Taylor Swift publicó el domingo una carta abierta en la que aseguró sentirse “asqueada” por la venta de Big Machine Records, el sello que controla los derechos de su discografía, al productor Scooter Braun, quien la hostigó durante años. “Durante años rogué por la oportunidad de ser la dueña de mi obra. En cambio, me ofrecieron volver a firmar con Big Machine Records y «recuperar» un álbum por cada disco nuevo que entregara”, explicó la cantante en su cuenta de Tumblr.
“Debí tomar la dolorosa decisión de dejar atrás mi pasado. La música que escribí en el piso de mi habitación, y los videos que soñé y pagué con el dinero que gané tocando primero en bares, después en discotecas, después en estadios”, publicó.
Taylor Swift firmó contrato con Big Machine Records cuando tenía apenas 15 años. La firma pertenecía a Scott Borchetta, un ejecutivo de la industria discográfica de Nashville que renunció a su trabajo en DreamWorks Records en 2004 para formar su propia empresa. El contrato de Swift, la primera artista en firmar con el sello, indicaba que los masters quedarían bajo propiedad de la compañía. “Cuando dejé los masters en manos de Scott, acepté el hecho de que eventualmente los pudiera vender. Nunca en mis peores pesadillas imaginé que el comprador iba a ser Scooter”, agregó. Braun representa a artistas como Justin Bieber, Ariana Grande, Demi Lovato y Carly Rae Jepsen, habría pagado unos 300 millones de dólares por la compañía, según publicó The Wall Street Journal.
En la carta que se conoció el fin de semana Taylor Swift enumera varias de las situaciones que sufrió en los últimos años y por las que responsabiliza a Braun. “Cuando Kim Kardashian orquestó la grabación de una llamada telefónica para filtrarla y luego Scooter usó a dos de sus clientes (Bieber y Kanye West) para hostigarme en las redes sociales. O cuando Kanye grabó un video de pornovenganza para mostrarme desnuda. Ahora Scooter se quedó con el trabajo de toda mi vida, al que no tuve la oportunidad de comprar. Esencialmente, mi legado musical está a punto de quedar en las manos de quien trató de desmantelarlo”.
“Por suerte, ahora firmé con un sello que cree que debo poseer todo lo que hago. Por suerte, dejé mi pasado en las manos de Scott, pero no mi futuro. Y espero que los jóvenes artistas y niños con ilusiones lean esto, y aprendan a protegerse mejor a sí mismos en una negociación”, completó quien tiene planificado sacar a la venta Lover, su próximo disco, el próximo 23 de agosto a través de Universal Music.
La reacción a los dichos de la cantante no tardaron, Scott Borchetta publicó un texto en la página web oficial del sello en el que dijo que: “El 100% de todos los activos de Taylor Swift iban a ser transferidos a ella inmediatamente al firmar el nuevo acuerdo. Estábamos trabajando juntos en una nueva clase de arreglo para nuestro nuevo mundo de streaming que no estaba necesariamente atado a álbumes sino a una porción de tiempo. Taylor tuvo todas las posibilidades del mundo no sólo de poseer sus masters sino también cada video, fotografía y todo lo asociado a su carrera. Ella eligió irse”.
Pero fue el texto de Taylor Swift el que generó inmediata respuesta entre sus colegas. “Me da vuelta las tripas que, sin importar cuánto poder o éxito obtenga una mujer en su vida, siempre será susceptible a que alguien aparezca y te haga sentir impotente sólo por despecho. Eso dice mucho sobre cuánto falta avanzar en la industria de la música”, escribió Halsey en su cuenta de Twitter.
Por su parte Bob Lefsetz, un analista de la industria al que Taylor le había dedicado la canción “Mean” en 2010 tras criticar su estilo como intérprete, también se refirió al tema en su newsletter diario. “Swift está dándole un servicio a todos los artistas. Se plantó contra la música gratis con Apple, se plantó a Trump, y ahora se está enfrentando a un modelo de negocio arcaico en el que los artistas son indispensables, pero tratados como si fueran esclavos”.