Sólo el 44,1% de la población económica activa de 18 años y más logró acceder a un empleo pleno de derechos hasta el tercer trimestre de 2018, destaca la Encuesta de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicada este martes.
El 9,9% de esa franja etaria de la población se encontraba abiertamente desempleado y el 18,6% sometida a un subempleo inestable, es decir, realizando changas, trabajos temporarios o no remunerados, o siendo beneficiarios de programas de empleo con contraprestación.
El 27,2% contaba con un empleo regular pero precario, con niveles de ingresos superiores a los de subsistencia, pero sin afiliación alguna al Sistema de Seguridad Social.
Desempleo camuflado
En los últimos años siguió aumentando la proporción de ocupados en el sector micro informal de la estructura productiva, es decir, actividades laborales autónomas no profesionales o llevadas a cabo en pequeñas unidades productivas de baja productividad, alta rotación y baja o nula vinculación con el mercado formal.
A finales de 2018, ese sector reunía al 49,3% de los ocupados por lo que impedía que el nivel de desempleo supere los dos dígitos.
En el mismo año, los ocupados en el sector público representaban el 14,9% (se incluye tanto a los empleados que cubren las necesidades operativas del Estado como a los trabajadores que contra prestan en los programas de empleo directo).
Y solamente el 35,8% de los ocupados realizaban actividades en el sector privado formal (actividades laborales profesionales o en unidades económicas de media o alta productividad e integradas a los mercados formales).
Se observa una fuerte asociación entre el sector de inserción de los trabajadores y la calidad del empleo: en 2018 el 81,7% de los trabajadores del sector micro-informal tenían un empleo precario o un subempleo inestable, mientras que este empleo de baja calidad solo lo presentaron el 24,8% de los trabajadores del sector formal y el 12,6% de los del sector público.