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Miedo, violencia y muerte: palabras con las que mujeres definen la desregulación del uso de armas

Las estadísticas revelan que la política de desarme que rige en Argentina es impulsada mayoritariamente por las mujeres para prevenir situaciones de violencia en sus comunidades y familias

Silvina Molina/Télam

Desregular la portación de armas «trae más violencia y más muerte», provocaría «vivir con miedo» y con la «imposibilidad de resolver conflictos sociales mediante el diálogo», advirtieron mujeres que viven y trabajan en barrios vulnerables, en sintonía con lo que indican informes nacionales e internacionales.

Esos informes indican además que las estadísticas revelan que la política de desarme que rige en Argentina es impulsada mayoritariamente por las mujeres para prevenir situaciones de violencia en sus comunidades y familias.

De todos modos, esta postura no es exclusiva de las mujeres, sino que es compartida por amplios grupos de la sociedad, a la que se suman voces de quienes vivieron en su propia familia situaciones derivadas del uso civil de armas de fuego.

Alfredo Marcenac tenía 18 años cuando caminaba por avenida Cabildo, una de las más icónicas de la ciudad de Buenos Aires, cuando Martín Ríos -declarado inimputable por la Justicia- lo mató luego de disparar 13 balazos.

Adrián y Mónica Bouyssede, papá y mamá del joven asesinado, crearon una asociación civil que lleva el nombre de su hijo con el objetivo de «asumir la seguridad como una cuestión colectiva». La ONG integra la Red Argentina contra el Desarme.

Desde Necochea, donde vive la familia, dicen a Télam que la ecuación es «a mayor cantidad de armas, mayor cantidad de muertos» y, más allá de su experiencia dolorosa y única, sustentan su afirmación «en estudios internacionales que lo demuestran».

Si bien existen varios informes realizados en distintos países del mundo, Amnistía Internacional resume la situación revelando que «más de 600 personas mueren cada día como consecuencia de la violencia con armas de fuego (cifra que incluye suicidios); una violencia impulsada en parte por la facilidad con la que se accede de forma legal o ilegal a las armas».

Y agrega que «hasta el 71% de todos los homicidios cometidos en el mundo conllevan violencia con armas de fuego».

Por eso «estamos claramente en contra de la liberación de la portación de armas, sobre todo en un contexto de violencia social, en el que primero se reacciona y después se piensa», explica el matrimonio Marcenac.

En las propuestas de La Libertad Avanza se lee: «Sobre la tenencia de armas de fuego planteamos la desregulación del mercado legal y proteger su uso legítimo y responsable por parte de la ciudadanía».

La preocupación por esta iniciativa llegó también a figuras del espectáculo, que hicieron pública su inquietud, como la modelo y conductora Carolina «Pampita» Ardohain.

Al hablar en el programa de TV LAM sobre propuestas electorales compartió: «Una de las que más me preocupan -hoy lo hablaba con uno de mis hijos en casa- es la posibilidad de comprar armas al tener la mayoría de edad».

La misma preocupación tiene Constanza Rojas, cocinera popular, entrenadora del club La Nuestra, vecina de Villa 31/Barrio Mugica, de Retiro: «Es muy fuerte escuchar que se va a liberar la venta de armas, desde que tengo uso de razón es la primera vez que escucho algo así. Liberar el uso de armas es vivir con miedo», asegura en charla con Télam.

«Armas libres es vivir con miedo fuera de la villa porque te pueden matar si te consideran «villera», y es un peligro dentro del barrio porque ya existen las disputas de poder, imaginate con armas libres», añade.

Cuenta que escucha a personas del barrio decir «Milei va a liberar las armas, hay que comprar».

Como recorre el barrio, cocina para la comunidad y comparte la cancha de fútbol sabe que «hay una emergencia en salud mental, en niños y adolescentes» y considera que para hacer frente a esas situaciones «necesitamos propuestas, no liberar las armas».

Y reafirma la importancia de la política «que no es mala, no es una mierda, el problema son algunos que la ejercen mal».

Opinión de docente rosarina

Desde Rosario, una de las ciudades atravesadas por hechos delictivos y balaceras, la docente Silvana Hidalgo es contundente: «No estoy de acuerdo con el uso de armas en manos civiles».

«Hoy nos encontramos en un escenario en el que el tejido social está muy afectado, en la zona en la que vivo y me desempeño sentimos cada vez más cercana la violencia, las balaceras en Rosario y en el Gran Rosario, también ciertas amenazas nos han puesto en estado de alerta, en un estado de indefensión y miedo, y estos temores son los elementos que van a utilizar aquellos interesados en que sintamos miedos, inseguridad, y que lleguemos a pensar como viable el uso de armas», analiza.

La docente agrega que «esta propuesta del uso de armas tiene que ver con una cuestión mercantilista, hay un mercado que existe, que es el de la venta de armas, y que necesita clientes ávidos de acceder a ellas».

«Se busca que exista conflicto, un estado de inseguridad para que haya personas dispuestas a poder acceder a ese bien, que termina siendo un negocio para unos pocos», completó y agregó: «Si todos decidieran armarse para poder defenderse desde ese lugar, y no a través de la palabra ¿qué es lo que nos va a quedar.?».

La Matanza, en el conurbano bonaerense, es el lugar de pertenencia de Liliana «Lily» Galeano, referente social del movimiento Nuestra América.

«Me opongo a la liberación de las armas. Cada persona puede arrogarse la capacidad de condenar a alguien a muerte, porque las armas se van a usar para la resolución de conflictos familiares, vecinales. Es la imposibilidad de resolver en forma pacífica los conflictos que surgen en la vida», señala.

«Sabemos que hay armas ilegales y eso funciona muy bien al mercado ilegal», destaca.

Al respecto, desde la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) confirmaron a Télam que «hay aproximadamente 270.000 usuarios de armas registrados en el país».

«Al 1º de diciembre de 2022 el organismo tenía identificadas a 799.687 con Credencial de Legítimo/a Usuario/a (CLU) vencida. De este número, se procedió a la baja de 237.373 que no poseían material controlado registrado ante la Anmac», precisó esta agencia.

En tanto, «las 562.314 personas restantes con CLU vencido, fueron inhabilitados preventivamente», indica.

En Argentina se implementa el programa de Desarme Voluntario y los últimos datos oficiales revelan que «entre 2007 y 2022 se han entregado voluntariamente -e inutilizado de manera inmediata- más de 200.000 armas de fuego y aproximadamente 2 millones de municiones convencionales».

Un dato que resalta el documento oficial es que «el 70% de las personas que entregan voluntariamente armas de fuego son varones, considerando también que el 97% del universo de legítimos usuarios son varones».

No obstante, se revela también que «2 de cada 10 encuestados han manifestado que realizaron la entrega influenciados por mujeres de su entorno más cercano por razones que tienen que ver con evitar accidentes y reducir riesgos en el uso».

Es decir, sólo un 3% de quienes tienen portación legal de armas son mujeres, y son ellas las que impulsan el desarme de los varones.

«Disminuir la circulación de armas de fuego en la sociedad civil, regularizar la situación de tenencia de armas que se encuentran en los hogares argentinos y, fundamentalmente, extraerlas de los mercados ilegales constituye una prioridad insoslayable e impostergable para reducir los niveles de violencia y criminalidad en nuestra sociedad», resume el informe de Anmac.

Una imagen potente brinda un primer epílogo a esta tema: a fines de septiembre, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, preguntó a un auditorio de estudiantes universitarios de Florida si habían estado en episodios que involucraban un tiroteo en algún momento de su vida escolar. La cantidad de manos levantadas fue impactante.

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