Ayer por la mañana se realizó una misa y un almuerzo en el marco del aniversario N° 60 de la ordenación sacerdotal del arzobispo emérito de Rosario Eduardo Vicente Mirás. Sacerdotes y numerosos religiosos formaron parte de esta celebración. “Sabemos que monseñor Mirás sembró la palabra de Dios, y que con el paso de los años los frutos –que sólo Dios conoce en toda su profundidad– fueron abundantes”, destacó su sucesor al frente del Arzobispado de Rosario, José Luis Mollaghan.
“Siempre dije que Rosario es una ciudad que tiene mucha potencia desde el punto de vista humano, gente de mucha capacidad humana. Y en el orden religioso, el laicado católico de Rosario es excepcional”, destacó Mirás. Hace 19 años que el ahora ex arzobispo llegó a la ciudad. En ese marco, y tras el trabajo que ha realizado a nivel religioso en Rosaro y el país, ayer por la mañana se llevó adelante, en su honor, una misa en la Catedral y luego un almuerzo en el Club Español de Rosario.
“Lo que estoy sintiendo yo es una profunda alegría. No sólo por el homenaje de toda esta gente buena, sino porque Dios me dejó vivir 60 años de sacerdocio. La reflexión que yo le puedo dejar a la gente es: qué importancia tiene la vida espiritual del cristiano, la acción del sacerdote, la acción sacramental, la acción del consejo, inclusive lo que se puede hacer de acción social también, que es un reflejo de la enseñanza evangélica”.
Por su parte, el arzobispo Mollaghan felicitó “con gozo” la celebración y destacó: “Cada aniversario del don del sacerdocio, como la de nuestro querido hermano sacerdote y obispo, nos hace reconocer la acción infinita de Dios; así como también la respuesta que ofreció a lo largo de este tiempo, sobre todo para llevar adelante el ministerio sacerdotal, que fue posible con la ayuda de su gracia”.
“Habiendo compartido cerca suyo tantos años en el ministerio como sacerdote y ahora como arzobispo, y siendo mi predecesor en esta sede de Rosario, deseo elevar con ustedes un himno de acción de gracias al Señor por el don de su vocación al sacerdocio y por su respuesta fiel y generosa”, finalizó su homilía en la catedral el arzobispo Mollaghan.