Miles de “indignados” españoles se manifestaron en las cercanías del Congreso de los Diputados de Madrid para rechazar la reelección de Mariano Rajoy como presidente del gobierno de España con la abstención del opositor PSOE.
La multitudinaria protesta, convocada bajo el lema «Rodea el Congreso» por la Coordinadora 25-S y otros grupos surgidos del calor de las protestas de los últimos años contra el ajuste y de rechazo al sistema político y económico, volvió a reunir a ciudadanos desconcertados y enojados con el rumbo que tomó el país.
“Que no, que no, que no nos representan”, y “PSOE, PP, la misma mierda es”, fueron algunas de las ya emblemáticas consignas popularizado por los indignados del 15-M que se escucharon en las inmediaciones del Congreso.
Muchos jóvenes y familias se unieron a la protesta encabezada por una pancarta en la que se denunciaba la «investidura ilegítima» de Rajoy, quien se convirtió en el primer presidente del PP en ser elegido gracias a sus rivales socialistas, quienes se abstuvieron en la segunda votación para evitar unas terceras elecciones en España después de más de 10 meses de parálisis política.
La dirigente socialista andaluza Susana Díaz y el ex presidente Felipe González, fueron los que acapararon las mayores críticas, al ser considerados los responsables del «golpe» que forzó la dimisión del ex secretario del PSOE Pedro Sánchez y propició un giro político que permitió al PP seguir en el poder.
«Contra la mafia, democracia», “Vergüenza me daría ser Susana Díaz” o “Felipe golpista, eres un fascista”, corearon los manifestantes, mientras también se escucharon cánticos de la nueva izquierda como “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y otros dirigentes de izquierda como Alberto Garzón, se acercaron a saludar a los manifestantes, antes de participar de la votación, en el que rechazaron la investidura de Rajoy.
Ni Podemos ni los partidos afines convocaron la protesta pero la apoyaron y advirtieron que era un augurio de lo que sucedería en las calles si seguía gobernado el PP implementando nuevos ajustes y su agenda conservadora con recorte de derechos y libertades.
El grueso de los manifestantes, que según los organizadores fueron 100.000 personas mientras la policía nacional los cifró 6.000, marcharon hasta la Puerta del Sol donde se leyó un comunicado y luego se dio por finalizada la protesta, que transcurrió de forma pacífica.