Renzo Antonelli, el niño correntino de 2 años que recibió un trasplante de corazón el 2 de junio pasado, y que sufrió un paro cardíaco en la madrugada del jueves último, “está normalizado, si bien sigue sedado, pero somos muy optimistas” dijo ayer su abuelo materno, Jorge Ramos.
“Ya pasaron más de 70 horas del paro y el nene tiene buen semblante, se mueve, se lo alimenta, así que hay que darle tiempo y paz”, agregó el hombre. Resaltó que en el equipo médico “hay un clima distendido, lo que hace que nosotros –por los familiares– estemos también esperanzados”.
Contó que “ni los papás ni los abuelos podemos acercarnos porque los médicos no quieren que lo sobreestimulemos con nuestra ansiedad”. Ramos confirmó que los médicos le dijeron que “el corazón está fuerte y bien” y que más adelante “investigarán qué fue lo que provocó el paro cardíaco”.
Poco antes de que naciera, los papás de Renzo se enteraron de que sufría una miocardiopatía, por lo que su vida transcurrió prácticamente entre el Instituto de Cardiología de Corrientes y el hospital Garrahan. En noviembre del 2012, tuvo un accidente cerebro vascular que le inhabilitó temporalmente la vista y el oído y le paralizó la mitad del cuerpo. La enfermedad congénita le impedía el normal desarrollo del miocardio, por lo que el músculo cardíaco no tenía fuerza para bombear sangre y oxigenar el resto del cuerpo.
Renzo estuvo desde octubre en la lista de espera del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). Luego de la intervención del 2 de junio, tuvo una recaída porque el corazón no reaccionó como se esperaba, y fue nuevamente inscripto para un retrasplante.
El corazón de Renzo había comenzado a “trabajar al ciento por ciento” a partir del 10 de junio hasta la madrugada del jueves último, cuando un paro volvió a complicar su situación, que ayer, según confirmó su abuelo, “vuelve a ser normal”.