La deuda está saldada. Sí, Lionel, ya no hace falta que pases por la ventanilla del hincha argentino a renovar el crédito cada año. No es necesario que demuestres tu argentinidad, ni que juegues con un tobillo inflamado como alguna vez lo hizo Diego. Ya nadie te reprochara que te sepas o no la letra del himno, ni se fijará en una cámara “slow motion” si te besás o no el escudo. No hace falta que declares tu amor por la celeste y blanca, ni que hagas tantos goles como para secar cualquier garganta. Ya no hace falta Lionel. La foto que todos reclamaban está. Será póster para los más veteranos, y fondo de pantalla de PC o celular para esa generación que te disfrutó tanto en la cancha como en la Play.
¡Al fin pudiste levantar la Copa!, esa que te había hecho miles de amagues, a tu estilo, casi como un designio maldito del destino. Y así Argentina cortó una racha de 28 años sin títulos. Y lo hizo en Brasil, frente a los dueños de casa y en el mítico Maracaná, para que tenga un valor infinito y se festeje a más no poder.
Justo en el Maracaná, en ese estadio donde en 2014 Alemania te arrebató esa Copa del Mundo que tanto deseas. Esta es tu revancha, aunque los detractores de turno, esos que siempre encuentran camino para las críticas, reclamarán que aún falta ganar un Mundial “como el Diego”, porque la comparación con Maradona genera más dolor, obvio.
Allá por 2015, en esa tanda maldita donde fallaste un penal en la final ante Chile, tu dolor fue el de muchos. Y hubo enojo, porque al mejor siempre se le exige ganar, como si fuera tan sencillo.
Muchos creyeron que la foto nunca estaría. Exigieron, reclamaron con enfado, cuestionaron, te tildaron de todo lo que a un futbolista le puede doler. Y tal vez eso haya sido el incentivo para jugar una Copa América de “puta madre”, como dicen en esas tierras donde te idolatran más que acá.
Jugaste como nunca, aunque en realidad fue como siempre. Fuiste asistidor, goleador, recuperador de pelotas. Fuiste líder de una nueva generación que busca un lugar con la celeste y blanca. Tuviste coraje, corazón, valentía. Fuiste crack. Sos crack.
El día tan esperado llegó. El fútbol no podía ser tan ingrato de dejarte sin levantar una Copa con la celeste y blanca, esa que elegiste para toda la vida. A lo mejor Diego hizo fuerza desde el cielo, como todos hicieron fuerza desde cada rincón del país. Y Angelito ayudó desde la tierra, con ese golazo.
Argentina fue campeón en Brasil. Es difícil encontrar una felicidad futbolera mayor. Nos llenaste de orgullo, por un rato ser los mejores no es sólo una frase hecha. Todo tuyo Lionel, todo tuyo.
