Un maestro de 65 años murió a causa de los golpes recibidos en el desalojo que realizó anteanoche la Policía federal en Acapulco, donde también hubo varios lesionados y un centenar de detenidos, por la que ayer volvieron a protestar miembros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (Ceteg), en el sur de México.
Sobre el incidente, el gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, aseguró que el gobierno tiene “un límite de tolerancia” y anteayer los maestros lo “rebasaron”, y destacó que la Policía federal actuó “con absoluta pulcritud” durante el desalojo.
Anteayer, tras seis horas de bloqueo en el bulevar de Las Naciones, un autobús arrolló a policías federales y mujeres, tras lo cual los uniformados desalojaron a los manifestantes.
“Lamentamos mucho informar que mataron cruelmente a nuestro camarada de lucha, ejemplo y maestro de muchos”, expresa un mensaje de la Ceteg difundido por redes sociales.
“El camarada Claudio Castillo Peña falleció a causa de los golpes recibidos por la Policía federal, camarada que tenía poliomielitis, el cual no podía defenderse ni correr, dado su estado físico y a la edad que tenía”, agrega el mensaje, citado por el diario local La Jornada.
Castillo Peña pertenecía al movimiento magisterial de los jubilados y normalmente era uno de los oradores de las movilizaciones del magisterio disidente. Debido a su estado de salud, el profesor utilizaba muletas, y testigos señalan que no pudo correr al iniciarse el operativo de desalojo.
Padres de estudiantes de Ayotzinapa refirieron que Castillo Peña era egresado de la Escuela Nornal Isidro Burgos –la misma de los 43 desaparecidos– y participaba en las movilizaciones para exigir la aparición con vida de los jóvenes normalistas.
Manuel Salvador Rosas Zuñiga, miembro de la comisión política de la Ceteg, región Costa Grande, manifestó: “Hacemos responsable completamente al gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto, porque fueron ellos quienes cancelaron la mesa pactada mediante minuta firmada el pasado 11 de febrero”, lo que motivó la protesta de anteayer de los maestros. También dijo que la embestida del autobus contra policías y mujeres fue “una decisión propia del conductor” que no tenía nada que ver con la protesta, pero provocó la decisión de los uniformados de desalojar a los maestros.
En Chilpancingo, capital de Guerrero, unos 600 maestros marchaban ayer hacia el centro de la ciudad y no descartaban ir hacia el Congreso local, el Palacio de Gobierno o la Autopista del Sol en repudio de lo sucedido anteayer.
Al contingente de maestros se unieron integrantes de organizaciones sociales que desde octubre acompañan el campamento instalado por la disidencia del magisterio, que reclama por el pago de sus salarios, contra la nueva ley educativa nacional y por la aparición de los 43 estudiantes desaparecidos, reportó el diario local Milenio.
Por su parte, Ortega, gobernador de Guerrero, sostuvo que lo de anteayer “fue la gota que derramó el vaso”. “Yo les estuve diciendo que no siguieran con la radicalización del movimiento porque se les iba a aplicar la ley. Hemos sido absolutamente tolerantes al extremo, nos hemos ganado los cuestionamientos y la censura de varios sectores”, argumentó. Ortega afirmó que siguen con el llamado al diálogo con la Ceteg y con los estudiantes normalistas.