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Milei, Bullrich, los dinosaurios de hoy y un país a la venta

El gobierno lleva adelante una reforma de la cúpula de las Fuerzas Armadas que se lee como un guiño a Estados Unidos y a las intenciones de privatizar el sector. La designación de Carlos Manfroni como jefe de Asesores del Ministerio de Seguridad refuerza el vínculo ideológico Bullrich-Villarruel respecto de la reivindicación del accionar genocida de la última dictadura

Mariángeles Guerrero / Especial para El Ciudadano

Las Fuerzas Armadas estrenan esta semana las autoridades designadas por el presidente Javier Milei. El brigadier Xavier Julián Isaac es el nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto -lo que significa, para el cargo, un desplazamiento del Ejército por parte de la Fuerza Aérea-. En tanto, Alberto Presti, hijo del genocida Roque Presti, es el flamante Jefe de Estado Mayor del Ejército. Con estos nombramientos se pasó a retiro a 22 generales, en la mayor reforma de la plana mayor de las Fuerzas Armadas en la democracia reciente. En el Ministerio de Seguridad, Carlos Manfroni -autor del libro “Los otros muertos. Las víctimas del terrorismo guerrillero de los 70”, junto a Victoria Villarruel- fue nombrado por Patricia Bullrich como titular de su Gabinete de Asesores.

La reforma de los mandos parece ir en sintonía con un mayor alineamiento con Estados Unidos: Isaac fue agregado Aeronáutico en la Embajada argentina en ese país y también agregado de Defensa y Aeronáutica en Canadá. En términos de reforma del esquema de Defensa, el proyecto de Ley Ómnibus pide además una auditoría sobre el estado actual del Sistema de Defensa Nacional y propone que se faculte al Poder Ejecutivo a autorizar el ingreso al país de tropas extranjeras.

“El plan que viene implementando Milei es idéntico al de la dictadura. La purga de las Fuerzas Armadas no tiene nada que ver más que con ejecutar tremendos negocios”, sostiene Norma Ríos, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, quien aludió además a las intenciones de privatizar “el agua, la tierra, los minerales, el petróleo o el propio Ejército”. Vale recordar que durante el gobierno de Mauricio Macri costosos inmuebles de las Fuerzas Armadas fueron puestos a la venta por su “potencial inmobiliario y urbanístico”.

Además de la connotación geopolítica de estas designaciones, no deja de ser notorio que el oficial elegido por Milei y el ministro de Defensa, Luis Petri, para ocupar el cargo principal del Ejército sea el hijo de Roque Presti, quien fue jefe del Regimiento 7 durante la dictadura. Presti padre murió sin condena por la desaparición de 44 personas en La Plata. Entre ellas, Daniel Enrique Mariani y Diana Esmeralda Teruggi. Su hija, Clara Anahí, aún es buscada.

Sobre este punto, Ríos valoró: “Hay una remanida frase que dice que los hijos no son culpables de lo que hicieron los padres. Y claro, los hijos no son culpables de lo que hicieron los padres. Pero si sos una persona que desde los 17 años está reivindicando lo que hizo tu viejo, sabiendo que fue un crimen de lesa humanidad, me parece que ahí queda un espacio para discutir si los hijos son o no representantes de lo que hicieron sus padres”.

Además de los nombramientos en Defensa, también hubo novedades en Seguridad. Manfroni, cuestionado por su participación en la revista de ultraderecha “Cabildo” durante la dictadura y uno de los partícipes de la reivindicación de los genocidas que lleva adelante Victoria Villarruel, revistará en las segundas líneas de esa cartera. Con él se designó además a Martín Siracusa —asesor económico en la campaña presidencial de Patricia Bullrich— y a los ex funcionarios macristas Raúl García de Luca, Vicente Ventura Barreiro y Martín Verrier.

Luis Pestri hijo, el nuevo jefe del Ejército. Su designación implicó histórico pase a retiro de 22 generales de promociones más antiguas que la suya.

Manfroni, de vuelta

El nuevo jefe de Asesores de Patricia Bullrich es autor de libros como «Montoneros: soldados de Massera», “La rebelión de la ópera. Una novela que desafía al progresismo” y “Los otros muertos. Las víctimas del terrorismo guerrillero de los 70”, este último coescrito con Victoria Villarruel. Es precisamente por eso que la designación de este abogado se lee como el puente entre la vicepresidenta y la ministra Patricia Bullrich. En junio pasado publicó la nota de opinión “El silencio de los buenos” en La Nación. Allí escribió, en referencia a los genocidas: “Nadie debería estar en prisión después de los 70 años”.

Pero la vocación panfletaria de Manfroni se remonta a la dictadura, cuando escribía en la revista «Cabildo». En sus páginas, entre 1976 y 1983, dejó asentado: “La música rock es el movimiento artístico más subversivo, anticristiano, antimetafísico y contracultural de todos los tiempos. El ritmo destemplado exacerba las pasiones contra el espíritu y crea un estado hipnótico en este lavado cerebral. Toda deformación de la cultura debe ser considerada subversiva y, como tal, erradicada”. También: «La filosofía del rock ofrece la posibilidad de convertirse en un animal o un marica».

En 2015, fue convocado por Mauricio Macri para formar parte de su gobierno. “No cuenten conmigo, ignorantes”, le escribió Charly García al entonces titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi. A través de una misiva, le reprochaba la designación de Manfroni como nuevo subsecretario de Asuntos Legislativos del Ministerio de Seguridad. Unas horas después de hacerse pública la carta, el antiguo colaborador de «Cabildo» renunció. Aseguró que lo hacía para “no perjudicar” al Gobierno.

Sin embargo, en el libro “Guerra sin cuartel”, publicado por la propia Bullrich en 2020 y en el que cuenta su paso por el Ministerio de Seguridad, describe que Manfroni fue parte del “equipo de crisis” conformado ante la desaparición de Santiago Maldonado.

Tomás Labrador pertenece a H.I.J.O.S. Rosario, uno de los organismos de derechos humanos que luchó por el fin de la impunidad de los represores en democracia y que sostiene que “el único lugar para un genocida es la cárcel”. En diálogo con El Ciudadano, sostuvo: “Manfroni tiene un recorrido en la línea en pequeños personajes siniestros que van dando soporte tras bambalinas a las políticas represivas. Ese tipo de personajes se han reciclado en democracia pero es muy dudoso que tengan algún tipo de compromiso democrático”.

El entrevistado brindó además una reflexión sobre la política que expresa la designación de personas como Manfroni: “El golpe de Estado del 76 fue para disciplinar a los trabajadores y a las centrales sindicales a través de la violencia, de la desaparición de personas y de la muerte para la aplicación de un plan de de negocios. Hoy algunos de los que están detrás de Milei fueron beneficiarios de ese plan económico y están demostrando que vienen otra vez con ese mismo plan de ajuste y de recortes, y la única forma de controlar el descontento que esto genera es con represión”.

Charly había finalizado su carta de repudio por el nombramiento de Manfroni de esta manera: “Siento que la lucha fue en vano. Pero aún así, estaremos presentes en nuestras letras… todos nosotros… Como en aquellas épocas negras”.

En una clave similar, Labrador expresa: “En estos días se ha demostrado que somos un pueblo que no se amedrenta, que no deja de reclamar y de protestar por más protocolos y por más amenazas de represión que vengan desde un gobierno”.

Mientras comenta la continuidad de juicios de lesa humanidad como el del Villazo o Laguna Paiva II, Ríos -que es secretaria de Lesa Humanidad de la APDH- sostiene: “Nosotros seguimos trabajando y haciendo lo que hicimos siempre: reclamar juicio y castigo para los genocidas, decir no a la violencia institucional y a la vulneración de los derechos que a la gente le corresponden”.

Manfroni, de la revista Cabildo a jefe de Asesores de Patricia Bullrich.

Una reforma a gusto de Washington y con miras a la privatización

Los nombramientos de Isaac y de Presti fueron acompañados por el del contraalmirante Carlos María Allievi, quien estará a cargo de la Fuerza Aérea y del brigadier mayor Fernando Mengo, quien conducirá la Armada.

Al respecto escribió Raúl Kollman, en una nota publicada esta semana en Página/12: “Los promovidos a la conducción de las tres fuerzas exhiben antecedentes de una sólida relación con Washington. Finalmente, en los observadores de las Fuerzas Armadas queda la sensación que se buscó imponer a jefes jóvenes, sin mucha doctrina, más dóciles ante un eventual terremoto como podría ser el cierre del Congreso o la venta y privatización de numerosísimos predios y bienes de las tres fuerzas”.

El pronóstico condice con lo que fue la política neoliberal del macrismo. Durante su gobierno, y con el argumento de una “reconversión estratégica”, Mauricio Macri puso a la venta costosas propiedades pertenecientes a las fuerzas militares “en función de su potencial inmobiliario y urbanístico”, tal como detalla el decreto 225/2017. El mismo autorizó la transferencia de inmuebles públicos ubicados en la ciudad de Buenos Aires, en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba, Mendoza y Salta.

Fue la Agencia de Administración de Bienes del Estado (Aabe) la encargada de vender esas tierras (en locaciones como Palermo o Puerto Madero). El 26 de diciembre se publicó en el Boletín Oficial la designación al frente del Aabe de Nicolás Pakgojz, un ejecutivo vinculado con Eduardo Elsztain, el desarrollador inmobiliario que es dueño del grupo Irsa y del Hotel Libertador, donde todavía se aloja el presidente.

Actualmente están en la mira otros terrenos ubicados en el barrio porteño de Palermo o en la Base Naval de la ciudad de Mar del Plata.

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