Por Javier Hernández
Hace más de una década –en el turbulento 2001–, donde las restricciones eran moneda corriente y configuraban un mapa de exclusión que aparecía confrontado –en parte– desde el trabajo libre y colectivo, surgía en el espacio virtual “Cineastas Rosarinos”, un boletín (electrónico) informativo que buscaba comunicar, unir y motivar a hacedores audiovisuales y a aquellos que estuvieran vinculados con ese universo en su desarrollo cotidiano. Creado por el director Mario Piazza (Madres con ruedas; Cachilo, el poeta de los muros), la publicación se consagró a difundir –siempre de forma gratuita y regular “según la información lo requiera”–, noticias referentes al mundo del cine local, nacional e internacional.
En pocos días, el envío –que hoy llega a más de 2 mil personas de todo el mundo–, cumplirá su edición número mil; una fecha que –aunque simbólica– marca el deseo de su creador de “motivar a la acción”. En diálogo con El Ciudadano, Piazza se refirió a los orígenes de Cineastas Rosarinos, sus específicos segmentos, las expectativas para los años venideros, y el desarrollo regional del cine en donde utopías de los 90 “(ahora) se están cumpliendo”, adelantó.
—Hoy Cineastas Rosarinos connota mucho más de lo que el título refiere, y eso se debe a que el Boletín se convirtió en un referente local de la actualidad en el cine. ¿Cuándo y con qué motivaciones empezó este proyecto?
—Hace unos 10 años, o tal vez más, arranqué con esta idea que fue agrandándose en el camino, y que comenzó con mi tarea de reenviar (por correo electrónico) las noticias que recibía y que me parecían importantes para que los colegas pudieran aprovechar. Después le agregué el título de “Cineastas Rosarinos” que surgió como una dedicatoria para ellos.
—Una de las características del Boletín fue la de acuñar un enunciado en cada entrega que, a modo de introducción, procuró dar la bienvenida al lector con un pensamiento diverso…
—Esa idea terminó siendo un interesante desafío porque muchas veces me resultó muy difícil conseguir una frase apropiada por su actualidad o su universalidad y atemporalidad. La primera sale porque encontré una frase que me pareció muy adecuada.
—Y ¿qué decía ese primer enunciado?
—Es la única de las frases que publiqué más de una vez, creo que para el aniversario número 500. La frase era de John Cassavetes y decía algo así como: “Qué hacen ustedes ahí sentados escuchando a un viejo; salgan a filmar; roben un cámara si es necesario”. Después de eso quedó establecido el hecho de incluir una frase significativa que fuera a la vez provocadora. Esa primera me pareció fundamentalmente provocadora y acaso puede encerrar también las intenciones del Boletín: algo así como la de motivar a la acción.
—¿Nunca pensó en cobrar por el Boletín?
—Alguna vez imaginé que si cobraba 10 centavos a cada uno y había 2 mil personas, eso sería doscientos pesos por Boletín. No estaría mal, pero si cobrara 10 centavos ya no serían 2 mil los suscriptores (risas). De un tiempo a esta parte le pongo en la parte inferior del correo, el número de direcciones a los que está siendo enviado y en el último (penúltimo) fue de 2041 correos.
—¿Cuáles son las expectativas que tiene para el futuro?
—Yo quiero ser cineasta, así que mis expectativas van más por ese lado. Quiero seguir haciendo películas e investigar con nuevas formas y posibilidades. El Boletín marcha por impulso propio y no tengo mayor voluntad de impulsarlo, más allá de la energía de comunicar y motivar a los compañeros. Los objetivos desde el principio fueron principalmente dos: Por un lado transmitir a los colegas conciudadanos –como les nombro siempre– la información que pueda serles útil en cuando a convocatorias, concursos, películas para ver en los cines o la televisión, y cursos de formación; y por el otro lado destacar –como debieran hacer los medios de comunicación– los logros de los compañeros.
—¿Le gustaría que se sume más gente a la producción del Boletín?
—Lo que desearía es contar con mayor participación: Que intercambiemos –actualmente ocurre, pero demasiado poco– informaciones entre colegas. No dejo de desear que haya una mayor participación de ese tipo, que lo hiciéramos entre todos.
—¿Cómo veía al cine local en el comienzo del Boletín y cómo lo ve ahora?
—Hubo una especie de explosión este último tiempo. Me hacés acordar que busqué alguna frase de un texto que escribió Raúl Bertone en una revistita que imprimía la Escuela de Cine y que se llamaba “Santa Fe en el Av”; el título alude a lo audiovisual pero en el relato –que es una especie de cuento– quiere decir “Año Verde”. No tuvo mucha difusión porque se distribuía dentro de la Escuela, pero en ese texto imaginaba una actividad audiovisual dentro de la provincia de Santa Fe que, en ese momento –no tengo presente la fecha exacta de la publicación pero sería alrededor del año 90–, parecía utópica. Muchas cosas de lo que ahí se soñaba se están cumpliendo.
—¿En qué frase pensó para abrir el número mil? ¿Será aquella primera de John Cassavetes?
—Probablemente, pero estaría en parte motivado por la pereza de no buscar la frase ideal que quién sabe por dónde andará.
A no temer al efecto 1000
En el Boletín número 998 enviado en la mañana de ayer a los suscriptores, Mario Piazza remarcó la singular exhortación que tituló “A no temer al efecto 1.000”. El reconocido cineasta advirtió: “Así como el día de ayer (por anteayer), 11 del 11 del 11, no pasó nada en especial (ni a las 11.11 ni en ningún otro horario), y tal como la llegada del año 2000 no significó el colapso informático mundial que muchos presagiaban, desde esta Redacción queremos desvirtuar ciertos rumores al aseverar que –sin lugar a dudas– cuando aparezca el número mil de este boletín (dentro de una semana, más o menos) tampoco va a pasar nada”.