque cuando los fue a retirar ya no estaban. La mujer fue una del medio centenar de víctimas que recibieron cheques sin fondo. Luego recuperó los containers a principios de año tras los allanamientos que desbarataron a la banda.

Cómo operaban

El primer contacto que hacían los integrantes de la banda era telefónico o por mail. El blanco era cualquier proveedor de servicios, empresas de maquinarias, productos de corralón, venta de electrodomésticos e indumentaria al por mayor. En ese primer contacto se aseguraban de que les reciban los cheques. A nombre de Mena, Alonso había sacado una chequera del banco Santander Río y hasta la fecha el Banco Central constató el ingreso de 77 cheques sin fondo, por un total que ronda los 25 millones de pesos.

Otro dato que surgió de la investigación fue que existe un circuito económico muy grande donde se puede contactar a personas que compran todo lo que generan las microeconomías delictivas. También vendían algunos de los objetos por internet. Así estuvieron un año y cuatro meses hasta que el 15 de febrero pasado la Justicia provincial desbarató a la organización.

A su vez, para hacer desaparecer todo lo que compraron la banda tenía galpones alquilados en el Gran Buenos Aires, donde movían a diferentes lugares la mercadería a través de fletes de corta distancia para que no se pueda rastrear, explicaron las fuentes judiciales.

La pesquisa

El 15 de febrero, Narvaja pidió 22 allanamientos en Rosario –se hicieron 19–, en Acebal, Roldán y Pérez. En ese momento, fueron apresados dos miembros de la organización: Alberto Cocco, de 60 años, quien figuraba “dueño” o “contador” de la firma fantasma Dimare SRL y el otro fue Mariano Corna, de 45 años. A estas dos personas los imputaron como coautores de la estafa y luego de presentar una caución por 1.500.000 pesos transitan el proceso en libertad. El tercer imputado fue el abogado de Cocco. Al letrado César Pablo Ceragioli, de 42 años, lo detuvieron el 1° de marzo en un allanamiento donde encontraron mercaderías en su casa de Hamburgo al 900, de San Jerónimo Sud. Fue imputado de encubrimiento por haber adquirido u ocultado mercadería a sabiendas de que eran ilícitas.

El Gordo Alonso fue imputado como autor de 45 estafas donde compró bienes para revender en nombre de Dimare SRL. Esa acusación se amplió a 77 casos y se le sumó la asociación ilícita. En ese marco, anteayer se hizo la audiencia donde la fiscalía, representada por Narvaja, y la defensa de Alonso, a cargo de Ariel González Zevallos acordaron en un juicio abreviado ante el magistrado Gonzalo López Quintana la pena de tres años de prisión efectiva para Alonso. “Lo relevante es que obtuvimos una condena por la figura de asociación ilícita”, dijo Narvaja, quien aclaró que la pesquisa continúa.

SIN ESCRÚPULOS

Los blancos de los estafadores fueron en su mayoría grandes empresas. Sin embargo, está la excepción a la regla. En este caso fue una microemprendora, a quien los estafadores le solicitaron los servicios de catering para que les lleve el desayuno y el almuerzo a la empresa de Presidente Quintana al 2400. Con su pyme levantada a pulmón, la mujer les brindó sus servicios durante tres meses, cuando también organizó el catering para la despedida de año de la firma a la que asistieron más de 20 personas. Para la fiesta, la bebida requerida fue champagne Barón B. Y, por tratarse de un servicio, la microemprendedora no pudo recuperar nada de los cheques sin fondo que recibió.

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