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México la pasó mal y rezó; lo salvó Alemania

La selección mexicana cayó goleada ante Suecia (3-0) en Ekaterimburgo, pero aún así logró clasificar para los octavos de final del Mundial de Rusia, del que se va humillada la vigente campeona Alemania, tras su derrota ante Corea del Sur (2-0). Sí, con estos resultados se clausuró la acción en el Grupo F.

El desplome de la ganadora de cuatro copas culminó la venganza de los nórdicos, aún heridos por la dolorosa derrota in extremis del sábado, que se cebaron con los aztecas gracias a los tantos de Augustinsson, Granqvist (de penal) y de Edson Álvarez en contra.

Todavía le dolía a Suecia aquel gol sublime y sobre la hora de Toni Kroos que le había salvado la vida a Alemania y que había arruinado el sacrificio de los vikingos.

Si se iban a ir de esta Copa de la que dejaron fuera de carrera en la eliminatoria a Italia y en la que casi asfixian a Alemania, que fuera por la puerta principal. Y a ello se pusieron de inmediato, con el alma en el juego y un ojo en Kazan, donde Alemania y Corea del Sur se jugaban la otra porción de este grupo loco donde los cuatro decidían su futuro al mismo tiempo.

No había pasado un minuto cuando un cabezazo de Berg al que por poco no llegó Granqvist dio un adelanto a México de a lo que habían venido los suecos: a sanar un orgullo herido, convirtiendo en un infierno los centímetros que le sacaban a los atrevidos chicos de Osorio.

Se iniciaba así el primer bombardeo vikingo, al que no tardaría en unirse un activo Forsberg y todo el que pudiera.

México, a quien sus aplaudidas victorias ante Alemania y Corea del Sur le habían dejado las matemáticas de lado, aguardaba con paciencia a que escampara el huracán sueco. Pero no lo haría.

Trataban de llegar tímidamente unos aztecas que nunca tuvieron fluidez y sólo se presentaron ante Olsen pasado el cuarto de hora con un potente disparo de Vela, que se fue desviado.

Parecía que esta tarde que acabaría en drama para dos selecciones no iba con ellos hasta que un mal gesto de Chicharito Hernández les heló la sangre. El delantero pareció servirse del brazo para repeler un ataque sueco en el área, y los nórdicos salieron disparados hacia el juez Néstor Pitana.

Rondaba la media hora y el futuro era entonces la pantalla del VAR donde el árbitro argentino revisó la jugada. Pero no vio infracción y volvió a retomarse el juego para alivio mexicano, que veía por primera vez de cerca la tragedia, y desesperación de los suecos, que no entendían qué habían hecho para merecer tanto maleficio en Rusia.

El gran problema para este México de la montaña rusa de Osorio es que Suecia quería demasiado ganar este partido.

Desde que algunos miembros de la Mannschaft habían celebrado su victoria en sus narices, no pensaban en otra cosa y el gol era cuestión de tiempo. De 50 minutos exactamente, los que tardó Augustinsson en fusilar a Ochoa tras recibir en el área un pase de Claesson.

Explotaba la marea amarilla que lleva siguiendo a Suecia desde hace dos semanas, pero aún más febril era la situación del Grupo F: con el 0-0 de Alemania, pasaban ahora México y Suecia pero ya ha demostrado Rusia que 40 minutos en este Mundial pueden ser una Copa en sí misma.

Por si acaso, los nórdicos siguieron a lo suyo, decididos a curarse las heridas con goles ante un México sin brújula.

Apenas diez minutos después, Héctor Moreno derribaba a Berg en el área provocando el penal con el que Granqvist pondría el 2-0 para Suecia y la calculadora en la mano a los mexicanos.

Y aún sería peor. Édson Álvarez se hizo un lío en lo que quería ser un despeje a un remate de Toivonen, que acabó convirtiéndose en el tercer gol de Suecia y en la mudanza definitiva de México a Kazán.

Los aztecas jugaban ahora allí, en impedir que Alemania venciera a Corea del Sur mandándoles a hacer las maletas, hasta que ocurrió lo que hace unos días parecía increíble: los asiáticos se habían adelantado y la vigente campeona del mundo estaba a un paso de caer eliminada.

Nadie tiene su lugar seguro en Rusia, y de momento México conserva el suyo.

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