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México: «Se necesita voluntad política y cumplir la ley» para reducir femicidios

La experta María Sol Berenice Salgado Ambros se refirió a la ola de asesinatos con saña a mujeres que afecta al país azteca. “El presidente López Obrador está superado por todo lo que está pasando”, expresó la actual Comisionada de Búsqueda de Personas

La última ola de femicidios desató esta semana un fuerte debate en México sobre la responsabilidad del Estado y su capacidad de responder a las desapariciones y los asesinatos con saña de mujeres, niñas y hasta bebas, un cuadro que para María Sol Berenice Salgado Ambros, experta en el tema, sólo puede ser reducido con «voluntad política», «más recursos» y «cumpliendo la ley que ya existe».

Salgado Ambros tiene, con 45 años, un currículum difícil de igualar en el tema: fue la primera fiscal especializada para la investigación y persecución de delitos de desaparición forzada de personas; directora adjunta del área de delitos de violencia contra mujeres y trata de personas de la Procuraduría General de la Nación, y también tuvo cargos en el área de violencia intrafamiliar y de apoyo a víctimas de delitos sexuales y actualmente es la Comisionada de Búsqueda de Personas del Estado de México.

En una entrevista con Télam advirtió que, desde que se hicieron mundialmente famosos los femicidios de Ciudad de Juarez, los asesinatos de mujeres y niñas se cometen en México de manera más pública y con saña, como lo demostró esta semana el de Fátima, una niña de 7 años que fue encontrada muerta cinco días después de que su familia denunciara su desaparición.

—¿Cómo puede el Estado proteger mejor a las mujeres y las niñas en estos casos?

—Se necesita voluntad política y cumplir la ley. Nosotros propusimos crear cuerpos especiales compuestos por la Policía, las fiscalías, el Ministerio Público, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia y las comisiones como la que integro para liderar y activar de inmediato las búsquedas. En Ciudad de Juárez, ese protocolo funcionó bien y debía implementarse en todo el país. Si hubiesen existido, la búsqueda de Fátima hubiese sido muy distinta y hoy posiblemente tendríamos más evidencia de lo que sucedió.

—¿Por qué estos cuerpos especiales no avanzan en todo el país?

—Es una cuestión de decisión de las autoridades políticas. Me consta la preocupación y compromiso con el tema de mis compañeros de la capital. Ya más arriba no sé…Te puedo asegurar que el tema de las desapariciones no es algo nuevo y es muy frustrante ver repetir las mismas fallas. Ahora tenemos una norma general, ni siquiera local, federal, que costado mucho trabajo conseguir, pero igual no se aplica. Hace dos semanas, el fiscal general pidió en una entrevista que desapareciera la figura de femicidio del Código Penal. La ignorancia completa y la falta de interés en el tema duelen.

—¿Qué le pareció la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador en estos días?

—El presidente está superado por todo lo que está pasando con el tema de la violencia contra las mujeres, pero considero poco atinado sus comentarios. Le restó importancia a lo que sucede. Él no solo es nuestro máximo mandatario, sino también un ejemplo a seguir para los estados.

—El presidente celebró un acuerdo en el Parlamento para elevar la pena de 60 a 65 años para el delito de femicidio, ¿esa medida ayudará?

—Nunca he creído que la solución sean las penas federales a problemas tan graves como femicidios. Deben tener una pena justa no solo por la pérdida individual, sino para la sociedad completa, pero más que la sanción deberíamos tener en cuenta la prevención. Debemos atender la violencia desde su albor, desde que la mujer denuncia un golpe, un jaloneo, una agresión.

—¿Cómo hace el Estado para fortalecer el lado preventivo?

—Sabemos que hoy hay dos opciones, o denunciaron y las causas no prosperaron, o no denunciaron porque la Policía las desanimó. En la mayoría de los casos, con los años, esa persona vuelve a ser víctima. Se tiene que fortalecer las áreas de atención a las víctimas. Las leyes que existen están muy bien, no hay que crear nuevas. Hay que hacer es fortalecer las instituciones con los recursos necesarios.

—¿Ve un cambio desde los casos de Ciudad de Juárez? ¿Más saña y menos ocultamiento?

—Sí. Uno de los últimos casos que tuve fue el de una maestra de baile de una universidad que fue asesinada por su pareja dentro del propio teatro de la universidad donde daba clases. La dejó allí para que la encontrara al otro día el personal de limpieza, como si dijera: quiero que sepan lo que hice. Lo que estamos viviendo ahorita demuestra que Juárez no está superado, la violencia está en su pico más alto, no en cantidad, sino en términos de saña. No tengo palabras para describir los otros casos que me han tocado últimamente…solo puedo describirlos como una expresión de odio hacia el género femenino.

 

«El femicidio es una revancha social en un país machista y misógino» frente al avance feminista

La definición de femicidio, para María Sol Berenice Salgado Ambros, comisionada de Búsqueda de Personas del estado de México y especialista en políticas de prevención e investigación en violencia de género, es contundente: «Es una revancha social en un país machista y misógino» como México, frente al empoderamiento de las mujeres.

Télam consultó a la especialista sobre las diferencias entre femicidio y el homicidio, en un país como México, con una tasa que ronda las 30 muertes violentas cada 100.000 habitantes.

«El femicidio tiene características muy marcadas que lo hacen diferente. Yo lo veo como una revancha social en un país tradicionalmente machista y misógino a las actitudes de empoderamiento que estamos teniendo las mujeres», afirma Salgado Ambros.

Esta apreciación se basa «principalmente por la saña con la que nos están matando», explica, y agrega que «cuanto más suben las penas y los programas contra la violencia de género, más sube la saña de la violencia contra las mujeres y las niñas».

«Además, no son personas extrañas las que nos asesinan, sino personas del círculo íntimo. Y ya no existe ni ese ocultamiento que había antes», asegura.

Como ejemplo, Salgado Ambros cuenta: «La semana pasada Ingrid fue asesinada por su pareja. Los vecinos habían escuchado la riña y lo vieron tirar basura en la bolsa de los mandados en la alcantarilla en plena calle. Salía y entraba con más basura, hasta que le avisaron a la patrulla y ellos descubrieron que estaba tirando los restos de Ingrid. Ese tipo de saña, mensaje peyorativo y exposición no lo vi con miembros del crimen organizado».

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