Más allá de sus diferencias con el gobierno nacional, el Auditor General de la Nación y ex candidato a vicepresidente de Juntos Por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto, reivindica constantemente a la política como activo vital para la democracia ante los embates de los discursos nihilistas o anti política. Si bien permanece en el espacio que contiene a la principal fuerza opositora al Frente de Todos, reconoció que mantiene charlas con distintos actores del peronismo para conformar una alternativa de centro derecha de cara a las elecciones de 2023. Este lunes visitará Rosario para reunirse con dirigentes santafesinos de JXC.
Luego de rechazar públicamente el episodio en el que se exhibieron bolsas mortuorias con nombres de dirigentes ligados al oficialismo, el ex senador nacional pidió “atender con mucho detenimiento” este tipo de conductas que plantean soluciones fuera del marco democrático e institucional.
En diálogo con El Ciudadano apuntaló la idea de “afianzar el sistema de representación democrática” independientemente de quién gobierne y evitar que cobre vigor el fenómeno conocido como Políticas de la indignación. “No hay que profundizar estas líneas de pensamiento que no llevan a nada, que llevan al fracaso o al surgimiento de regímenes autoritarios que llenan el vacío”, explicó.
En un amplio abordaje de la coyuntura argentina, y a propósito de la querella criminal sobre funcionarios macristas anunciada por Alberto Fernández, pidió dar un debate para evitar la judicialización de la política a partir de decisiones de gestión.
Vacunación a funcionarios, su diagnóstico sobre la gestión de gobierno, fuertes críticas a integrantes del Frente de Todos, y la construcción de un “peronismo republicano” de centro derecha, formaron parte del temario en una extensa charla con este diario. Miguel Pichetto estará presente en la ciudad este lunes para reunirse con dirigentes santafesinos de Juntos Por el Cambio.
-Mencionó en varias oportunidades durante los últimos años el fenómeno de “políticas de la indignación” ¿Aparece ese factor en el actual contexto sociopolítico de Argentina?
-Es un fenómeno de las democracias modernas, hay un autor español, Daniel Innerarity, que habla sobre este proceso que viven las sociedades con la insatisfacción ciudadana, con la indignación frente a las acciones que llevan adelante los gobiernos y que se exteriorizan con presencia de la gente en la calle a partir de reclamos múltiples. Este es un fenómeno que no es solo de la Argentina sino que ocurre en el mundo, a la política de la indignación hay que atenderla con mucho detenimiento.
-Convocatorias como las que se dieron el sábado 27 de febrero en Plaza de Mayo, ¿responden a esta cuestión?
-La convocatoria del otro día, si bien tenía una base legítima que es el enojo con el tema de la vacunación a funcionarios, también tenía una consigna muy compleja en la convocatoria de redes, que era “que se vayan todos”. Es un tema muy complicado porque implica la pérdida del marco institucional. Yo no he ido a la plaza porque entiendo que estas convocatorias ciudadanas son autónomas de los partidos políticos, y darle un perfil de partidización, puede provocar rechazos. Yo creo en la búsqueda de soluciones en el marco democrático.
Yo soy de los que creen que hay que afianzar el sistema de representación democrática mejorando los niveles éticos y de funcionamiento institucional. Pero la democracia se nutre de los partidos políticos, es una democracia de representación, porque los ciudadanos votan, están los tres poderes del Estado y hay que tratar de perseverar en el camino de mejoramiento institucional y no profundizar estas líneas de pensamiento que no llevan a nada, que llevan al fracaso o al surgimiento de regímenes autoritarios que llenan el vacío.
-¿Desde qué sectores se alienta este tipo de manifestaciones?
-Esto surge de manera espontánea, obviamente que también los medios en las sociedades modernas llegan a cualquier rincón de Argentina. Estamos en un mundo distinto. Los sistemas de comunicación y de redes hacen de la vida pública y del escenario público algo muy complicado. Los anónimos de las redes son devastadores, este es el mundo, es la realidad y hay que convivir con ello. También en los medios hay una vocación de superioridad moral frente a la política que también es parte de lo que pasa en el mundo.
-Esto se mezcla también con la persecución a través de la judicialización de la política, ¿hay que debatir respecto a juzgar actos de gobierno y separarlos de los hechos de naturaleza penal?
-Absolutamente. Yo vengo sosteniendo esto y hay que tener mucho cuidado con alterar el derecho penal clásico. En algunos casos pareciera que influye el rango político que uno tiene, independientemente de que el hecho de corrupción puede haber sido cometido por funcionarios inferiores. Esto de que porque es presidente le extendemos la responsabilidad de todos los hechos, es un tema muy peligroso.
-¿Puede resultar complejo técnicamente separar una cuestión de otra?
-No estoy hablando de impunidad presidencial, lo que digo es que actos de gobierno no pueden confundirse con hechos de naturaleza delictiva. Lo que hizo el presidente en referencia a la querella criminal por el préstamo del FMI es una operación distractiva, donde se hizo un embate contra la corte y la gestión anterior, pero logra cortar la agenda de la “Vacunación Vip”. Indudablemente hay alguien pensando ahí, porque después todos los medios periodísticos hablan de la investigación contra Macri, una denuncia que ya existe, está siendo investigada en el Tribuna 5 del Juzgado Federal de Comodoro Py.
-¿Cree que amerita una investigación la decisión por parte de la última gestión de endeudarse con el FMI?
-Es una denuncia arbitraria, porque el endeudamiento con el FMI que fue a una tasa muy reducida, que no superó el 3%, tenía como finalidad pagar capital e intereses de deudas contraídas por otros gobiernos, y sostener el grave déficit fiscal que Argentina viene arrastrando desde los últimos veinte años. Ni el endeudamiento ni la emisión monetaria desbordante como fue la de este gobierno dejan de ser decisiones de naturaleza política destinadas a paliar una situación de gravedad. En algún momento llegará el momento de establecer, que emitir de manera desbordante o endeudarse está prohibido, que ninguno lo haga porque de lo contrario se paga con inflación y deterioro salarial.
-¿Ve al gobierno con intenciones de abordar ese debate incluso para no ser víctima de la judicialización de la política en el futuro?
-El discurso presidencial es muy interesante, se corre de ese debate. En primer lugar cambia la agenda política, lanzando lo de la querella criminal como estrategia distractiva y dejando de hablar de la vacuna que le fue un discurso totalmente perdedor porque vacunaron a pibes de 30 años, que dije que era una pelotudez y lo sostengo, yo a los 25 años no me vacunaba ni contra la rabia.
El presidente ha perdido la posibilidad de constituir un gran prestigio con el tema de las vacunas. Él impulsó la llegada de Pfizer a la Argentina, fue el centro de expermientación más grande del mundo, tenía derecho a sentarse con Pfizer y comprar la vacuna. Entonces no hay claridad de porqué todavía no compramos Pfizer, independientemente de que las otras puedan ser buenas como la vacuna rusa.
-Respecto al tema vacunación a funcionarios, ¿el gobierno fue víctima de errores comunicacionales?
-Absolutamente, en el gobierno carecen de talento comunicacional, no hacen las cosas de frente. Porque se hubiera habido un decreto que establezca que el presidente o la vice tenían que vacunarse para armar un esquema de burbuja, ¿quien iba a decir que eso era irregular? Lo que no se puede hacer es andar vacunando a los hijos, o a los perros, pero dentro del protocolo, a quienes tienen responsabilidades, hay que protegerlos.
-En este contexto, ¿ve que hay lugar a la construcción de una oposición para las elecciones de medio término en medio de las dificultades que señala en el oficialismo?
-Yo hablo con todo el mundo, tengo buenas relaciones con compañeros del peronismo también. Ahora, si me preguntan por la candidatura para este año, todavía no tengo nada definido. Si hay una decisión inteligente de Juntos por el Cambio yo voy a participar, pero no tengo ansiedades personales, ni he definido candidaturas. Estoy trabajando políticamente de cara al 2023 con intención de consolidar el espacio del peronismo republicano.
-Tuvo diálogo público con Guillermo Moreno, ¿es una posibilidad de construcción política para usted?
-Yo tengo diálogo con Moreno, es un hombre honesto, ha hecho cosas que son valoradas negativamente pero no tengo una alianza política con él todavía ni lo he definido. Sigo en Juntos Por el Cambio y dialogo con el ex presidente Macri. Ahora me voy a reunir con autoridades santafesinas de JXC el día lunes para consolidar eso, hay que consolidar JXC en Santa Fe, donde el electorado es coincidente con nuestras ideas.
Estoy pensando en el aporte que podemos hacer a una coalición de centro derecha en Argentina que tiene que ser potente, con clara visión del capitalismo, del empleo, de terminar con la patria del pobrismo, de los planes y de los Grabois que ocupan tierras.
-¿Cuando habla del movimiento liderado por Grabois, incluye también a corrientes religiosas?
-Tiene que ver mucho la visión católica acá, porque hacer plata en Argentina parecería que lo único simpático es hacerlo de manera ilegal. El tipo que labura toda su vida y que tiene un emprendimiento histórico, los matan con impuestos. Hay tres cargas impositivas fenomenales. La del municipio, la de la provincia y Nación. Argentina cobra en materia impositiva, dos veces más que Brasil a los empresarios, diez veces más que en Uruguay, diez veces más que en Chile, y veinte veces más que Paraguay. Estamos perdidos inexorablemente.
-¿Incluye en esas críticas a la figura del Papa Francisco?
-Yo no coincido para nada con los documentos que ha sacado el Papa en sus mensajes (Laudato si´ o el Fratelli Tutti) que si uno los lee detenidamente son documentos anti capitalistas. Cuando el Papa se mete con la política, quiere resolver los problemas del mundo y de los pobres, olvida que la iglesia tiene que tener una visión integral, no puede ser la iglesia clasista de los pobres, tiene que ser una iglesia para todos.
La verdad que los documentos del Papa son pobres, y bastante complicados. En la Laudato no se permite la minería, cuando la minería para Argentina, con cuidado ambiental y el Estado participando puede ser una salida laboral potente, si se hace bien puede cambiar el Producto Bruto Interno.
-La agenda de discusión política en el resto del mundo, ¿guarda relación con la de Argentina (donde se discute judicialización de la política, corrupción) o siguen otros temas?
-El mundo está en otro tipo de discusiones, en como reactiva la economía, como vacuna, como abre la economía de manera fuerte. Acá en los medios se reproduce la segunda ola, cuantos muertos hay en Italia, siguen algunos medios sembrando miedo. Lógicamente hay que cuidarse y prepararse para el invierno, pero hay que vacunar.
Europa está vacunando con todo y reabriendo la economía, Estados Unidos lo mismo. Las agendas son otras, no son las agendas judiciales. Acá en lugar de debatir como crecemos y ayudamos a la producción, estamos preocupados por la prisión preventiva de Pedro o el alegato de María. Yo no soy el abogado defensor de la vice presidenta, pero esa causa (dólar futuro) no debería estar funcionando, el dólar futuro fue un acto de gobierno.
-¿Por dónde considera que está la salida para Argentina en medio de la crisis económica y sanitaria?
-La salida es por el lado de la producción y el trabajo, no por el lado de los planes. No hay que darle más plata a los gerentes de la pobreza como Grabois o Navarro. Son recursos del Estado que habría que aplicarlos a las pymes para que generen empleo. No hay destino si no recuperamos la senda de un capitalismo inteligente. El mundo de la libertad, de la división de poderes, esas son mis ideas.