La tortura y asesinaro de Fátima, una niña de siete años hallada sin órganos dentro de una bolsa en Ciudad de México, disparó la indignación y la presión sobre un gobierno que se presenta incapaz de contener la crisis de violencia en un país con unos 90 homicidios diarios, diez de ellos femicidios.
Sin haberse recuperado todavía de la conmoción por el asesinato la semana pasada contra Ingrid Escamilla, descuartizada presuntamente a manos de su pareja, México amaneció con la noticia de un nuevo crimen escabroso, reseñó la agencia de noticias EFE.
El suceso se conoció horas después de que el presidente Andrés López Obrador le reclamara el martes a integrantes de grupos feministas que no vuelvan a pintar consignas en puertas y paredes durante las protestas contra femicidios, tal como lo hicieron días atrás en la sede del gobierno.
«A las feministas les pido, con todo respeto, que no nos pinten las puertas, las paredes, que estamos trabajando para que no haya femicidios, que no somos simuladores y que no esperen que nosotros actuemos como represores», había dicho el mandatario anteayer en conferencia de prensa.
El cuerpo de la niña, identificada como Fátima Aldrighett, de 7 años, fue encontrado en la alcaldía Tláhuac, un barrio popular en el sudeste de la capital.
Su desaparición había sido denunciada el 12 de febrero y, según vecinos, fue secuestrada al salir de la escuela.
El abuelo de la niña, Guillermo Antón Godínez, habló con el sitio RTespañol sobre lo ocurrido: «Mi hija llegó (a la escuela) 15 o 20 minutos después por su hija y ya se la había llevado una mujer».
Según Antón Godínez, la madre de Fátima fue al Ministerio Público para reportar su desaparición, pero que le contestaron que hasta las 72 horas no podían empezar a trabajar.
Cinco días después de que su madre reportó su desaparición, el domingo 16 de febrero, las autoridades encontraron el cuerpo de la menor en la colonia Los Reyes de la alcaldía de Tláhuac, aledaño a Xochimilco.
La Fiscalía mexicana, que mostró imágenes de una mujer caminando junto a la niña después de salir de la escuela, ofreció una recompensa de 100.000 dólares por cualquier información.
Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) exigió que se lleve a cabo una «investigación profesional, integral y exhaustiva».
La familia acusa a las instituciones de no prestar la atención necesaria al caso, mientras que los colectivos feministas y las organizaciones de derechos humanos denuncian la inacción de las autoridades y la inseguridad que viven las mujeres en aquel país.
Consultado sobre el caso, López Obrador dijo que está trabajando para evitar estos casos y responsabilizó la situación del país a “una degradación progresiva que tuvo que ver con el modelo neoliberal”, que afirma querer transformar desde que asumió en diciembre de 2018.
Horas después, una tía de la menor, Sonia López, apareció entre lágrimas ante la prensa frente a la fiscalía general de Ciudad de México y responsabilizó a las autoridades mexicanas de lo sucedido.
En el barrio Xochimilco, también en el sur de la capital, padres de familia de la escuela a la que asistía Fátima reclamaron también que se hiciera justicia. “Este pueblo está olvidado, ya no puede uno salir a la calle, a la tienda, porque uno es asaltado”, dijo una madre al canal Milenio TV.