Ni tan lejos ni tan cerca. Una mirada corrida de los historicismos, con sentido crítico, porque el personaje admite todas o casi todas las miradas posibles. Eva Duarte de Perón, el gran mito argentino, “esa mujer”, es la materia a partir de la cual se edificó, en cierto modo y mucho más allá de eso, Mi nombre en Eva Duarte, espectáculo cordobés que este sábado suma un escalón más al valioso ciclo Una que lleva adelante por segundo año consecutivo el Centro Cultural Parque de España (CCPE, Sarmiento y el río), que propone una serie de montajes, unipersonales protagonizados por mujeres, donde más allá del acuerdo formal la riqueza está en la diversidad poética y en el mismo sentido, política.
Mi nombre es Eva Duarte, que tiene como gran protagonista a la actriz cordobesa Eva Bianco, acaso una de las mejores actrices argentinas del presente con una importante carrera no sólo en el teatro sino también en el cine, parte de una singularísima coincidencia: la actriz se hace llamar Eva Bianco pero en realidad se llama Eva Duarte, un nombre casi imposible para que, además, se reconozca a una actriz que no sea la mismísima Evita.
Vuelve “Una”, el valioso ciclo de unipersonales encarnados por mujeres del CCPE
Así, en esta especie de nueva epifanía sobre Eva, “los personajes que rodearon a Evita en sus últimos días se hacen presente y en una alquimia escénica liberan a la actriz de su nombre negado y a Eva de su negada muerte”, plantean desde el equipo artístico que además de Eva Bianco cuenta con el trabajo en escena de Cokó Albarracín, con dramaturgia y dirección general de Belén Pistone, diseño sonoro de Horacio Fierro, diseño lumínico, fotografía y diseño gráfico de Rodrigo Brunelli; vestuario de Natalia Ferreyra y escenografía de El Cuencón.
Presas del mismo nombre
“Evidentemente, que yo me llame Eva Duarte en mis documentos y que me haga llamar y Eva Bianco, que es el apellido de mi mamá, es solamente una excusa en la obra para iniciar este juego teatral que se va desplegando a lo largo de todo el recorrido de la propuesta. La estructura es simple: es una actriz que tiene este problema, porque se llama Eva Duarte como Eva Duarte de Perón, y eso a ella no le permite ser reconocida como por su trabajo. Aparece esto de que Eva Duarte la tapa, la oculta. Ése es un poco el juego escénico porque esta actriz decide hacer una serie de personajes y todo transcurre en ese plano hasta que parecen los fantasmas de verdad”, contó Eva Bianco, también protagonista de la versión cordobesa de La Sapo y de recordados films como el fundacional Cuatro mujeres descalzas y Los Labios, entre otros.
En la propuesta, Eva Bianco está enojada con todos los que rodearon a Evita en sus últimos días. Ella tiene una teoría: ambas mujeres están presas del mismo nombre. En ese sentido, el espectáculo es un acto de espiritismo para que ambas queden liberadas. Y ese viaje para recuperar su nombre la lleva a recorrer la historia de la muerte de Evita a través de los testimonios de su sacerdote confesor, su enfermera y Erminda Duarte, su hermana.
“Esta actriz interpreta una serie de personajes. En particular, la enfermera y el cura, que fueron las últimas personas que estuvieron muy vinculadas a Eva. De ellos sólo hay un registro en YouTube de reportajes donde cuentan los últimos tiempos de Eva Duarte de Perón, cuando ya estaba enferma, moribunda. Este material es el que yo le acerco un poco a Belén (Pistone, la directora y dramaturga), porque de ahí surge un poco todo. Yo le acerco a ella la idea de que me interesaba hacer una obra que tuviera que ver con una actriz que se llama Eva Duarte, que soy yo, y que me llamo como Eva Duarte de Perón, y también con esa Eva que si bien ya murió, aun así, después de muerta, no la dejan morirse, no se termina de morir nunca, no se puede morir porque le pasan muchas cosas después de muerta”, profundizó la actriz acerca de la génesis de este proyecto que formó parte del último Catálogo del INT y se presentó en diversos escenarios del país.
Una fantasía
“El proceso de dramaturgia que llevó adelante Belén fue a partir de esa idea y de esos videos, donde también aparece el último discurso de Eva cuando ya estaba muy enferma. Es el último 17 de Octubre y es muy impresionante porque ella le habla a la gente en la plaza, detrás de ella hay un montón de hombres, que no es un dato menor, y se lo ve a Perón llorando; la mira y llora. Perón llora un poco en silencio pero está llorando, eso es algo que me impresionó mucho porque ella nunca se da vuelta hacia Perón para mirarlo. Siempre está hacia el balcón, hacia adelante, hacia la gente, jamás lo mira a él ni mira a nadie de los que están detrás de ella. Y el otro video es el día del Renunciamiento, cuando la fórmula era Perón-Perón, y ellos juntan a todos en la plaza para proclamar esa fórmula y ella les pide que no la obliguen a hacer cosas que ya no quiere hacer, que se vayan, que ya van a entender, porque ya sabían que estaba enferma y la presionaron para que renuncie, y en ese caso ella es la desesperada: le habla a la gente, es de noche, Eva está desesperada, y detrás se vuelven a ver un montón de hombres y como siempre está el General Perón, pero él nunca la mira. Esas ideas fueron las que desencadenaron este trabajo, sobre todo a partir de la narración oral que es una técnica sobre la que trabaja mucho Belén. Y fue un proceso muy rico porque era un poco ver todo ese material y hablar de lo que nos pasaba a nosotras ahora con eso, como resonaba todo eso en este presente”, profundizó la actriz.
En ese sentido, en la construcción de un universo dramático donde aparecen destellos de lo propio junto con las lógicas de lo documental aunque no en un primer plano, la actriz evaluó: “Todo lo que pasa en la obra es como una gran fantasía, un artificio teatral tanto con lo que tiene que ver conmigo, que es un dato personal porque me llamo Eva Duarte, y lo que aparece con respecto a Eva Duarte de Perón. Pero es una fantasía, fuimos por ese lado, incluso dejando un poco las investigaciones históricas. Trabajamos sobre estos dispositivos de imágenes, audio y video, y desde ahí se construyó esta propuesta”.
Exorcizar el mito
“Trabajar con Eva Duarte siempre es polémico y es un desafío. Como muy bien dice Belén, es ella quien nos interroga e interpela. La figura de ella, el mito que representa, más allá de quién fue y de lo que hizo. Lo que hacemos es sobrevolar a partir de nosotras mismas, con nuestras propias alas, ese mito, pero es una mirada que se corre de algunos datos históricos. Nos sentimos provocadas por esos puntos de partida que fueron los que estuvieron con ella al final de la vida y esos discursos donde la vemos a ella. Y al mismo tiempo, un poco lo que a cada una de nosotras nos evoca esta figura”, contó la actriz.
Y sumó: “No es menor que comenzamos a trabajar esta obra en 2019 cuando estaba latente el debate por la Ley del Aborto, la manifestación feminista en las calles, esas chicas, algunas muy jóvenes, militando. Entonces desde ahí también es el enfoque. De hecho, nos sentimos impregnadas por todo eso que fue lo que nos permitió crear esta gran fantasía sobre lo que nos provoca este mito argentino. Y por supuesto que la obra no es inocente: nosotras atraemos un fantasma que después aparece en escena, que viene y reclama una serie de cosas, y ése es nuestro invento, sobre todo Belén Pistone: ella pide que la dejen morir, que le devuelvan su cuerpo; le habla al general al que también le reclama un par de cosas. Por lo tanto no es sólo un mero juego teatral dado que nosotras también tenemos algo para decir respecto de todo eso. En el mismo sentido, buscamos indagar en la contradicción que había en este personaje dentro de sí mismo, porque es tan amplio… y por eso se convierte en un mito: todas entramos con ella y todas nos podemos alejar de ella. Allí la obra plantea un juego que fue muy interesante y del que no fuimos tan conscientes hasta que empezaron las funciones. Ahí pasó algo con el público y con nosotras mismas: pudimos madurar todo ese proceso y asumir de qué estábamos hablando, porque también nosotras estábamos moviendo un inconsciente colectivo y personal sobre este personaje”.
El fantasma
Lejos de cualquier material previamente escrito del arsenal de investigaciones, novelas y relatos que aparecen sobre Eva Perón, personaje también transitado por el teatro, el cine y la tevé, la obra se vale de sus propias lógicas, aunque el imaginario colectivo se vuelva un lugar por momentos inevitable.
“Con respecto a Eva ya muerta y lo que pasa con el cadáver, no nos basamos en nada previo y mucho menos en la novela (histórico-ficcional) de Tomás Eloy Martínez (Santa Evita) pero sí lo movilizante fue que no la dejaban morir, que no devolvían su cuerpo. Y no solamente los militares o la Juventud Peronista que lo reclamaba. Es a ella a quien no le devuelven su propio cuerpo, al mismo tiempo que a ella le pasan cosas en vida, porque le mienten respecto de su propio cuerpo. Y al final no la dejan ni siquiera que se pudra tranquila en una tumba. Y eso tiene que ver con los reclamos del presente de este movimiento, porque las mujeres nos enfrentamos al patriarcado, también porque los hombres creen que pueden hacer con nuestros cuerpos lo que quieran. Y no solamente son los hombres, a veces nosotras mismas hacemos de patriarcas de nuestros cuerpos y los mancillamos y les exigimos un montón de cosas que quizás esos cuerpos no nos puedan ofrecer, más allá de lo complejo que pueda resultar aceptarse como uno es”, destacó la actriz.
Finalmente, respecto de la presencia de Cokó Albarracín y de la irrupción del teatro dentro del teatro, porque la obra cuenta los avatares de una actriz, Bianco relató: “Eva fue también una gran diva, con sus alhajas y vestidos a la moda; en la obra aparece un vestuario especialmente diseñado que tiene en escena la impronta de un gran desfile. Es un vestuario que está inspirado en diseños originales. Siempre pensamos que necesitaríamos alguien detrás de escena para que me ayudara con los cambios de vestuario. Cokó Albarracín es actriz, vuelve de un largo viaje y se incorpora al equipo. Y pasa una cosa curiosa como siempre pasa en los procesos creativos. En todo esta vorágine de hacer esta obra, voy a la casa de una amiga que tiene muchísimos libros y una noche saco un libro para leer y me encuentro con el libro que escribe la hermana de Eva, Erminda Duarte, que es una de las que viaja a la casa de a Puerta de Hierro (España) cuando reciben el cuerpo de Evita. Fueron dos hermanos, y ella describe toda la infancia, la vida junto a Evita y ése momento. Y a Belén, ya habiendo leído el mismo libro, se le ocurre una gran idea y me dice: «No solamente vamos a traer a escena Eva Duarte de Perón sino que también vamos a traer a escena a su hermana». Y es ese personaje, su hermana, la que hace la artilugio de magia para que venga a escena el fantasma de Evita”.
Para agendar
Mi nombre es Eva Duarte se presenta en el CCPE (Sarmiento y el río) este sábado, a las 20.30, en el Teatro Príncipe de Asturias, con una única función. Las entradas generales tienen un costo de 4.500 pesos, y están a la venta a través del sistema www.1000tickets.com.ar También, en efectivo o por transferencia, de lunes a viernes de 9 a 15 en la administración del multiespacio cultural, y jueves, viernes y sábado, de 15 a 19, e incluso a partir de una hora antes de la función, en las galerías.