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¿Milei se pelea con Lali para distraer la atención? Cortinas de humo en medio de la crisis económica y política

En un contexto de ajuste y brinco inflacionario, el jefe de Estado desempolvó su enfrentamiento mediático con Lali Espósito. Mientras, pasaron ya tres meses de gestión sin haber logrado promover, de momento, una política pública de relevancia.

Por Emiliano Rodríguez / Noticias Argentinas

El libertario Javier Milei transita ya por su tercer mes de gestión como jefe de Estado sin haber logrado promover, de momento, una sola política pública de relevancia y que pueda comenzar a caracterizar su labor al frente del Gobierno, por fuera del feroz ajuste que impulsa desde el 10 de diciembre pasado.

Si bien tomó decisiones que él probablemente considere estratégicas en función de desregular la economía, achicar el tamaño del Estado e intentar sanear las cuentas públicas en procura de avanzar hacia su objetivo de déficit fiscal «cero» en la Argentina, el fracaso del proyecto de Ley Ómnibus y la posibilidad concreta de que el mega-DNU 70/23 se empantane en la Justicia abren hoy ampulosos signos de interrogante en cuanto a los próximos pasos que tomará la administración Milei.

En las últimas horas, el oficialismo dejó trascender a la prensa en la Casa Rosada que el Presidente y sus asesores más cercanos están trabajando en busca de avanzar con distintas medidas incluidas en la Ley de Bases, una iniciativa que mordió el polvo en el ámbito parlamentario, en gran medida, por la evidente impericia de La Libertad Avanza (LLA) a la hora de muñequear consensos en el Congreso.

Sin embargo, no queda claro de momento qué camino intentará recorrer el Gobierno en procura de motorizar esas reformas en shock por las que tanto abogan Milei y compañía, y en filas de la oposición existen quienes creen que el primer mandatario podría tratar de evitar al Parlamento para empezar a tomar decisiones por decreto, sobre todo si se demora la tan comentada alianza legislativa con el macrismo.

LLA buscó en los últimos días instalar la noción de que su presunto tropiezo en el Congreso con la Ley Ómnibus «en realidad» se trató de un «éxito rotundo» que permitió poner en blanco sobre negro quiénes están convencidos de imponer un cambio en el país y quiénes únicamente intentan preservar sus propios intereses, mientras Milei redobló su embestida contra los gobernadores a los que considera «traidores» por haber negado su respaldo a la ambiciosa propuesta oficial. Sobre todo, en el caso del mandatario cordobés, Martín Llaryora, que tampoco se quedó callado.

De cualquier modo, parece claro que el Gobierno, como tal, aún no logró ponerse en funcionamiento, más allá del puñado de medidas económicas que sí logró impulsar. Milei comenzó a transitar por su tercer mes de mandato sin que se le conozca, por el momento, una sola política pública con la que hoy pueda caracterizarse y que no se trate necesariamente del implacable ajuste en shock al que está sometiendo, en especial, a la clase media argentina.

Da la sensación de que el oficialismo aún está buscando el modo de recuperarse del golpe recibido en el Congreso, mientras se mantiene latente la posibilidad de que LLA se asocie con el macrismo y que ambas fuerzas conformen un interbloque legislativo. «Nosotros tenemos la decisión de acompañar el cambio y creo que una alianza parlamentaria nos serviría mucho«, dijo a Noticias Argentinas una diputada del Propuesta Republicana (PRO).

«No estamos hablando de una fusión, eso habría que discutirlo, en términos políticos; aparte yo nunca estuve de acuerdo en una negociación por el cargo, pero sí creo que sería muy productivo que pudiéramos armar un interbloque», agregó. «La gente de La Libertad Avanza puede mostrar mucha buena voluntad, pero tiene poca experiencia», acotó, al tiempo que subrayó que durante el tratamiento de la Ley Ómnibus quedó en evidencia cierta «desorganización y desorientación» del oficialismo para poder «sacar adelante» un proyecto tan complejo.

La misma legisladora destacó, además, la necesidad de que el PRO logre recomponer su identidad tras la ruptura de Juntos por el Cambio, que es -según afirmó- «una alianza política que hoy no existe más». Asimismo, expresó: «A mí me generó mucha decepción y hasta bronca ver a diputados que integraban Juntos por el Cambio votando esta ley (el proyecto Bases) de igual manera que el kirchnerismo o que la izquierda, cuando en la campaña electoral proponían un cambio». Y siendo más específica, subrayó: «(Nicolás) Massot estuvo en nuestra lista y digamos que no está siendo muy coherente con sus electores«.

«A veces la política hace que las cosas no sucedan, cuando debería ser el instrumento para que esas cosas ocurran», opinó, y al respecto, manifestó: «Hoy estamos atravesando por una crisis de la verdad; la verdad sobre la economía, sobre las cuentas públicas, sobre cómo se gastan los recursos que genera la Argentina… Y es un proceso doloroso, pero es el único camino, porque estamos en un estado terminal como país».

¿Le conviene a LLA una alianza con el PRO?

«Hoy tenemos un presidente que propone la verdad, que nos dice que no hay plata y que muestra una firmeza y una convicción que no tuvo otro presidente, e incluyo a Mauricio (Macri)«, añadió la diputada consultada por esta agencia, que insistió en que el PRO está unido como bloque en la cámara de Diputados y dispuesto a respaldar el cambio que impulsa Milei. También, eventualmente, a sumarse al Gobierno para desempeñar roles protagónicos, como ocurre con Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad.

Para que ello acontezca, en el PRO existen quienes creen que alcanzaría con un acuerdo político que rubriquen -llegado el caso- el ex mandatario Macri y Milei, cuya supuesta «cumbre» fue desmentida en los últimos días por el vocero presidencial, Manuel Adorni. Sin embargo, en esa misma fuerza se alzaron recientemente voces que reclaman una discusión interna, partidaria y orgánica, antes de tomar cualquier decisión que tienda a fusionar a la agrupación amarilla con los libertarios.

En tanto, por el lado de LLA, deberían evaluar en el oficialismo la conveniencia de sellar una alianza estratégica con un partido cuyo líder, Macri, se ubica en el sótano de distintas encuestas sobre ponderación de imagen, con niveles de negatividad (es decir, rechazo) similares a los de Cristina Kirchner, también ex jefa de Estado y partícipe necesaria de la fallida gestión de Alberto Fernández como primer mandatario. Un reciente trabajo de Opina Argentina, la consultora dirigida por Facundo Nejamkis, así lo demuestra.

Por su parte, Milei se mantiene como el dirigente político con mejor imagen positiva (50 por ciento), por delante de Bullrich y de la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, ambas con 49%. En este contexto, está por verse si finalmente el Presidente se sentará a negociar con Macri y en función de qué objetivos: convertir a LLA y al PRO en socios, lo que supondría abrir la puerta de ingreso de dirigentes macristas al Gobierno, o solo tratar de robustecer la musculatura legislativa del oficialismo mediante la unificación de ambas fuerzas en el ámbito estrictamente parlamentario.

En este sentido, importa el cómo, pero también el cuándo para la agrupación gobernante. El propio Milei anticipó que se avecinan los dos meses más complicados desde el inicio de su gestión: marzo y abril. Sí, incluso a pesar del brutal salto inflacionario y del consecuente aumento de la pobreza registrados desde diciembre a la fecha. Luego, a partir del quinto mes del año, el jefe de Estado espera que se produzca un rebote de la economía.

Entonces, tomando en cuenta estas previsiones, ¿le conviene a LLA acordar con el PRO en este momento, en vísperas del ingreso a una zona de turbulencias antes de que Milei logre anunciar el comienzo del camino de la recuperación? «Se vienen dos meses difíciles, con un marcado deterioro del poder adquisitivo del salario por la inflación, pero después al Gobierno le debería empezar a entrar el dinero de la cosecha y entonces es probable que hacia mediados de año se inicie una suerte de proceso de estabilización acelerada«, comentó al respecto un diputado del radicalismo, en diálogo con NA.

A propósito del disparatado aumento del costo de vida en el país, en especial en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la semana pasada se conoció el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero pasado y pese a la voluminosa variación informada (20,6% y 254,2% en los últimos 12 meses), Milei se las ingenió para desviar la atención y torcer necesariamente la agenda de conversión pública en el país. Así lo reflejó la consultora Ad Hoc, especialista en el análisis de discusiones en redes sociales.

¿De qué manera? Desempolvando su enfrentamiento mediático con la actriz y cantante Lali Espósito, a quien nombró como «Lali Depósito» y tildó de «parásito» por el dinero público que recibe para animar shows. «Ella empezó», esgrimió, hasta de manera infantil, el jefe de Estado en una entrevista, al ser consultado por su insistencia en fustigar a la artista. Rápidamente se alzaron voces críticas hacia Milei, pero de cualquier modo el líder libertario se las ingenió, con la pirotecnia verbal que sí lo caracteriza, para lanzar una fenomenal cortina de humo en medio de una semana de transición e incertidumbre para el Gobierno tras su fracaso legislativo.

Una vez que se disipe el efecto distractor de su artilugio comunicacional, el jefe de Estado afrontará renovados desafíos, ya en los próximos días, para tratar de demostrar a la sociedad que efectivamente existe un plan y que -supuestamente- valdrá la pena el esfuerzo, a pesar de que en poco más de dos meses de gestión lo único que parece haberse motorizado en la Argentina es el aumento de precios y de tarifas con Milei como Presidente.

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