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Misión (no) imposible: bajar la inflación

Descenso del precio de las materias primas, salarios moderados y desaceleración del gasto público para combatir la inflación.

La inercia inflacionaria será una fuerza difícil de frenar en 2012, pero no imposible. El descenso en el precio de las materias primas, una pauta salarial más moderada y la desaceleración del gasto público son tres puntos clave que deberían coordinarse para lograrlo.

Para el Ieral, instituto de investigaciones de la Fundación Mediterránea, el freno a la inflación importada en el primer tramo de 2012 abre “una inédita oportunidad para que la Argentina pueda proponerse este año romper la inercia inflacionaria”, que se expresó con alzas nominales cercanas a 25 por ciento para precios clave de la economía. La cotización de las materias primas que exporta la Argentina, por ejemplo, subieron 26,7 por ciento en pesos para el promedio de 2011, pero en diciembre último se desaceleraron hasta caer 3 por ciento interanual.

Sin embargo, esa merma no alcanza. Por eso, el gobierno procura limitar el alza nominal de los salarios a 18 por ciento, muy por debajo de los aumentos conseguidos en los años previos. Según información recabada por el Ieral, en 2011 el nivel general de salarios fue un 27,7 por ciento superior al de 2010, y en el caso del sector privado formal la suba fue de 32,1 por ciento. Si se toman los datos de diciembre, interanual, el aumento se aceleró a 29,4 por ciento.

Las expectativas de inflación no ayudan, aunque generalmente se ubican por encima del aumento real de los precios. Para los próximos doce meses, asciende a 25 por ciento, según datos de la Universidad Torcuato Di Tella. En 2011, las expectativas fueron de 30 por ciento, y la inflación real medida por las provincias se ubicó en 23 por ciento.

Algunos sectores ya señalaron que el aumento salarial para 2012 está por encima de lo que procura el gobierno. Héctor Méndez, ex titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), estimó un incremento de entre el 20 y 25 por ciento, y ya es conocida la posición del líder de la CGT, Hugo Moyano, que se guiará por lo que define como “la inflación del supermercado”. Para impedir que la pauta oficial “dispare la conflictividad, se requiere una coordinación más ajustada de las expectativas inflacionarias. Para ello, la política fiscal es clave”, advirtió el Ieral en su informe.

Precisamente, el instituto recordó que en 2011 el gasto público subió 32,1 por ciento en promedio anual, 8 puntos porcentuales por encima de los ingresos. Pero si se toma el dato de diciembre, interanual, se desaceleró 8,4 puntos porcentuales hasta a 23,7 por ciento. En este sentido, el Ieral hizo foco en otro aspecto importante para frenar la inflación: la expansión monetaria. Los medios de pagos del sector privado (M2 Privado) crecieron 29 por ciento en 2011, una mínima diferencia con el incremento de 26,4 por ciento previsto en el escenario base del Programa Monetario 2012.

El Ieral recordó que en los últimos años, la expansión monetaria cumplió el rol de financiar el sector público. Por eso, “lo que ocurra con la expansión monetaria y con las expectativas de inflación está íntimamente relacionado con la trayectoria del gasto público y con la posibilidad o no de financiamiento genuino del Tesoro”, diagnosticó el instituto. Y agregó que el monitoreo de esta variable será importante para apostar a un quiebre de la inercia inflacionaria.

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