Política

Rumbo al 2023

Mercedes Meier: “Hay que entender que somos ricos y nos están saqueando”

“Tenemos la oportunidad de recuperar recursos clave de la Argentina”, señaló la referente de Soberanía Popular. La ex diputada provincial pidió construir “un programa no claudicante ante el poder económico”


La ex diputada provincial y referente de Soberanía Popular Mercedes Meier considera que el mundo convulsionado por la guerra le está dando una oportunidad a la Argentina. Pero advierte: “Para redistribuir la riqueza no hay que seguir entregándola”. Meier cree que “los grandes partidos políticos han claudicado” y ahí se hace fuerte con su propuesta de “un gran reagrupamiento que tenga un programa no claudicante ante la Bolsa de Comercio y ante el poder económico”.

Nacida en una familia que vivió la grieta política desde siempre, Mercedes le contó a El Ciudadano cómo “se pudrían todas las navidades”, como fruto de “discusiones muy genuinas y enriquecedoras”. Nieta de un ex diputado del PDP, Mercedes tuvo un padre “con formación de izquierda” que, además de ser concejal durante 12 años, impulsaba en Venado Tuerto la emblemática Biblioteca Popular Florentino Ameghino. Se recibió de ingeniera química en la UTN, donde además fue presidenta del Centro de Estudiantes.

—¿Cómo se vivía la política en la familia Meier?

—Nací en Venado Tuerto y en mi casa nunca fue mala palabra la política. Todas las navidades se pudrían, a modo de discusiones muy genuinas y enriquecedoras, por mucho activo político en la familia de mi papá, principalmente. De hecho, mi viejo fue concejal 12 años en Venado Tuerto, por un frente local.

—¿Cómo era esa familia?

—Yo tengo tres hermanas. Mi hermana más chica falleció el año pasado. Ella y yo siempre fuimos como muy inquietas en la escuela, sobre todo. Milito desde que voy a la secundaria. Con mis dos hermanas más grandes somos de diferentes generaciones. Ellas son del primer matrimonio de mi mamá. Nos llevamos 15 años con la más grande y 13 con la más chica. Y luego nacimos Sofía y yo. Pero ellas siempre vivieron con nosotros: para mi papá son cuatro hijas. La verdad es que cuando yo empiezo a tener un grado de conciencia mis hermanas ya estaban estudiando en Rosario.

—Tu papá participaba de un partido vecinalista. En las ciudades más chicas las cuestiones prácticas son más importantes que las ideológicas muchas veces, ¿no?

—Él tenía formación de izquierda, en la famosa Biblioteca Popular Florentino Ameghino, “La Biblio”, que es un centro cultural muy significativo de ahí. Igual él también tuvo su carrera en la UTN de Venado Tuerto. Y con sus alumnos, sus compañeros, lo fueron llevando. Es esa corriente que vino del PI (Partido Intransigente), que después se entusiasmó con el Frente Grande. Incluso rebelándose ante su padre, que era diputado del PDP.

—¿Y cómo fue tu inserción en la política?

—Hice la secundaria en los 90, siempre en las escuelas públicas. Termino en el 2001. éramos de ese centro de estudiantes que pasó de discutir el color de la Fiesta de la Primavera a discutir qué estaba pasando en la Argentina, con muy pocas herramientas, pero sin vergüenza de formar un centro de estudiantes, de rebelarnos. Lo primero que logramos fue que las mujeres pudiésemos usar pantalón, porque teníamos frío en el invierno. Yo no lograba comprender, desde esa edad y desde esa ciudad, la dimensión que iba a tener lo que fue el Argentinazo.

—Y en ese momento convulsionado te tocó venir a estudiar a Rosario.

—En el 2002 ingreso a la UTN a estudiar Ingeniería Química. Me recibo una década después.

—¿Ejerciste tu especialidad?

—Sí, soy docente en la Universidad, de química inorgánica, y pude ejercer muy poquito tiempo, pero ejercí. En el laboratorio y también en la docencia, con otras cátedras. Fui presidenta del Centro de Estudiantes en 2007 y 2008, y consejera directiva desde ese momento hasta el 2011. Inicialmente me afilié a la Juventud Comunista Revolucionaria (la JCR). Me afilio ahí, milito ahí, y en esos momentos llamábamos a votar a (Carlos) Del Frade, en el 2011. Quedó afuera, pero ya ahí fuimos parte de esta primera campaña. Y después de recibida, somos parte del Frente Social y Popular, ya como parte del Partido Comunista Revolucionario, que habíamos tenido nuestra herramienta legal, que se llama PTP (Partido del Trabajo del Pueblo), partido del que ahora soy presidenta.

—¿Ahora estás colaborando con Del Frade en la Legislatura?

—Soy una de las colaboradoras de Carlos en la Legislatura, construyendo el espacio Soberanía Popular, y militando en todas las causas que entiendo que son las principales en este momento. Y también estoy con la docencia en la Facultad.

—¿Cuáles son esas causas principales en las que militás?

—Ahora soy parte del Foro por la Recuperación del Paraná y soy parte de una Mesa Coordinadora en defensa de la soberanía del Paraná, una mesa con algunas personas como Mempo Giardinalli, Pedro Peretti, el mismo Carlos Del Frade, Luciano Orellano. En este momento histórico, donde se empiezan a vencer los contratos del menemismo y todo lo que fue esa entrega privatizadora de los 90, tenemos la oportunidad de recuperar recursos clave de la Argentina, no sólo económicos, sino también estratégicos. Y en un mundo que está bien polarizado, donde hay una guerra en curso, una guerra en que las potencias imperialistas se disputan el reparto del mundo, la Argentina está en una situación muy grave, y al mismo tiempo eso nos abre la posibilidad de poder conquistar esta soberanía que se perdió durante tantos años. Lo del Paraná o lo de la mal llamada Hidrovía, el dragado y balizamiento del río Paraná, es uno de los ejemplos. Pero también esto hay que ponerlo en discusión con el litio, con el petróleo, con el agua dulce…

—¿Sentís que hay una oportunidad para ese tipo de políticas más soberanas, en un mundo que está cambiando?

—Sin duda, sin duda. Lejos del escepticismo, para mí lo que predomina es la posibilidad de que necesariamente van a surgir más corrientes de izquierda en el mundo. Y en este caso, en Argentina, se abren posibilidades, porque si no se pelean los de arriba nunca los de abajo vamos a poder avanzar. Y si esto lo llevamos a que la Argentina es un país oprimido, es un país sumiso, yo siempre digo que la Argentina es mujer, no por su nombre sino por su condición de oprimida. Le controlan la plata, le dicen lo que tienen que hacer, la denostan totalmente, entonces le van socavando la autoestima, diciendo “no se puede”, la Argentina no puede, no puede, no puede, entonces después te dan el sopapo. Eso las mujeres lo conocemos. Y el sopapo ¿qué es? Privatizar. Entonces ahora estamos escuchando cómo cacarean todo el tiempo de que hay que traer inversiones extranjeras, ¡qué va a decir al mundo de nosotros! Y toda la política de ajuste y de saqueo que hay en este momento por parte del gobierno nacional hace que vivamos como vivimos. Que trabajamos tantas horas y no lleguemos a fin de mes. Que haya índices de pobreza enormes en el marco de que nunca en la Argentina hubo tanta riqueza producida. Muy lejos de lo que hizo el peronismo, porque acá en Argentina pudimos tener, incluso en un marco de una guerra mucho peor de la que hay ahora, una guerra mundial, hubo en un momento en Argentina una recuperación de soberanía, que fue cuando la Argentina tuvo trabajo pleno, donde los trabajadores y trabajadoras ganaron derechos, donde las mujeres pudimos votar, hay muchas cosas que son similares al momento que se está gestando ahora en el mundo. Por lo tanto, a mí me parece que te abre una oportunidad en Argentina y por eso digo que es una de las causas que más me convoca en ese momento.

—¿Sentís que desde el lugar de ustedes pueden captar votos de ese peronista que recuerda esa época que vos me acabás de mencionar y está desencantado con las políticas del gobierno?

—Sí, yo creo que a ellos les hablamos, pero también a todos los que entienden que los grandes partidos de Santa Fe en particular, pero también de la Argentina, han claudicado. Los que por lo menos han tenido en sus manos el gobierno han claudicado ante la Bolsa de Comercio de Rosario, ante el lobby de las agroexportadoras, ante países como los Estados Unidos, ante eso se arrodillan. Y el pueblo no se suicida; entonces hoy los docentes de Santa Fe, muchos de ellos eran peronistas, muchos de ellos habrán sido socialistas, muchos de ellos habían sido radicales, ¿pero qué tienen para esperar de esos partidos? Nosotros les hablamos, más allá de donde late su corazón, a todos aquellos que quieran poder recuperar la esperanza desde estas banderas. Las banderas de recuperar la soberanía, que entiendan que para redistribuir la riqueza hay que primero tenerla, y no seguir entregándola.

—Venimos de un fracaso reciente, que fue el macrismo, y estamos asistiendo a este gobierno, al que tampoco le está yendo bien. Se abren posibilidades para distintas fuerzas políticas, entre ellas la que ustedes representan. ¿Cuál sería para vos la mejor estrategia de todos estos sectores pensando ya en las elecciones del año próximo?

—Yo creo que en Santa Fe hay condiciones de armar un gran reagrupamiento que tenga programa no claudicante ante la Bolsa de Comercio, ante el poder económico. Creo que hay muchas fuerzas políticas que están dispuestas a eso. El caso de Vicentin, que fue el caso nacional, y habló mucho de Santa Fe porque entiendo que Santa Fe, además, es una provincia clave en la estrategia nacional, pero no sólo electoral, sino en el modelo productivo nacional. Y por lo tanto no es menor lo que suceda en esta, que es la segunda o tercera provincia más grande del país. Pero además tiene una importancia particular. Entonces, para mí, por ejemplo, el caso Vicentin fue un caso que dividió aguas también: quienes queremos que el Estado argentino tenga una empresa para recuperar un pedacito del comercio exterior. La cuestión de los docentes, del aumento salarial, las riquezas, ¿para quiénes? Después, desde ya, cerrándole el paso a todas las ideas reaccionarias y fascistas, que hoy están, están en nuestra provincia, como están en el país. Bueno, la cantidad de acuerdos en cuanto a las cuestiones sociales, como pueden ser las diversidades, las mujeres, la necesidad de quienes hoy están desocupados, de tener alguna ayuda del Estado para poder sostenerse. Creo que tenemos que poder salir de esta situación, si son azules o amarillos –y no quiero reflejar ningún partido en ningún cuadro rosarino– si no de poder volver a los programas y entender quiénes son los verdaderos enemigos del pueblo. En ese sentido nosotros estamos conversando por un montón de fuerzas políticas, muchas que se han visto defraudadas por las actitudes que está tomando hoy el socialismo, por ejemplo. Otras por lo de Perotti no se puede llamar más peronismo, después del descuento que le hacen a los docentes. Nosotros de hecho hemos tenido una actividad muy importante por la recuperación del puerto de Rosario, donde allí se expresaron todos los sectores donde hay que poder conversar, hicimos un plenario de Soberanía Popular y llamamos a todos los que quisieran venir a decir sus objetivos y la verdad es que había bastantes acuerdos. Lo establecimos hace unos meses, no se hablaba de frente concreto, pero sí nos pudimos escuchar y todos hacemos este diagnóstico, de la situación grave que hay en el pueblo y yo creo que hay una cuestión que ya incluso no se le puede pedir un cambio de rumbo al gobierno nacional. Entonces todos los que tenemos militancia de base, militancia, arraigo y demás, sabemos que hay gente que no puede seguir esperando tanto del gobierno de la provincia como del gobierno nacional mucho más. Y que a eso le tenemos que oponer otra cosa, que no puede ser Juntos por el Cambio ampliado, porque ya sabemos también el infierno que significó para la Argentina.

—¿Aparece la extrema derecha como opción en el horizonte?

—Creo que la gente no se banca más a los que ya fueron gobierno, porque no han ido a fondo. Y el problema es que eso genera bronca, el tema está en que esa bronca se vuelque para la izquierda y no para los reaccionarios y los fascistas. Pero creo que eso va a crecer, como también van a crecer las ideas a la izquierda, porque así no hay salida posible. Y por eso me parece que también existe la posibilidad de que una fuerza como Soberanía Popular haga una buena elección el año que viene.

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