“Cuando uno pierde el trabajo no sólo pierde la fuente de trabajo: pierde un montón de amigos, un millón de anécdotas, un montón de tiempo dedicado, muchos años de vida dedicados a la empresa. No es sólo la plata que nos llevamos ni el despido, ni estar sin trabajo. A mí lo que más me duele es no encontrarme todos los días con mis compañeros. Duele tanto como perder el trabajo”, narró, por demás de gráfico, el metalúrgico Marcelo Peralta al canal Diariovisión de Cañada de Gómez. Peralta fue delegado gremial durante tres períodos en Helvética SA. Electo para un cuarto mandato, no llegó a cumplirlo: aceptó un retiro voluntario y hoy está fuera de la histórica firma local que fabrica acoplados y semirremolques. Y no es el único: la empresa quiere desprenderse de medio centenar de sus 90 empleados, a riesgo, dicen en la compañía, de tener que cerrar sus puertas por completo, en la peor crisis que enfrenta en sus casi 115 años de existencia.
Fundada en 1904, la firma que creció fabricando metalurgia para el hogar –cocinas económicas, celosías y otros elementos– y silos metálicos para el agro, concentró años atrás su estructura en el transporte. “Se dio en un momento de crecimiento general del país, y la necesidad de integración económica de sus regiones”, sostiene la misma empresa en su sitio helveticaweb.com.ar.
El período de despegue se dio desde 2006, cuando un empresario rosarino, Raúl Corna, se quedó con la antigua planta, a la que además mudó: entre fines de 2015 y marzo de 2016, Helvética pasó a emplazarse en el Parque industrial Cañada, en el kilómetros 371 de la ruta 9, en el marco de un relanzamiento que implicó una inversión de 110 millones de pesos.
Ya entonces los nuevos propietarios hablaban de crisis, y denunciaron una caída en ventas del 25% en 2014. Pero de igual modo se quedaron con la siderúrgica Vulcame, de Luis Palacios, que se había declarado en quiebra y pasado a retiro a todo su personal.
Las nuevas instalaciones “tendrán infraestructura apta para duplicar la fabricación que hoy se centraliza en talleres que quedaron cercados por el entorno urbano” de Cañada de Gómez, declaraban directivos de la firma por entonces.
La primavera, si la hubo, duró hasta el año pasado. Según el ex delegado Peralta, la firma arrancó 2018 con récord de producción: “Nunca se habían hecho más de 60, 70 unidades, y en julio-agosto superaron las 70”, refirió.
Pero en agosto y septiembre se oscureció el panorama. En el octavo mes se negoció con el gremio metalúrgico que la planta iba a tener una semana menos de trabajo, y los trabajadores cobrarían un 80% del sueldo. Así ocurrió, pero después, sin despegue de nada salvo de inflación, el acuerdo fue a la baja: 50% de los salarios y cierre de la planta hasta el 31 de diciembre.
“Había un rumor de los jefes, de que iban a despedir a 40, 50 obreros. No creímos en eso y firmamos el convenio del 50% en la última semana de septiembre, y al otro día despidieron a 5 jefes de planta, que eran 11 en total. Y despidieron a 2 de compras que eran de Rosario”, lamentó Peralta.
Helvética tiene show room y ventas en Circunvalación y el arroyo Ludueña (25 de Mayo 2056 bis) y dos telegramas fueron para empleados que trabajaban allí. Los afiliados a la UOM no recibieron telegramas: en cambio la empresa abrió retiros voluntarios para la mitad o más de sus 90 trabajadores.
Quedó así atrás el convenio con el que cerraron el año pasado, y que a los trabajadores les costó horrores: “El convenio lo propuso la UOM porque iba a achicar la mitad del personal. Y lo único que se logró es que los compañeros no pudieran pagar la tarjeta de crédito, que se atrasaran en los alquileres, en los créditos. Económicamente nos ahorcó. Había sueldos que oscilaban entre los 8 mil y los 13 mil pesos por mes, no más que eso. Y la persona que paga alquiler, con el alquiler y la boleta de luz ya está, no tiene para vivir”, lamenta hoy Peralta.
Y, lo peor, admite que “la crisis es cierta”. Según el ahora ex trabajador de Helvética, pasaron por otros cuellos de botella y salieron. “En 2009 no trabajamos en casi todo el año y nos pagaron el 100%, y no se despidió a ningún trabajador. En 2014 trabajamos tres semanas durante 6 o 7 meses y nos pagaron todo el sueldo. Y apenas diez personas se fueron”, recuerda.
Ahora no: antes del cierre temporario de la planta todo era un desierto. “De la producción de 70 unidades se bajó a 20, 15. La mayoría de las horas estábamos parados en la empresa, tomando mate, porque no había nada para hacer. Nada. Ya el último mes, en agosto y septiembre, casi no produjimos. Íbamos a cumplir horario, prácticamente”, lamenta el ex delegado.
De mal en peor
“Nos juntamos y hablamos que lo menos grave era retirarnos cobrando el 100% de la indemnización”, dice el ex delegado Peralta, que culpa por la situación directamente a las políticas del gobierno nacional: “Han sido un desastre. Metalsur en Rosario, Firmat con Vassalli, Tenaris… Hay cantidad de empresas grandes, de más de 100, 200, 300 operarios, que están en crisis como nosotros”, sostiene.
Peralta también está enojado con la UOM Cañada de Gómez, a la que cuestiona por no haber lanzado un plan de lucha. “Entre octubre y noviembre se fueron seis o siete compañeros con el 50% de la indemnización”, lamenta. De igual modo, reconoció a su ex empleador: “Fue siembre muy correcto con nosotros. Nunca se atrasó en los sueldos, los aguinaldos, las vacaciones”.
En igual sintonía, a mitad del año pasado el secretario de Producción de Cañada, Marcelo Cogno había justificado el acuerdo de la UOM y Helvética: “No puede sostener 90 trabajadores cuando de vender 60 unidades cae a vender 5 o 6 por mes”, dijo.