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Miles de personas se congregaron para conmemorar los 50 años de la Masacre de Trelew

Familiares de víctimas, ex presos políticos, militantes sociales y funcionarios nacionales se hicieron llegar al Centro Cultural por la Memoria donde, en 1972, los 19 fusilados fueron aprehendidos por las Fuerzas Armadas. Luego de eso, visitaron la Base aeronaval donde fueron asesinados

Un grupo de guerrilleros de diferentes organizaciones políticas armadas emprendió durante meses una fuga de la cárcel de máxima seguridad de la ciudad patagónica de Rawson, capital de la provincia de Chubut. La hazaña tuvo lugar el 15 de agosto de 1972: los militantes planearon liberar a 116 prisioneros del penal, los cuales fueron divididos en tres grupos. Seis internos, cúpulas de las organizaciones participantes de la fuga y que salieron primero en dirección al aeropuerto de Trelew, donde abordarían un avión proveniente de Comodoro Rivadavia y que sería secuestrado por los militantes para huir a Chile.

El segundo grupo estaba compuesto por 19 compañeros que saldrían en camiones, que los vendrían a buscar a la entrada del penal, luego de haber tomado la cárcel. Un error de interpretación de las señales emitidas desde la cárcel hacia afuera hizo retroceder a quienes manejaban los camiones, por lo que los fugados huyeron al aeropuerto en remises y taxis que encontraron en la ciudad. Al llegar al aeropuerto, el avión ya había sido abordado por los primeros seis. Teniendo la posibilidad de levantar la radio y detener el avión para poder abordar, los 19 revolucionarios en tierra los dejaron ir, dado que el regreso del avión era una apuesta segura a que todo el operativo fracasara.

Vista a la pista de aterrizaje desde la torre de control del Viejo Aeropuerto. Pista de la cual salieron volando los fugados del penal de Rawson el 15 de agosto de 1972

En vista de la imposibilidad de escapar y de la numerosa presencia de civiles que esperaban abordar el avión secuestrado, los militantes depusieron las armas frente a sus captores militares bajo la condición de dar una conferencia de prensa en la cual dieron cuenta de su estado de salud, el porqué de su accionar y la unidad con la que habían confeccionado el operativo. Y con la promesa de ser regresados a la cárcel de la cual se habían escapado. La primera condición fue cumplida. La segunda no. Los militantes fueron trasladados hasta la base aeronaval Almirante Zar, donde permanecieron incomunicados durante casi una semana. La madrugada del 22 de agosto de 1972, fueron fusilados y rematados por los militares.

Cincuenta años después de esta historia, recordada como la Masacre de Trelew, los hijos, nietos, hermanos, compañeros de vida y de militancia de los fusilados hicieron eco de sus vidas y de su lucha “por una patria justa, libre y soberana”, como recordaran los familiares en el acto central.

Volar hasta la memoria

El Centro Cultural por la Memoria “Viejo Aeropuerto de Trelew” desbordó de presentes en el acto central de conmemoración por los 50 años de la Masacre. Funcionarios nacionales acompañaron a los familiares de las víctimas y ex presos políticos que cada 22 de agosto se concentran para recordar a sus parientes detenidos en ese mismo lugar cinco décadas antes, donde descubrieron placas conmemorativas y se entregaron reconocimientos a los presentes.

Familiares y ex presos políticos recuerdan a los caídos en la Masacre de Trelew a 50 años de los fusilamientos en Almirante Zar

El escenario emplazado frente a las puertas del Viejo Aeropuerto albergó a todos los familiares de segunda y de tercera generación de los militantes que no pudieron subir al avión el 15 de agosto de 1972 tras fugarse del penal de máxima seguridad de la ciudad de Rawson, cárcel que todavía sigue en funcionamiento y que fue recorrida por ellos y por los ex detenidos el día anterior.

La primera línea de asientos bajo el escenario estuvo ocupada por los militantes, Celedonio Carrizo y Emperatriz “Monena” Márquez, ex presos políticos que participaron de la organización de la fuga, y Fernando Vaca Narvaja, el único fugado aún vivo y cúpula de Montoneros en la década de 1970. En un momento, Narvaja y Carrizo, que estaban sentados juntos, le hicieron un lugar en sus sillas al secretario nacional de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Conti.

Hugo «Cachorro» Godoy, secretario general de la CTA Autónoma, Fernando Vaca Narvaja, Horacio Pietragalla Conti y Celedonio Carrizo, sentados en la primera fila del acto central por los 50 años de la Masacre de Trelew

Pietragalla fue acompañado por el viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, el ministro de Defensa, Jorge Taiana, quien también estuvo preso con motivo de sus inclinaciones políticas en la década de los ’70 en la Unidad 6 de Rawson. Elizabeth Gómez Alcorta, titular de la cartera nacional de Mujeres, Géneros y Diversidad, se hizo presente también que llegaron cerca del mediodía para acompañar el acto central y estar presentes en la posterior recorrida de la base aeronaval Almirante Zar, donde fueron fusilados los militantes la madrugada del 22 de agosto de 1972.

El juicio a Bravo y la Trelew de Alejandro Almeida

Los familiares y los expresos políticos dieron comienzo al acto recibiendo placas, reconocimientos y cartas de parte de centrales sindicales, legisladores de todas partes del país y de funcionarios nacionales. Las víctimas de la Masacre “son semillas que florecieron hace 50 años» afirmaron los parientes de los militantes asesinados en Trelew.

Taty Almeida, integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora se sentó a un lado del ministro Taiana, para después leer un poema de su hijo Alejandro. Alejandro Almeida desapareció en 1975. La costumbre en su familia era dejar un aviso por escrito, cosa que nunca encontró su madre. En la búsqueda de datos personales, algún papel o afecto que ayudara en su búsqueda, Taty encontró una agenda en donde su hijo había guardado 24 poesías, entre las cuales se hallaba un escrito referido al asesinato de los 19 militantes revolucionarios en Trelew.

«Es la tercera vez que lo voy a leer. La primera fue en 2000, cuando este lugar estaba cerrado y pedimos permiso al intendente para hacer una ronda. La segunda fue en 2007, cuando este Centro de Memoria se Inauguró. Hoy lo voy a leer de nuevo», confesó la Madre de Plaza de Mayo. Una de las estrofas de cierre del poema rezaba: «Trelew no ha sido aplastado/ Trelew no ha sido olvidado».

La Comisión Provincial de la Memoria de la provincia de Buenos Aires y el Archivo provincial de la Memoria de Córdoba entregaron a los familiares una variedad de documentos sobre seguimientos que organismos de seguridad hicieron sobre ellos y sus actividades durante décadas.

Según los organizadores, más de tres mil personas coparon el Centro Cultural por la Memoria «Viejo Aeropuerto» de Trelew para recordar a los caídos en la Masacre

 

La consigna “50 años de lucha, unidad y solidaridad, 19 flores rojas siguen floreciendo en Memoria, Verdad y Justicia” fue el eje del documento leído a varias voces por los hijos, hermanos y compañeros de los fusilados en Trelew, donde remarcaron que en el juicio de 2012 se demostró que los hechos de Trelew fueron «un fusilamiento de presos políticos» y no una acción defensiva de marinos que buscaban repeler un intento de fuga, y donde recordaron que la Masacre de Trelew fue “el primer crimen de lesa humanidad de la Argentina”.

Afirmaron que aún está pendiente la extradición del exmarino Roberto Bravo desde Estados Unidos, donde recientemente fue encontrado responsable en un juicio civil por su responsabilidad en los fusilamientos.

Aseguraron que su lucha es «inclaudicable» como la de Madres, Abuelas e HIJOS exigiendo Memoria, Verdad y Justicia, y reclamaron que esas políticas deben ser mantenidas por los todos gobiernos.

Al finalizar el acto se leyeron los nombres de las 19 víctimas de la Masacre de Trelew: Carlos Astudillo, Rubén Pedro Bonnet, Eduardo Capello, Mario Emilio Delfino, Alfredo Kohon, Susana Lesgart, José Ricardo Mena, Clarisa Lea Place, Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, Carlos Alberto del Rey, María Angélica Sabelli, Humberto Suárez, Humberto Toschi, Alejandro Ulla, Ana María Villarreal de Santucho, Alberto Miguel Camps, María Antonia Berger y Ricardo René Haidar. Sólo estos últimos tres lograron sobrevivir a la Masacre, para contar su historia en el libro «La Patria Fusilada», de Francisco Urondo, quien compartiría su trágico destino, al ser asesinado, al igual que sus tres entrevistados, en la última dictadura militar.

Con un atronador «Hasta la Victoria Siempre» y cantidad de dedos en Ve y puños en alto, el evento central cerró la conmemoración de lo que es por muchos recordado como el prólogo de la página más negra de nuestra historia, el primer crimen de lesa humanidad del país, y el ejemplo más importante de unidad que la convulsionada década de 1970 legó a los militantes populares.

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