El presidente Javier Milei continúa hablando de libertad de expresión y atacando al trabajo periodístico. Lo hizo otra vez desde su cuenta de X y desde la concepción de mercado dejando por fuera la contraparte referida al derecho a la información que tiene en cuenta la existencia del público. En el sistemático ataque que protagoniza cada vez que alguna pregunta o consideración no le gusta, muestra el sesgo autoritario con el que se manejan todas las decisiones y expresiones que se toman desde su gobierno.
En esta última publicación en X habla de la libertad de expresión ´para todos´ y ´no solamente para algunxs´, que según él vendrían a ser lxs periodistas. Y lo manifiesta cuando su gobierno cierra y desguaza los medios públicos, levanta programas y señales de análisis y reflexión política, sobre derechos humanos, de investigación y divulgación científica, educativos y culturales. Milei destruye la mejor creatividad nacional puesta al servicio de la comunicación concebida como derecho humano y no como mercancía. A su paso queda tierra arrasada, lista para privatizar y entregarla al mejor postor que hará los negocios que le convenga, incluso los inmobiliarios, con esos bienes que pertenecen al conjunto de la ciudadanía. La libertad de expresión de la que habla es solo la propia, para vociferar en algunas de las señales que lo apañan y sostienen con silencio o muecas de aprobación sin atreverse a formular una repregunta.
Al mismo tiempo, desde su gobierno que provoca la pérdida de miles de puestos de trabajo y da el aval para que muchos privados lo imiten, apunta y dispara balas y gases contra lxs trabajadorxs de prensa en la calle que registran los hechos de represión en las manifestaciones de protesta contra el desastre económico, social y cultural que se vive. Milei necesita de una sociedad cada vez más desinformada y también embrutecida, con menos elementos para hacer del pensamiento crítico un ejercicio cotidiano e imprescindible.
La libertad de expresión de la que habla el presidente es una falacia de la que cada vez más se sirven trols y constructores de informaciones mentirosas con las que se machaca una y otra vez para instalar en la población, las categorías estigmatizantes hacia lxs trabajadorxs, como las conocidas de la casta, los ñoquis y ensobrados. La Presidencia de la Nación es la responsable absoluta de que la democracia informativa y la pluralidad de voces ya sean una quimera.
SIN PERIODISTAS NO HAY LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y MUCHO MENOS DEMOCRACIA INFORMATIVA.