Con el renovado debate de las últimas semanas por los haberes jubilatorios parece haber mejorado el nivel de la discusión política en el país, aunque aún está por verse la calidad que la dirigencia pueda imprimirle a las disputas que vendrán.
Un año tardó la oposición, luego de la derrota oficialista en las elecciones legislativas nacionales del 28 de junio de 2009, en poner sobre la mesa un tema, como el del “82 por ciento móvil” para las jubilaciones que afecta la vida de cientos de miles de argentinos.
Es que primero decidió concentrarse en sus propias peleas internas y más tarde en temas “institucionales” o en aquel menú de temas que el grupo de medios enfrentado con el gobierno nacional planteaba como agenda.
Así, el conglomerado opositor dio gran importancia a la cuestión de los llamados “superpoderes” o a la reforma del Consejo de la Magistratura, temas que más hacen a la “política de los políticos” que a preocupaciones de la sociedad.
Más tarde, las denuncias del ex embajador Eduardo Sadous (y la novela de sus declaraciones secretas que dejaron de serlo al publicarse en un diario porteño), sobre presuntas irregularidades en el marco de millonarias ventas de mercadería a Venezuela, produjo grandes titulares en los medios pero poco para discutir en las mesas familiares.
Ahora, ante el avance de proyectos para aplicar el 82 por ciento móvil, el gobierno salió a cuestionar con dureza esas iniciativas.
Llama la atención la férrea crítica desde el oficialismo a los proyectos de la oposición, cuando fue justamente el gobierno el que produjo relevantes avances en la situación de los jubilados.
El gobierno estatizó las AFJP, dando un enorme paso para que se produjeran mejoras de cara a los trabajadores retirados.
Dispuso múltiples aumentos de las jubilaciones, dictó una norma que consagra la movilidad de los haberes en forma automática dos veces por año e incorporó casi dos millones y medio de jubilados nuevos al sistema.
A eso puede sumarse la mejora en la administración del Pami, la obra social de los jubilados, que evolucionó en cuanto a eficiencia y claridad en el uso de los fondos.
¿Es la política hacia los jubilados el lugar donde es más fácil “apretar” al gobierno?
No lo parece, aunque, de todos modos, es bueno que se ponga sobre la mesa la situación de los adultos mayores.
Habrá que ver si la oposición quiere mostrar formas diferentes de administrar los fondos públicos o tan solo hacer movimientos para restarle al gobierno manejo en lo que desde la vereda de enfrente a la del oficialismo se da en llamar “la caja”.
La disyuntiva tiene su importancia ya que una cuestión que aún está por verse es si el electorado que aún no tiene su voto decidido a favor del oficialismo priorizará el año próximo la capacidad que haya tenido la oposición en marcarle límites al oficialismo, o su consistencia a la hora de plantear un proyecto alternativo.