Cientos de miles de admiradores de Madonna coparon la ciudad brasileña de Río de Janeiro en las últimas horas para el concierto gratuito que la cantante estadounidense ofrecerá este sábado en la icónica playa de Copacabana y que, con un público calculado en 1,5 millones de personas, será el más grande en sus 40 años de carrera.
El concierto, histórico tanto para Madonna como para esta ciudad brasileña, genera por estas horas enormes expectativas tanto para las y los admiradores de la cantante y actriz como para la economía de Río de Janeiro, una de las ciudades más importantes de Brasil y una de las grandes capitales del mundo.
Desde el lunes último, cuando Madonna desembarcó en Río, miles de fanáticos se aglomeran en las puertas del hotel Copacabana Palace, donde se hospeda, y que se ubica frente al gigantesco escenario de 812 metros cuadrados montado para el espectáculo. Esa estructura cuenta con una pasarela elevada que conecta el escenario con el hotel y que permitirá a Madonna entrar y salir sin pisar la calle.
De hecho, fue furor en las últimas horas cuando las luces se encendieron casi sin dar aviso a nadie y Madonna apareció en el escenario para un ensayo, acompañada de sus bailarines y de sus invitados brasileños, pero con la cara cubierta.
El concierto, con el que la Reina del Pop pondrá fin a la gira de conmemoración de sus 40 años de carrera, el Celebration Tour, será el único de la cantante de 65 años en Suramérica, por lo que atrajo a numerosos turistas de países vecinos, ansiosos por escucharla interpretar clásicos como «Like a Virgin» y «Vogue» que forman parte del show.
El alcalde de Río, Eduardo da Costa Paes, afirmó en sus redes sociales que Madonna podrá superar el histórico concierto que ofrecieron los Rolling Stones en febrero de 2006 y que atrajo a 1,5 millones de personas a la playa de Copacabana.
De igual forma, ha generado gran expectativa la participación que tendrán algunos artistas brasileños, como Anitta, autora de éxitos como «Envolver», «Downtown» y «Faz Gostoso», lanzada en 2020 en colaboración con Madonna, o la estrella local Pabllo Vittar.
“Es la «grand finale». Madonna merecía esta fiesta y los brasileños merecíamos esta fiesta. Es muy significativo que ella concluya su gira aquí con un concierto gratuito”, dijo a la agencia de noticias EFE Ge Correa, una admiradora de la cantante desde 1983, procedente de San Pablo y que se pasea por Río ataviada con un vestido de novia, como supo hacer Madonna en los 80.
“Será la realización del sueño de toda mi vida. Trabajo como drag queen porque me enamoré de la forma como Madonna hace sus espectáculos, y ahora podré verla”, dijo Victor Oliveira, que llegó a Río hace dos días procedente de la ciudad de Pelotas y también se concentra frente al Copacabana Palace, el hotel más importante de la ciudad que en un siglo de existencia alojó a las grandes figuras del espectáculo del mundo.
Las calles alrededor del hotel, así como las tiendas de comercio popular en el centro de Río de Janeiro, se llenaron de productos relacionados con la cantante y su concierto, incluyendo imitaciones de algunos de sus más famosos atuendos, camisas conmemorativas, afiches y adornos.
Las cifras
Según cifras oficiales citadas por la prensa brasileña, el concierto tendrá un costo de 11,8 millones de dólares, de los que Madonna se embolsará 3,3 millones.
El Gobierno regional aportó 5 millones de dólares ante la expectativa de que el evento le generará a Río 57,5 millones de dólares en ingresos.
Mientras que la ocupación de los hoteles de la ciudad llega al 85 por ciento, en la región de Copacabana supera por estas horas el 95 por ciento; las búsquedas de pasajes aéreos para Río de Janeiro subieron un 82 por ciento en las plataformas especializadas y las consultas de hospedajes en Airbnb saltaron un 1.000 por ciento en las últimas dos semanas.
La demanda por pasajes en ómnibus entre San Pablo y Río de Janeiro obligó a las empresas a elevar en un 55 por ciento su oferta, hasta llegar a sumar 320 viajes en los dos días previos al concierto de este sábado, y las aerolíneas también aumentaron los vuelos principalmente de otras ciudades brasileñas pero también desde Buenos Aires y Santiago.
