Abreviar palabras o escribirlas con errores ortográficos o de puntuación es moneda corriente por estos tiempos. Jóvenes y adultos envían mensajes de texto recortando palabras o reemplazando letras por signos y utilizando letras según su fonética, como por ejemplo “t Kiero”.
En su programa radial “El desconcierto del domingo”, Quique Pesoa destacó que “la decodificación del mensaje por parte del receptor implica una tarea mucho más trabajosa que si el mensaje se escribe correctamente”. Porque un mal uso del idioma conlleva a diferentes interpretaciones sobre una misma palabra. Tales los casos de los verbos acentuados como “publicó o público”, “sabía” o “sabia”, “esta o está”.
La semióloga rosarina Olga Corna, consultada por elciudadanoweb.com, destacó que una de las principales causas de los errores ortográficos es la falta de lectura: “El ojo entrenado siente una molestia frente a un error ortográfico y la lectura entrena al ojo en estas cuestiones. Un buen lector se siente molesto por la falta que aparece”. Y agregó: “No debemos engañarnos acerca de que los jóvenes leen menos, porque leen más. Lo que se perdieron son algunas formas de lectura, como la oral, la de seguimiento visual, que generaban una rápida incorporación de las nociones de ortografía”.
Cuando se habla de buen lector, se alude a aquellas personas que tienen el hábito de leer libros, diarios y revistas. Cuando se usa una computadora o se ve televisión, se está en contacto con palabras y en consecuencia se está leyendo.
El uso del lenguaje escrito se ve degradado principalmente en las redes sociales y los mensajes de texto a través de celulares, donde abundan los errores ortográficos, las malas abreviaciones y el reemplazo de letras para acortar las palabras. Respecto a esta problemática, Corna destacó que “las redes sociales establecen códigos de escritura propios que tienen que ver con abreviaturas lógicas que atienden a la necesidad de rápida respuesta”.
Aprender a utilizar correctamente el lenguaje escrito es un proceso que lleva tiempo y voluntad. Para Corna, mejorar la ortografía “implica un esfuerzo en la aplicación, seguimiento y práctica de la ‘palabra’, una interacción entre familia e instituciones. Un trabajo que permita entender cómo esa palabra y no otra tiene valor para nuestro entendimiento y para comunicarnos. Un reconocer que vale la pena ‘saber’ cómo se debe escribir, saber que la duda (etimológicamente hablando) y la reflexión tienen como correspondencia saber qué queremos decir, lo que implica saber abreviar, para luego interactuar”.
Por esa razón, es mucho más simple escribir correctamente, como nos enseñaron en la escuela y no recortar msj x q’ se nos ocurre.