El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, celebró hoy la primera reunión con su nuevo Gabinete, casi dos semanas después de que multitudinarias protestas contra el régimen que lleva 30 años en el poder forzaron la disolución del anterior equipo de ministros.
Mientras tanto, miles de personas vuelven, día tras día, a las calles para reclamar la renuncia del mandatario, de 72 años.
Mubarak se reunió con Omar Suleiman, el primer vicepresidente egipcio en 30 años, y otros miembros del gobierno, en un encuentro en el que también participó el nuevo ministro del Interior, Majmud Wagdi.
El 28 de enero, tras tres días de protestas, Mubarak había ordenado el cese en pleno de su Gobierno con el propósito de calmar el reclamo popular. Además, con el objetivo de tranquilizar la situación en el país, el nuevo gobierno egipcio presentó al Parlamento una propuesta de ley para subir los salarios de los funcionarios en un 15 por ciento.
La propuesta fue hecha por el comité jurídico del nuevo Ejecutivo de Ahmed Shafik, pero el Parlamento no está activo ya que Mubarak determinó que se investiguen primero todas las quejas por supuestas manipulaciones durante los comicios parlamentarios de noviembre.
El presidente egipcio rechazó los pedidos para que dimita antes de las elecciones de septiembre, y trata de centrarse en restablecer el orden en El Cairo. Sin embargo, su Gobierno abrió ayer negociaciones con grupos opositores para resolver la crisis más profunda que afecta al país árabe.
Los 13 días de protestas causaron un gran efecto en la zona, sacudiendo a todo el mundo árabe y alarmando a las potencias occidentales. Entre los grupos opositores convocados por el vicepresidente está la proscripta Hermandad Musulmana, el principal grupo opositor. Si bien las partes acordaron la creación de un comité para realizar reformas a la Consitución y poner fin a la Ley de Emergencia, vigente desde 1981, la reunión fue calificada de «insuficiente» por la Hermandad.
La oposición dijo que no se cumplió aun la demanda central de que Mubarak se vaya inmediatamente. Algunos incluso expresaron su preocupación de que el Gobierno esté tratando de ganar tiempo para que el presidente egipcio se mantenga en el cargo hasta septiembre, cuando expira su actual y último mandato.
Pero los manifestantes, que acampan en la plaza Tahrir (liberación) de la capital egipcia, aseguraron que seguirán protestando hasta que el mandatario renuncie y esperan llevar de nuevo su masiva campaña a las calles.
En este marco, el Ejército, considerado clave en el futuro de Egipto, recorrió la plaza Tahrir intentando persuadir a los manifestantes para que abandonen el lugar. «Queremos que la gente regrese a trabajar y reciba su sueldo y que la vida regrese a la normalidad», dijo el comandante del Ejército, Hasan al-Roweny.
El gobierno egipcio mantuvo hoy el toque de queda en las tres ciudades principales del país,El Cairo, Alejandría y Suez. Lo redujo en una hora, de 20 a 6.
Egipto comenzó su semana laboral ayer con la reapertura de los bancos después de que estuviesen una semana cerrados por la revuelta.
En tanto, autoridades de las fuerzas de seguridad y la aduana egipcias empezaron hoy a escanear los equipajes del personal diplomático de países árabes y otras naciones en el aeropuerto internacional de El Cairo. Pese a que las normas internacionales prevén que el equipaje diplomático tiene inmunidad y no es objeto de inspecciones. La decisión, que incluye equipaje despachado y de mano, fue tomada para controlar los elementos que ingresan al país, reportó la agencia egipcia MENA.