El dueño de una joyería fue hallado asesinado este jueves pasado el mediodía en el interior de su negocio, ubicado en Mendoza al 900. El fiscal Adrián Spelta, a cargo de la investigación, confirmó la noticia luego de que el médico forense determinara que el hombre de 55 años falleció producto de un profundo corte en el cuello. En la joyería, los investigadores no observaron signos de violencia como tampoco el característico desorden que suele dejar un robo. El fiscal indicó que no descarta ninguna hipótesis.
El titular de la joyería Nefertiti, Miguel Ángel Gómez, fue a atender su negocio este jueves por la mañana, como siempre. Pasado el mediodía, su hija pasó a visitarlo y se encontró con la puerta cerrada, las luces prendidas y el auto en la cochera. Eso le llamó la atención, describieron vecinos a este diario cuando se conoció, ya pasadas las 12, que en el interior del local estaba su propietario, muerto.
La joven se comunicó con la Policía y llamó a un cerrajero para abrir la puerta. En una de las habitaciones encontró a Miguel Ángel. Estaba boca abajo, inmóvil. En el lugar se presentó el personal del Sies y tras constatar que se encontraba sin vida, dejaron la escena a la espera del médico forense y los investigadores.
El fiscal de la Unidad de Homicidios Dolosos Adrián Spelta también llegó al lugar y tras recibir el informe del forense hizo declaraciones a la prensa donde confirmó que Miguel Ángel había fallecido en forma violenta, como consecuencia de un corte en el cuello. “Se trata de los primeros indicios. Enviamos el cuerpo al Instituto Médico Legal (IML) para que se le realice la autopsia y poder tener más detalles”, dijo el fiscal.
Spelta agregó que en el interior de la joyería no vieron desorden y confió que presumen que quien cometió el crimen era un conocido de la víctima, ya que no había signos de que hubiera habido una pelea.
“Una persona ingresó a las 11.20 y se retiró cerca del mediodía. De las declaraciones que se lograron recolectar, el encuentro con esta persona fue amigable, ya que hubo un saludo. Media hora más tarde se retiró. Eso es lo que tenemos hasta el momento”, describió el fiscal para agregar que no descarta ninguna hipótesis.
En adelante la investigación del caso quedará a cargo de la fiscal Marisol Fabbro, informaron voceros de prensa del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Testigos en el lugar agregaron en declaraciones a Telefé Rosario que Miguel Ángel era el titular de un taxi y que a primera hora de la mañana le había avisado a la conductora de su vehículo sobre el homicidio del taxista Mario Esusy.
Con respecto al móvil, aunque los investigadores tienen en cuenta de que Miguel Ángel había padecido muchos robos, no dejaron de lado que el 1° de agosto de 2017 fue condenado a tres años de prisión condicional en un juicio abreviado por ser considerado el reducidor de la Banda del Palier. Esta organización está acusada de al menos 28 golpes en departamentos del centro cometidos en 2015, en los que casi la totalidad de sus víctimas habían sido personas mayores. Para la Justicia, el rol de Miguel Ángel era facilitar su negocio de compra y venta de joyas para colocar joyas robadas a cambio de un porcentaje.
Golpes contra la joyería
La joyería Nefertiti hace casi tres décadas que funciona en el local de Mendoza entre San Martín y Maipú. Durante ese tiempo, en las crónicas policiales quedaron registrados dos robos en los que los ladrones fueron escruchantes. En esas oportunidades, Norma, la dueña del local, había recordado en diálogo con El Ciudadano que junto a su esposo Miguel Ángel habían sido víctimas también de media docena de asaltos, algunos muy violentos.
El 27 de noviembre de 2013 un grupo de escruchantes usó como pantalla el fuerte temporal que azotó esa jornada a la ciudad para desconectar las alarmas del comercio y cambiar el ángulo de las cámaras de locales linderos y así llevarse un botín de 8 mil pesos en efectivo y relojes por un valor de 20 mil pesos. “La última vez que nos robaron fue en enero de 2010. Y todavía no nos habíamos terminado de levantar. Con los seguros que no te cubren lo robado y las restricciones de aduana, trabajar en este rubro se torna sumamente costoso y riesgoso”, contaron los propietarios en aquella oportunidad.
El segundo registro fue en abril de 2016, cuando un grupo de desconocidos irrumpió en una librería lindera a la joyería. La banda aprovechó la noche y con paciencia logró hacer un boquete en la pared de 30 centímetros a través del cual ingresaron al local para luego escapar con un botín cercano a los 400 mil pesos entre joyas y dinero en efectivo.
Ataques a joyeros rosarinos
En casi dos décadas se registraron cuatro asesinatos de dueños de joyerías, teniendo en cuenta el caso de Miguel Ángel.
El 17 de mayo de 2011, Enrique Ariosti, de 70 años, murió tras agonizar once días después de haber sido baleado en un estacionamiento de Mendoza al 1000 (a metros de su joyería), por un atacante que le robó un maletín en el que, supuestamente, había 150 mil pesos. Ese día, la víctima, que estaba acompañada de su nieto, forcejeó con el asaltante y recibió un tiro en el abdomen. El ladrón escapó en moto. En 2014, el sospechoso por el crimen fue detenido.
Ariosti se había visto envuelto en episodios poco claros a lo largo de su vida. En 2001 fue detenido acusado de perseguir a los tiros a supuestos ladrones en el frente de su local, Tiffany, de Mendoza y Sarmiento, con el saldo de dos peatones heridos de bala. Ese mismo local, según su dueño, fue blanco de boqueteros que se llevaron medio millón dólares en mercadería y alhajas, en 2005, pero la investigación demostró que, en realidad, el boquete había sido hecho de adentro hacia afuera. Dos años después, Ariosti denunció que le habían robado 50 mil pesos que llevaba en un maletín, después de golpearlo, en el barrio porteño de Palermo.
Dos años antes, el 5 de noviembre de 2009, fue asesinado de un tiro en la frente Guillermo Martignani. Su cuerpo fue hallado detrás del mostrador de su local de Maipú 1093. Aunque la caja fuerte estaba abierta, sólo se constató el faltante de un paño con dijes de oro y 1.000 pesos. El resto, intacto.
En la tarde del 8 de febrero de 2001 Sergio Moliné recibió un disparo fatal dentro de su negocio de Maipú 966. Una camioneta color celeste con dos hombres jóvenes había estacionado frente al negocio. Uno de los ocupantes bajó, entró al local y le disparó a quemarropa en el abdomen. Móvil de robo, tabuló la Policía el ataque, aunque nunca quedó claro si faltaron elementos del local.