En el mismo tuit de la cuenta Oficina del Presidente Electo en el que confirmó la designación de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad a partir del 10 de diciembre, el libertario Javier Milei anunció este viernes que al frente de la Procuración del Tesoro estará el ex juez de la Corte menemista Rodolfo Barra. El inminente funcionario tiene más historia en la mochila que la frondoza acumulada durante la década del 90: fue, más joven, militante del Movimiento Nacionalista Tacuara, una organización política falangista, fascista y neonazi que actuó entre 1957 y 1966 y fue acusada de más de 40 actos terroristas. Una vieja portada de la revista Noticias lo muestra haciendo el saludo del Tercer Reich, y a causa de ese pasado puesto en evidencia por el diario Página 12 y denuncias de entidades judías, debió renunciar al máximo tribunal. Pero antes y después, sumó cargos e intervenciones en la vida pública. Ahora, regresa al denostado Estado de la mano de los anarco capitalistas.
Barra no es precisamente «lo nuevo». Fue uno de los paradigmas de la década menemista en la Corte de mayoría automática, en la que estuvo desde 1990 hasta 1993.
Empezó como secretario de Obras Públicas de la Nación desde el 10 de julio hasta el 18 de diciembre de 1989. En ese cargo, secundó al entonces titular de esa cartera Roberto Dromi, el “padre de las privatizaciones” y autor del lapsus: «Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado”, sincericidio expresado durante el acto en el que Carlos Menem expuso el «decálogo» de su gestión.
Dejó el cargo para transformarse en secretario del Interior del Ministerio del Interior desde el día siguiente a su renuncia hasta el 18 de abril de 1990. Y fue designado juez de la Corte Suprema de Justicia, puesto que ejerció desde el 25 de abril de 1990 hasta el 20 de diciembre de 1993, cuando renunció al exponerse su pasado neonazi. No respondió a las acusaciones, no aclaró si eran ciertas o falsas: renunció.
— Oficina del Presidente Javier Milei (@OPEArg) December 1, 2023
Sin embargo, nueve días después pasó a desempeñarse como vocal del Directorio del Instituto Nacional de Administración Pública. Eso, hasta el 30 de mayo de 1994. Y desde esa fecha, fue director del Proyecto de Préstamo de Fortalecimiento de la Administración de Justicia. Hay más: fue convencional constituyente nacional desde el 13 de mayo hasta el 24 de agosto de 1994 (la reforma constitucional pactada por Menem y Raúl Alfonsín) y, finalmente, ministro de Justicia de la Nación desde el 16 de junio de 1994 hasta el 10 de julio de 1996.
Su historial dentro de la casta sigue. Fue convocado para presidir nada menos que la Auditoría General de la Nación durante el gobierno de la Alianza. Allí estuvo desde el 13 de diciembre de 1999 hasta el 1 de febrero de 2002. En ese cargo generó numerosos vínculos. Particularmente, fortaleció los que ya había cultivado con abogados que luego pasarían a formar parte de un esquema que el periodista Horacio Verbistsky denunció como «operadores» en favor de empresas que tenían vínculos con el Estado. El presidente del Cels lo bautizó como «intelectual orgánico de la Patria Contratista».
Una de las iniciativas de Barra, que no prosperó, fue la conocida como «Ley Mordaza», para cercenar a la prensa que cuestionara las decisiones oficiales.
El pasado nazi que vuelve
En 2012, como representante de la Universidad de La Matanza, Barra fue propuesto en una larga nómina de jurados para la designación de jueces. Su nombre llegó al seno del Consejo de la Magistratura. Pero allí fue recusado por uno de los miembros del cuerpo, el fallecido abogado mendocino Daniel Ostropolsky, quien recordó su condición de neonazi.
Cuando se trató la objeción en el Consejo, el representante del Ejecutivo, Hernán Ordiales y el de las universidades, Manuel Urriza, defendieron la «legalidad» de la postulación y la continuidad de la candidatura a jurado de Barra. Nada menos que a jurado titular del concurso para cubrir un cargo en la sala I de la Cámara Contencioso Administrativo Federal de Capital, que tenía que investigar y determinar actos de corrupción cometidos por funcionarios públicos.
«Incendió una sinagoga en el 65», lo acusó Ostropolsky.
La vida, desde su óptica
Barra reapareció en 2020 para el debate que se dio en el Congreso sobre la Interrupción Legal del Embarazo. Expuso allí un furibundo rechazo a la norma finalmente aprobada. «La vida humana es de la concepción. Todo ser humano es persona. Es la ley que nos rige y debemos cumplir y respetar. La despenalización es violatoria de la Constitución y de la Convención. El Estado tiene que hacer respetar los derechos», dijo. EL debate ahora parece volver, según las intenciones manifestadas por el diputado electo de La Libertad Avanza Bertie Benegas Lynch.
Un cargo de mucho trabajo
Barra ocupará el lugar central en la Procuración, es decir, el órgano superior del Cuerpo de Abogados del Estado y el máximo organismo de asesoramiento jurídico del Poder Ejecutivo y de los funcionarios de la Administración Pública Nacional. El área se encarga de representar al Estado en los juicios que estén relacionados con las áreas económicas o institucionales. Si Milei cumple con lo que viene prometiendo, la dependencia que encabezará el ex Tacuara tendrá bastante trabajo.
Qué era Tacuara
El movimiento estaba vinculado a los sectores más conservadores del peronismo. Se inspiraba en la prédica del sacerdote católico Julio Meinvielle y el sociólogo francés Jacques de Mahieu, con un ideario de corte fuertemente nacionalista, católico, anticomunista y antisemita.
El origen del nombre proviene de la revista Tacuara de la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES): las tacuaras, cañas fuertes usadas como lanzas por los indígenas que en el siglo XIX se convirtieron en arma típica de los caudillos federales.
El movimiento fue creado oficialmente a finales de 1957 en el bar La Perla del Once. El grupo inicial estaba conformado por Luis Demharter, Alberto Ezcurra Uriburu, José «Joe» Baxter, Horacio Bonfanti, Oscar Denovi y Eduardo Rosa.
Aunque la mayoría de los militantes de Tacuara eran de Buenos Aires, en su momento de mayor auge llegó a contar con comandos en todo el país. Entre otros, en Rosario, Santa Fe, Mar del Plata y Tandil.
La organización atravesó varias derivas ideológicas, separaciones y alianzas. Finalmente, en 1963, se produjo la ruptura mayor. El sector liderado por Joe Baxter y José Luis Nell creó el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT), que mantuvo el nacionalismo pero se despegó de la Iglesia, la derecha y el antisemitismo para acercarse al marxismo y el peronismo de izquierda. De allí surgieron muchos de los cuadros de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), el Peronismo de Base (PB) y, en menor medida, de Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP, en cuya formación participó Baxter).