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Miles de rosarinos salieron a la calle contra la violencia

La multitudinaria concentración se produjo en Tribunales, desde donde marcharon hasta la sede de Gobernación.

Como se preveía, por el nivel de repercusión que la convocatoria alcanzó en los medios y en las redes sociales, la marcha en reclamo de seguridad que se concretó anoche en Rosario fue multitudinaria. De hecho, aplazaron por algunos minutos el comienzo de la caminata (originalmente previsto para las 19.30) para esperar que pudiera sumarse más gente. Así, una gruesa columna de participantes unió el edificio de los Tribunales provinciales, en Moreno y Pellegrini, con la sede local de Gobernación, en Santa Fe al 1900. Hartazgo y miedo por los constantes hechos de violencia en la ciudad, que recrudecieron en los últimos días, se pudo percibir entre los miles que coparon la zona del Palacio de Justicia.

“Ni un ciudadano menos”, se pudo leer en un pequeño cartel, entre tantos otros con consignas similares. Y hubo velas encendidas en gran cantidad también. Se buscaron todas las formas posibles de manifestar pero sin acciones violentas. Por eso Marcela Nissoria, una de las referentes de los familiares de víctimas de Salta 2141, se encargó de advertir que podía haber gente “infiltrada para tirar bombas” y romper con la consigna pacífica de la marcha.

Eduardo Trasante, padre de dos hijos asesinados en episodios violentos, consideró que “cuando la gente sale a la calle es porque algo llegó al límite”. En ese sentido, señaló que “cuando caminaba recién entre la gente pude percibir miedo, ya no sólo dolor, sino miedo de que algo le pase”.

Hubo grupos que se dieron cita en distintos puntos de la ciudad y se sumaron a la concentración principal en Tribunales. En cambio otros, como en bulevar Rondeau y Martín Fierro, se quedaron en el mismo lugar para protestar. Los vecinos de esta zona habían organizado el último domingo una manifestación espontánea hartos de los constantes hechos de inseguridad. En esa esquina la concentración también fue significativa en número.

Otro punto de encuentro fue Castellanos y Montevideo, realizado desde la página de Facebook SOS Rosario Sangra, creada por familiares y amigos de Rubén Figueroa, un comerciante asesinado en noviembre del año pasado.

Enrique Bertini, padre de Mariano, asesinado en ocasión de robo cuando llegaba a su casa, reflexionó: “Es muy importante que la gente venga e invierta su tiempo para la seguridad de su familia. Es lo más barato en lo que puede invertir y lo que más rédito le va a dejar. Se puede enrejar la casa y poner alarmas, pero los casos de inseguridad suceden igual”.

También el periodista Pablo Procopio, a cuyo hermano Sandro lo mataron hace exactamente un año cuando salía de inspeccionar una obra en construcción que tenía a su cargo, formó parte de la protesta. “Hay esta noche muchos vecinos que conocen de situaciones de otros vecinos, de familiares, de comerciantes. Por eso se sumaron a esta manifestación. Rescato la tranquilidad y el respeto que hay. Así hay que pedir, porque lo peor que podríamos hacer es contestar con más violencia”.

Desde Tribunales, los manifestantes caminaron por calle Moreno hasta Gobernación. Allí pudo apreciarse con más nitidez la dimensión de la asistencia que tuvo esta convocatoria: cuando las primeras personas llegaban a la plaza San Martín, otras recién iniciaban el recorrido desde la zona de Moreno y Montevideo. Casi siete cuadras de gente. Un grupo de taxistas, haciendo sonar las bocinas, abrió paso y se anticipó con cortes de tránsito para permitir que los participantes pudieran desplazarse sin más preocupación. Una organización espontánea y prolija, a la que adhirieron con respeto ocasionales transeúntes ajenos a la protesta en sí y automovilistas que cruzaban por Moreno.

“Justicia” y “seguridad”, fueron las exclamaciones más repetidas durante toda la noche, tanto en la concentración en Tribunales como durante el trayecto hasta la plaza San Martín. No hubo banderas con signo político, y tampoco se dejaron ver ni autoridades ni dirigentes.

“Se va a acabar, se va a acabar, esta costumbre de matar…”, se escuchó fuerte cuando el grueso de los vecinos se apostó en las puertas de Gobernación, donde había un sistema de audio instalado.

“Gracias por haberse despertado a tiempo, nosotros no tuvimos la oportunidad y por eso lo estamos pagando”, arrancó Marcela Nissoria, la primera oradora en la plaza, que fue escuchada con gran expectativa y en silencio.

Lo mismo ocurrió cuando habló Martín Brandan, hermano de Mauricio, expresó: “Gracias por tomarse este minuto para respaldar a todos los que padecemos por la inseguridad. Demostramos que somos una ciudad de pie, que necesitamos seguridad y que nos cuiden. Es ahora. Esto es un antes y un después”. A Mauricio lo mataron en septiembre del año pasado, cuando delincuentes ingresaron a robar en su negocio de Provincias Unidas al 1500.

Leonardo Perrone tenía 38 años cuando en agosto de 2014 fue asesinado delante de su hija. Se estaba por ir a trabajar con su cuñado, que lo esperaba en la puerta de su casa de Riobamba al 4300 con el auto en marcha. Dos asaltantes en moto le dieron varios disparos. Anoche, frente a la puerta de Gobernación, se oyó la voz de su madre, Liliana Durán. “Tres chicos se metieron en casa y en dos segundos se me acabó la vida. No se llevaron nada, se llevaron la vida de mi hijo. Rosario sangra, sangra Rosario”, gritó antes de que la voz se perdiera entre aplausos.

Para cuando tomó la palabra la hija de Héctor Villarruel, asesinado a balazos el viernes pasado en su casa de Avellaneda 1988, los ánimos se habían caldeado en la plaza. “Hoy empieza mi lucha junto a ustedes”, dijo la mujer, sumida en un conmovedor llanto. De inmediato, se escucharon por primera vez en la noche consignas contra la intendenta Mónica Fein y otras autoridades.

El caso Figueroa pasa a los juzgados de menores

Desde la Fiscalía informaron sobre el homicidio de Rubén Figueroa, ocurrido el 25 de noviembre de 2015 en Castellanos y Montevideo, que la causa fue girada a los juzgados de menores porque un testigo de identidad reservada dijo a los fiscales que el autor tenía menos de 18 años. La persona en cuestión, siempre según fuentes judiciales, estaba identificada con foto, nombre y apellido. Por ser menor de edad, la Fiscalía no pudo hacer la rueda de prensa. Antes de llegar a menores, las actuaciones de la Fiscalía fueron de los fiscales Malaponte y Pinto.

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