Compás de espera y mesa de dialogo. El complejo conflicto generado en la ciudad de Totoras por el injustificado y sorprendente despido de un docente de una escuela media por su activa militancia ambientalista tiene un nuevo capítulo.
En efecto, este lunes Gustavo Monduzzi, secretario gremial del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop) en diálogo con El Ciudadano señalo que “el viernes la situación era terminal; desde la escuela nos informaron que era «una decisión tomada». Pero, hoy (por ayer), después de intensas gestiones, acordamos una nueva reunión entre todas las partes involucradas”.
La reunión de la que habla Monduzzi se realizará el mañana en Totoras con las autoridades de escuela y existe una esperanza de desactivar el conflicto.
“Para nosotros la salida es la reincorporación Daniel Mangold (el docente despedido). No existe ninguna razón laboral que sostenga la cesantía. Su trabajo como docente es intachable”, aseguró Monduzzi.
Y agregó: “La situación se inscribe, claramente, en una situación extra laboral, lo cual no lo hace menos grave, por el contrario, es lisa y llanamente persecución ideológica”.
Como sea, la historia reciente señala que Mangold es activo militante del grupo de Vecinos Autoconvocados por la Vida, organización que lucha contra la fumigación con agrotóxicos.
En paralelo es docente, desde hace tres años, en la Escuela de la Familia Agrícola “Colonias Unidas” Nº 8248 de Totoras, un establecimiento educativo rural, de nivel secundario y alternancia.
Producto de su actividad ambientalista el pasado miércoles recibió un telegrama de despido sin causa. En ese marco, Sadop puso en funcionamiento un conjunto de medidas de orden gremial para proteger la fuente de trabajo del docente.
“Sabemos existen que fuertes presiones de los propietarios de los campos para desplazar a nuestro compañero de su actividad de esclarecimiento y denuncia sobre el uso de agrotóxicos”, precisó el secretario gremial de Sadop.
En tanto, desde el grupo de Vecinos Autoconvocados por la Vida de Totoras repudiaron el despido y se solidarizaron con el docente y señalaron que “los propietarios de las tierras de la escuela son productores sojeros y en Totoras existe un lobby local que presiona para que no salga adelante la ordenanza que limita las fumigaciones”.
El lobby sojero
Según pudo averiguar El Ciudadano un conjunto de importa de propietarios de tierras en Totoras le habrían “sugerido” a las autoridades de la escuela no reincorporar al docente, ya que si lo hacían podían “caerse” el comodato donde está asentado el establecimiento educativo.
Con todo, si bien fuentes gremiales confirman la existencia explicita de la “sugerencia” a la institución, la enorme repercusión pública en Totoras habría echo revisar la decisión inicial.
“Soy defensor del sector de la agricultura familiar, que viene siendo sistemáticamente golpeado. Los compañeros técnicos vienen siendo desplazados al igual que las técnicas agroecológicas y esto viene siempre de un mismo sector que se puede arrogar la facultad de echar a los trabajadores”, remarcó Mangold.
Como sea, el final (?) de la historia o el comienzo de otra está a escasas 48 horas de resolverse. Para bien o para mal. Todo depende de la perspectiva desde la cual se analice el fenómeno. Sadop lo sabe. Y si no hay reincorporación del docente es difícil imaginar una salida consensuada al conflicto que sacude a Totoras. O mejor, que sacude a la sociedad que no entiende de negocios en detrimento de la salud pública.