Por: Elisa Bearzotti
Estamos en las semanas previas al balotaje, y la munición gruesa no cesa de caer sobre propios y extraños en una Argentina que cada día se parece más al Macondo de García Marquez. El país se dirime entre dos propuestas que no satisfacen a nadie y, hoy por hoy, vemos una nebulosa extendiéndose sobre politólogos, encuestadores, periodistas, y opinólogos de distinta laya que no saben dónde poner sus porotos mediáticos. Porque, si bien resulta altamente peligrosa, “la grieta” es mucho más fácil de gestionar que este descalabro: o estás de un lado o estás del otro. Y en un mundo sumido en el caos, eso no es poca cosa.
Así al menos lo vienen demostrando los distintos escenarios de la política internacional donde las derechas avanzan sin tropiezos afirmando su rígida y chauvinista visión del mundo: nosotros somos los mejores, hagamos un país para nosotros, y como corolario: “la culpa siempre la tiene el otro”. En suma: los crujidos espasmódicos del sistema se replican en distintas partes del planeta y las noticias dan cuenta de sus estertores agónicos. En Suiza, por ejemplo, hace unos días el ultraderechista Partido Popular Suizo (SVP) volvió a ganar las elecciones federales transformándose en la primera fuerza del Parlamento. El espacio conservador, que ya se encontraba dentro de la anterior coalición gubernamental y lleva más de 20 años siendo el partido más votado en el país, propugna, entre otras cosas, controles fronterizos; rechazo de solicitantes de asilo; recorte del gasto social y ayudas al desarrollo; y evitar un mayor acercamiento con la Unión Europea (UE). En línea con estas posturas, un informe de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) reveló que casi la mitad de las personas negras que viven en el bloque sufrieron racismo durante los dos últimos años, una cifra que muestra el deterioro de la situación al compararla con encuestas anteriores. La vocera de la agencia, Rosalina Latcheva, dijo a la agencia de noticias AFP que se registró también un aumento de los discursos “que presentan a la migración como una amenaza”, y lamentó “su impacto en la forma en que se percibe a las personas negras” en la sociedad. Los resultados son particularmente “alarmantes” en Alemania y Austria, donde el porcentaje de los que se declaran expuestos al racismo supera el 70%. El informe señaló además las flagrantes injusticias en el mundo del trabajo, ya que más del 30% de las personas denuncian discriminaciones, y destacó el sesgo racista de la Policía: el 58% de los entrevistados recientemente detenidos considera que su color de piel tuvo que ver en ello.
Si bien la organización animó a los Estados de la UE a “recabar datos” para combatir este fenómeno y a aplicar contra los autores de actos racistas “sanciones efectivas, proporcionadas y disuasivas”, los líderes eligen seguir haciendo “la vista gorda” sobre los abusos y, contradictoriamente, premiar a los culpables. En Francia, luego de los graves altercados producidos como consecuencia del caso de “gatillo fácil” contra Nahel -un joven de 17 años que el 27 de junio pasado sufrió el disparo a quemarropa de un policía durante un control de tránsito cerca de París- el gobierno propone que los militares “encuadren” a los jóvenes detenidos en las revueltas. “Planteamos que los militares encuadren a los jóvenes delincuentes para que les transmitan los valores de disciplina y de superación”, anunció la primera ministra, Elisabeth Borne, ante numerosos alcaldes, a la vez que pidió el despliegue de un dispositivo en ese sentido. Borne abogó además para que los padres de los menores rindan cuentas, y realicen “cursos de responsabilidad parental” obligatorios, asumiendo condenas a trabajos comunitarios para los que eludan sus deberes educativos, todo lo cual representa un delirio difícil de explicar para quienes intentamos desenredar los hilos de la maraña informativa porque ¿realmente es posible en la actualidad pensar cursos para padres al estilo Eva Giberti? ¿es que hoy alguien puede creer seriamente que el orden y la disciplina militar son valores dignos de ser aplicados? ¿no hemos acaso ya visto demasiado de eso en el pasado?
En virtud de ello, en nuestro país, referentes de distintas áreas de la cultura como Beatriz Sarlo, Maristella Svampa, Graciela Fernández Meijide, Carlos Altamirano y Roberto Gargarella firmaron y difundieron una solicitada donde asumen que, frente al balotaje del 19 de noviembre “es necesario establecer un cordón democrático contra los peligros de una deriva autoritaria”, representada por el candidato libertario Javier Milei. “La conducta pública de Milei y de buena parte de su equipo es contraria a la cultura democrática que propiciamos para fortalecer una comunidad política pluralista y pacífica; su explícita negación del pacto de los derechos humanos habilita un retorno de formas de violencia política y estatal que creíamos superadas; y su propuesta plebiscitaria de gobierno anticipa una práctica cesarista y autoritaria violatoria de la constitución nacional”, subrayan los firmantes. A la solicitada se sumaron más de 800 representantes de la cultura tales como Cecilia Roth, Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese, Mariana Enriquez, Tute, Vera Spinetta, Luisa Kuliok y muchos otros artistas que convocaron a “defenderse de la ultraderecha demencial”. Si bien consideran que “en estas elecciones no hay vencedores”, sino “una sociedad derrotada, sumida en una crisis a la vez social, económica y política de enorme gravedad”, llaman a “las fuerzas democráticas” a asumir “la responsabilidad por el fracaso de muchas de las promesas del ciclo iniciado hace 40 años, y comprometerse a trabajar juntas para reparar los daños producidos”.
No resulta fácil para quienes transitamos la durísima etapa de la dictadura militar asumir el “fracaso de las promesas democráticas” tan arduamente perseguidas. A pesar de ello, tenemos claro que lo único inviable es volver hacia atrás, que la sociedad y la economía no se arreglan por decreto, y que, sin dudas, nos merecemos algo mejor. Muchos dieron la vida, otros sufrieron años de exilio, y muchos otros no nos resignamos a perder nuestros sueños en manos de improvisados y advenedizos que pretenden resolver el presente desconociendo las angustias del pasado. Como tantas otras veces, me permito recurrir a los poetas porque expresan mejor que nadie el sentimiento que nos embarga. En esta ocasión el médium que derrama su canto y nos muestra el camino es Ismael Serrano: “Fuimos memoria en la calle/alzando la voz/conteniendo el llanto/Fuimos el grito y el hambre/del niño de barrio/con el puño en alto/Y ahora, ya ves/buscando el camino de vuelta hacia ti/Y ahora a aprender/que el tiempo perdido enseña a vivir”.